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Mayorga, el torturador

Chihuahua (Parte 28. Por Héctor Arriaga).- Jesús José Mayorga Solís, “el comandante Mayorga”, pasó ya a la historia de Chihuahua como ejemplo del policía...
  • Por José Oswaldo

Chihuahua (Parte 28. Por Héctor Arriaga).- Jesús José Mayorga Solís, “el comandante Mayorga”, pasó ya a la historia de Chihuahua como ejemplo del policía corrupto y desalmado capaz de cometer toda clase de atrocidades y delitos, entre ellos el tráfico de drogas. Se desconoce el número de hombres y mujeres que tras caer en manos de Mayorga, luego de ser torturados y en base a la fabricación de pruebas fueron llevados ante los tribunales y ahí condenados injustamente, siendo Alba Rojo solo uno entre muchos.

El calvario de Sergio Arturo tiene un responsable directo y ese es el comandante Mayorga, autor material de su detención, tortura, encarcelamiento y condena y para entender las causas de su ensañamiento en contra de un inocente es necesario conocer su trayectoria como policía.

Según crónicas publicadas por la prensa Ingresó a la Policía Judicial como agente a fines de los 70´s donde pronto se distinguió por sus métodos brutales, eran los tiempos en que la tortura se ejercía en todo México con total impunidad.

Su ferocidad pronto le creo una oscura fama al interior de la corporación y fuera de ésta. Detenido que era interrogado por Mayorga terminaba confesando cualquier delito que el policía quisiera endilgarle sin importar si se trataba de hombre, mujer o adulto mayor, el verdugo no hacía distingos.

Su reputación trascendió poco a poco y pese a su temor muchos ciudadanos que habían sido torturados comenzaron a presentar denuncias ante la Procuraduría de Justicia del Estado y ante organismos dedicados a la defensa de los derechos humanos pero nada ocurrió.

Administraciones llegaron y se fueron y ninguno se tomó en serio las múltiples evidencias que se presentaban en contra del torturador. En 1992 decidió jubilarse, el Gobierno estatal en turno programó la despedida del personal de la Policía Judicial de donde había fungido como jefe y por ello tomó la decisión de pensionarse.

Años más tarde otros policías de fama similar, Vicente González y Jesús José Silva Solís lo llamaron para que se reintegrara a la Policía Judicial como encargado del Departamento de Personas Desaparecidas. Es en ese periodo cuando la Policía Judicial detiene a Daniel Armando Torres Félix quien acusó al comandante Mayorga de tortura y abuso de autoridad.

Durante el proceso en su contra la defensa de Mayorga Solís solicitó un amparo, sin embargo se encontraron elementos suficientes en su contra por lo fue condenado y puesto en prisión.

En el 2007 año en el que fallece preso, José Mayorga Solís fue exonerado de los delitos de tortura y abuso de autoridad no porque su inocencia quedara demostrada, sino porque al morir la causa quedó sin efectos por “sobreseimiento”.

El 6 de julio de 2005 el periodista Gabriel Acevedo publicó la siguiente nota:

Los padres de la joven victimada Minerva Teresa Torres Albeldaño, cuyo cuerpo permaneció dos años en el C-4 sin haber sido informados ellos, interpusieron ayer una demanda penal en contra de diez funcionarios de la administración pasada, en una lista la cual encabeza el ex gobernador, Patricio Martínez García.

Los otros ex funcionarios y algunos funcionarios que actualmente trabajan en la Procuraduría de Justicia, enlistados en la denuncia penal por los delitos de abuso de autoridad, tortura, encubrimiento por favorecimiento y por los delitos en materia de inhumación y exhumación son: José de Jesús Solís Silva y Jesús Antonio Piñón Jiménez, ambos ex subprocuradores; Julián Salinas, ex jefe del Departamento de Averiguaciones Previas; María del Carmen Quintana Moreno, Rocío Alejandra Sáenz Rodríguez, Itzel Acosta Palomo, Virginia Camacho Méndez, Alma Meléndez Villegas, todas de la Unidad Especializada en Delitos Sexuales y Contra la Familia, Juan José Mayorga, policía investigador; Alejandro Santos Rubio, quien fungió como médico forense, y/o quién resulte responsable.

"Sabemos que la decisión de ocultar el cuerpo fue de las más altas autoridades, entre otras cosas para mantener la ridícula historia que inventaron en relación con el asesinato de Neyra Azucena y para negar la existencia de asesinos seriales en la ciudad de Chihuahua".

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