Opinión

El desafío del sínodo por la familia, ¿iglesia dividida?

  • Por José Oswaldo
El desafío del sínodo por la familia, ¿iglesia dividida?

Uno, dos, tres

Por Luis Raúl Valenzuela Colomo

Uno: arranca el sínodo por la familia, con 270 obispos

El lunes pasado el Papa Francisco inauguró el Sínodo de la familia bajo el tema “La vocación y misión de la Familia en el mundo contemporáneo.

Obispos de todos los continentes estarán reflexionando sobre un asunto vital para la Iglesia.

Estamos viviendo tiempos en que la familia, el principal refugio del ser humano, el núcleo básico y fortaleza de la sociedad, el calor del hogar, la comunidad del amor incondicional, se está destruyendo por múltiples causas.

Divorcio, drogas y alcohol, y ahora, hasta por causa de las redes sociales y leyes que facilitan y hasta propician su desintegración.

El Papa ha dicho que la existencia misma de la Iglesia depende de la familia. Es, por tanto, un tema de preocupación fundamental para la Iglesia.

Sin embargo, el año pasado, la reunión preparatoria del sínodo de la familia generó una gran polémica en torno a los temas de la comunión de las parejas divorciadas y vueltas a casar y el tema de las parejas homosexuales, como si éstos fuesen los únicos y más importantes temas.

Dos: ¿iglesia cerrada o iglesia abierta?

El Papa en la Inauguración dejó en claro que la Iglesia "enseña y defiende los valores fundamentales", "que educa al amor auténtico, capaz de alejar de la soledad, sin olvidar su misión de buen samaritano de la humanidad herida".

Pero también dijo que "Una Iglesia con las puertas cerradas se traiciona a sí misma y a su misión, y en vez de ser puente se convierte en barrera", dijo el Papa en su sermón, en el que indicó cuál debe ser el espíritu con el que los 270 padres sinodales de todos los continentes deberán enfrentar, hasta el 24 de octubre próximo, los debates.

De donde se deriva que la Iglesia no debe permanecer cerrada, sino abierta a curar a la humanidad herida. No alejarse de los problemas que hoy se enfrentan, no encerrarse en una gran concha, sino atender a los seres humanos en sus diversas situaciones que los agobian.

Pero tampoco una Iglesia que se olvide de enseñar los valores fundamentales.

De hecho, recordó a San Juan Pablo II “a San Juan Pablo II. "El error y el mal deben ser condenados y combatidos constantemente; pero el hombre que cae o se equivoca debe ser comprendido y amado”.

De esta manera el Papa marcó una línea que pretende superar las polémicas y divisiones que marcaron el pre-sínodo, entre quienes pretenden total apertura y quienes son fieles a la tradición.

Tres: expectación de la humanidad ante este sínodo

La humanidad, estoy convencido, atraviesa por tiempos cruciales y definitorios.

El futuro de la humanidad dependerá de lo que haga esta generación.

En este contexto, las directrices de la Iglesia serán fundamentales para la humanidad de estos tiempos de confusión e incertidumbre.

Los medios de comunicación estarán atentos a los debates y conclusiones del Sínodo, que afecta de manera directa a más de mil 300 millones de católicos, pero de manera indirecta a la humanidad entera.

El sínodo estará sujeto a todo tipo de presiones de los poderes fácticos. Muchas noticias volarán y serán distorsionadas. La presión inició ya, de hecho, con la supuesta revelación de un prelado que, en días previos, dijo que era gay y vivía con su novio.

Un fraile, Fray Nelson, posteó en su Facebook: “Que haya voces valientes y votaciones claras que muestren que la Iglesia Católica no está dispuesta a arrodillarse frente a los poderes de este mundo”.

El fraile habla de “fuerzas oscuras” que pretenden doblegar la Iglesia.

No obstante, este es un órgano consultivo del Papa, el cual tiene la última palabra en todos los temas.

Lo deseable es que, más allá de los temas polémicos, se obtengan conclusiones que permitan iluminar al hombre de hoy sobre la importancia de fortalecer la familia ante los factores que la pretenden destruir.

En medio de un clima enrarecido por la confesión bomba de un alto prelado y teólogo del Vaticano que anunció que es gay y convive con su novio, algo calificado de "indebida presión mediática" sobre el sínodo por la Santa Sede, Francisco inauguró ayer con una misa solemne la asamblea de obispos que durante tres semanas debatirá sobre los desafíos de la familia de hoy.