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Uach

  • Por José Oswaldo
Uach

Por León Reyes Castro

Cuando menos te imaginas, las cosas cambian.

Todo estaba listo para que el nuevo rector llegara sin sobresaltos tal y como había viniendo sucediendo hace muchos años.

De pronto, el soberano alteró todos los planes.

Votó en contra del invencible y todo tiene posibilidad de cambiar.

Pocos de los actuales actores habían nacido o eran parte de la comunidad universitaria en la década de fines de los 60’s y los inicios de los 70’s.

Muchos dicen que era el siglo de Pericles.

El manifiesto de los estudiantes de Córdoba era nuestra inspiración, a pesar del tiempo tiene vigencia en muchos de sus conceptos.

Para mí la Uach, fue un espacio y ocupó el tiempo de sueños, amores, luchas esperanzas y acceso a diversas fuentes del conocimiento, fue mi novia amada, me la arrebataron, no la perdí en buena lid, la canalla del poder la secuestró y se quedó con ella, el tiempo y la lejanía, todo cura.

Durante 43 años sólo la vi de lejos y construí otros quereres.

La sentía secuestrada y pérdida para siempre, no tengo intención alguna de recuperar viejos amores pero es un viejo querer que nunca olvidaré.

En esta coyuntura, puede ser que la Uach algo recupere de lo que fue.

Creo que en los 70’s ganamos la paridad en los consejos, técnicos y universitario. No fue triunfo menor.

Eso indudablemente cambio las reglas del juego en los órganos de gobierno.

La auscultación en las asambleas de alumnos y claustros de maestros fue otro avance democrático.

Esos instrumentos nunca dieron de sí y la corrupción y compra de votos del sistema pasó a la Uach.

Amigos cercanos me cuentan como a través de los agentes del gobierno en turno, por medio de alcohol, regalos, putas y demás se controló y se pretende controlar a los consejeros estudiantes. Los profesores se cotizan más alto.

Hoy la pérdida de la elección por el PRI, da oportunidad de que la comunidad universitaria se libere del yugo al que ha estado sometido por 4 décadas.

Es imposible que las fuerzas partidarias se retiren del escenario y dejen que los universitarios decidan por sí mismos, pero también es imposible, que si los integrantes de la Uach, reclaman y exigen el protagonismo al que tienen derecho pueden rescatar su participación en la elección de sus autoridades, que tal se vería que las asambleas de auscultación tuvieran un gran peso en la elección del rector, que tal que los que levanten la mano hagan campaña y presenten y discutan programas, y si debaten entre sí, puede ser interesante.

Sólo veo tres obstáculos: el PRI tratando de conservar lo poco que puede salvar, el miedo de los universitarios a la libertad y la carencia de experiencias democráticas inmediatas.

No tengo relación cercana con nadie de la Uach y por motivos que ignoro se han acercado a mi algunos consejeros pidiendo mi opinión, yo sólo contesto: para hacer política universitaria, sólo se necesita honestidad, agrúpense en torno a un programa y a una persona honesta, que tenga como meta transformar a la Uach, que termine con el bajo nivel académico, el compadrazgo y la corrupción.

Me pregunto ¿Será posible que la novia de mis sueños Lacanianos pase de ser una mujer como a las que el Gran Pana les dedicó su último toro en la México?, a lo que soñé en mis 23 años, ojalá y sí, nada me daría más gusto, aunque mis quereres y querencias se encuentren muy lejos de ella.

Y qué tal si el gobernador electo borbonianamente impulsa y respeta nuevas reglas del juego.

La Uach debe ser un espacio donde surjan mil flores, mil ideas y todas tengan cabida.

Dicen que actualmente es una reproducción trágica del poder estatal y partidario y un nido de corrupción. Es la oportunidad de recuperar los fines de la universidad: generar conocimiento, transmitirlo y difundirlo.

Todo está en manos de los universitarios, el soberano les dio sin saberlo, esa oportunidad.