Opinión

Atalaya política

  • Por Cynthia
Atalaya política

El PRI: en tregua y sin novedades en el frente.

Corral: la pluralidad y la inclusión, el sello de la casa.

La sucesión del PAN: por fin se lavó y planchó en casa.

Vicente Fernández: ¿abrirá a Hillary Clinton las puertas de la Casa Blanca?

Donde parece haberse decretado un receso en las actividades es en el Partido Revolucionario Institucional, el cual entró en un período de relativo letargo luego de la resolución judicial que ratificó el triunfo de Javier Corral y puso fin a la impugnación entablada por el tricolor contra la elección del 5 de junio, de la que el panista emergió airoso. Ahora, han dejado de escucharse con vehemencia los nombres de Óscar Villalobos, Lilia Merodio, Francisco Salcido, Fermín Ordóñez, Pedro Domínguez, Eloy García, Alejandro Domínguez, Mario Trevizo, Guillermo Márquez y Jaime Enríquez, a quienes al calor de la efervescencia desatada por el inminente relevo en el liderazgo estatal de la familia revolucionaria, semanas atrás se les mencionaba insistentemente en los círculos periodísticos y políticos. Seguramente el aquietamiento temporal que hoy registra la máquina priísta se debe a la prudencia e institucionalidad puestas en práctica para evitar distracciones en la víspera de la toma de posesión de Javier Corral, como Gobernador de Chihuahua. Sin embargo, pese a la evidente tregua que mantiene al PRI sin novedades en el frente, lo más seguro es que en virtud del dinamismo característico de las huestes tricolores, pocas semanas después del inicio del nuevo gobierno, en el edificio de la Dale saldrá una columna de humo blanco con el nombre de la o el nuevo dirigente.

Todo indica que en el gobierno de Javier Corral la pluralidad y la inclusión habrán de ser el sello distintivo de la casa. Quienes tuvieron noticia de lo acontecido dicen que durante el ágape ofrecido a Corral en estos días patrios, en casa de uno de sus amigos, el gobernador entrante anunció a los comensales su decisión de incorporar a su equipo de asesores a dos excandidatos al Gobierno del Estado de Chihuahua, que contendieron con él en el proceso electoral del presente año: José Luis “Chacho” Barraza, el candidato independiente, y Javier Félix Muñoz, abanderado de MORENA. Las señales son claras, pues los hechos convalidan el discurso del senador con licencia, quien desde la obtención del triunfo electoral ha dicho que pretende encabezar un gobierno incluyente. Sin duda, los mensajes políticos emitidos por Corral en la recta final del período de transición gubernamental, continúan generando aires de apertura, diversidad y tolerancia.

Por lo que ha trascendido, puede percibirse que tal como suele hacerlo el PRI, el PAN por fin aplicó el sentido común y echó mano de las finas artes inherentes a la concertación, institucionalidad, disciplina y diplomacia, para resolver el relevo de su dirigencia estatal sin estridencias ni fracturas de alto costo político; es decir, lavando y planchando dentro de casa la ropa que podría haber estado sucia y arrugada, con el objeto de “desfacer” así cualquier posibilidad de entuerto. De ese modo, Mario Vázquez, el dirigente saliente, y su grupo, llegaron finalmente a un acuerdo con los representantes de Javier Corral convergiendo con el proyecto del Gobernador electo para despejar el camino al exdiputado local y federal, y ex líder estatal del blanquiazul, Fernando Álvarez Monje, a fin de que sea éste quien asuma el liderazgo formal del partido y dirija los destinos de las tribus azules en la primera etapa del quinquenio corralista. Álvarez Monje al frente del CDE del PAN es, fundamentalmente por dos razones, la más confiable y tranquilizadora solución para Corral y Madero -los actuales números 1 y 2 del panismo chihuahuense-, tomando en cuenta la sospechosa distancia que ha marcado con ellos Ricardo Anaya, el llamado “muchacho maravilla” que hoy dirige al PAN en el país, y en forma ingrata ha dado varias veces la espalda a su predecesor e impulsor Madero. Los argumentos o razones que explican el regreso de Álvarez a la cabina de mando de la nave panista chihuahuense no son para nadie desconocidos, ni se requiere un sesudo análisis para encontrarlos: uno de ellos es su absoluta cercanía y lealtad hacia Corral y Madero, con quienes convivió durante los recientes años, mientras fue alto miembro del CEN del PAN, cuando Madero presidió al partido; el otro motivo por el cual Fernando Álvarez volverá a dirigir al PAN en el Estado obedece a la reputación que goza entre las huestes panistas, tanto en virtud de sus méritos personales, como por el circunstancial abolengo que la vida y el destino le dieron, al nacer siendo sobrino de Don Luis H. Álvarez, quien lo mismo en vida que después de fallecido ha sido uno de los personajes ilustres y protagonistas de la historia del panismo en el país. 

El que sorprendió a todo mundo, al tomar un segundo e inédito aire, aunque no precisamente en las lides de la cantada -pero sí a través de éstas- sino incursionando de modo tangencial en la política del país más poderoso del mundo, es el gran charro cantor de México: el internacionalmente célebre y recién retirado Vicente Fernández, quien acaba de publicar su nuevo corrido, compuesto, cantado y dedicado por él de manera especial a Hillary Clinton, con motivo de su candidatura por el Partido Demócrata a la Presidencia de los Estados Unidos de Norteamérica. El audio-video con la composición de apoyo a Hillary, interpretada por el carismático y querido “Chente” -indiscutible embajador de la música vernácula de nuestro país-, en cuyo preámbulo el cantante expresa: “Queridos hermanos, su voz es su voto, juntos se puede”, generó a favor de Fernández el emocionado agradecimiento de la candidata, por medio del portavoz oficial de su campaña. El significativo gesto del cantautor azteca surge en medio de un profundo repudio de la población latina -y en especial la mexicana- hacia el controvertido candidato republicano Donald Trump, quien debido a sus posturas claramente xenofóbicas ha provocado la animadversión contra su persona en estos importantes grupos de votantes. Este gran detalle de Vicente Fernández podría pasar a formar parte de las anécdotas de la historia política norteamericana, pues es posible que la positiva influencia de su mensaje en los electores de origen mexicano y de otros países latinos, resulte determinante para que el voto latino lleve a la señora Clinton a la titularidad de la Casa Blanca.   

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