Opinión

El placer

  • Por José Oswaldo
El placer

Por Álvaro Rojas

La sociedad occidental en sus afanes de consumismo ha llevado a darle un papel trascendental al placer, vivimos para trabajar, luego tener todos los satisfactores que nos permitan disfrutar y llevar una vida más fácil, más placentera al fin. Es en este punto donde me quiero detener para analizar lo que llamamos “placer” ¿Qué es lo que nos da placer? ¿El placer es uno sólo? ¿Cómo se consigue?

El Judaísmo aporta consideraciones que sin duda son dignas de considerar, me explico:

Las diferentes clases de placer se pueden comparar con los asientos de un avión. La mejor manera de viajar es en primera clase, luego viene la segunda clase, pero como a nadie le gusta sentir que viaja en “segunda” clase, entonces la llaman clase de negocios, clase ejecutiva o clase de embajadores; ¿La tercera clase? Ah!, mejor la llamamos “turista” o clase económica; ¿Cuál es la cuarta clase? Te ponen en los compartimentos inferiores con los animales y el equipaje; ¿La quinta clase? Te dan simplemente una cuerda y ¡agárrate!

Todos quieren viajar en primera clase, pero a veces la gente no encuentra la manera de hacerlo. Viajan toda su vida en quinta clase, simplemente agarrados de la cuerda, y lo triste del caso es que a veces se vuelve tan difícil seguir agarrados que simplemente se sueltan.

Tratando de evaluar el valor de un placer que experimentas, pregúntate: “Cuando tomo un helado, ¿Cuánto placer, cuánta energía obtengo de él? Si escucho música, ¿Cuánta energía experimento? El amar a alguien, ¿Qué tan revitalizado me hace sentir? ¿Cuándo siento más energía, al amar a alguien o al tomar un helado? De esta forma seguramente evitaremos caer en los engaños del placer por ejemplo el sexo, es un placer verdadero, pero la pornografía es una farsa, pues sólo alimenta el deseo.

Muchas veces nos preguntamos ¿Qué es lo contrario al dolor? Y casi siempre respondemos: placer. Sin embargo el que no haya dolor no significa que haya placer. Y habrá que aplicar tres criterios a las diferentes clases de placer, “no existe intercambio entre los niveles de este”, “hay que cuidarse de los falsos placeres”, y “cada placer requiere su esfuerzo propio”.

La quinta clase de placer es el placer físico y material o sea, buena comida, ropa bonita, una casa grande en resumen satisface los cinco sentidos. La falsedad de este placer resulta en tomar demasiado de algo bueno.

La cuarta clase de placer es el amor verdadero, ese que nos impide cambiar a un hijo por el mejor automóvil de la agencia. El verdadero amor es muy diferente del enamoramiento en esta forma de percibir las cosas, pues uno lleva elección y el otro es un “golpe ciego de fe”. La falsedad de la cuarta clase de placer, está en confundir al amor, con atracción física, o cuestión de “hormonas”.

La tercera clase de placer es hacer lo correcto, en el Judaísmo se dice, “si no sabes por lo que estás dispuesto a morir, entonces no has empezado a vivir”. Hacer lo correcto es similar a la bondad, pero mucha gente no llega a esa meta, acaban siendo “no muy malos” no matan, roban, ni hacen daño, pero ser bueno es mucho más que simplemente “no ser tan malo”. La falsedad de esta clase de placer está en “parecer bueno” la verdadera bondad radica en hacer lo correcto.

La segunda clase de placer es el poder de crear la creación es un acto cuasi divino, en gran medida cuando el artista tiene entre sus manos el material, emula a las fuerzas creadoras y modeladoras de este universo, se convierte en un semidiós, y la falsedad se encuentra en el control.

El placer de primera clase es incomparable a cualquier otra experiencia. Nada finito unido a este mundo se puede comparar con lo infinito, el primer placer se encuentra en el descubrimiento de lo trascendental, por el máximo placer debemos pagar el máximo precio: agradecimiento, el ego constituye su falsedad, al creer que somos nosotros solos quienes triunfamos, y conseguimos lo que nos proponemos.

Utilizar de manera verdadera estas enseñanzas, entendiéndolas nos dará la clave para disfrutar al máximo de nuestra juventud, y en general nuestra vida, dejándonos llevar en el suave viento que envuelve al bienestar

Q:.H:. Raúl Iglesias.

Es todo y cuanto.