Opinión

Madriza de alto impacto

  • Por Cynthia
Madriza de alto impacto

Por Francisco Garfias 

A mitad del relato se le quebró la voz. No pudo continuar. Le ganó la emoción, el coraje, la impotencia, la ira contenida por el acto de cobardía del que fue víctima. Con el rostro deformado, las lágrimas en los ojos, la voz opacada por la cirugía, Ana Guevara narró la agresión que sufrió el pasado domingo, cuando regresaba en su moto de Valle de Bravo.

Cuatro hombres —¿hombres?— la atacaron en las inmediaciones de Lerma, Estado de México, en el entronque de la autopista en dirección a la Ciudad de México. Su pecado fue haber reclamado a los cuatro energúmenos haberle dañado, intencionalmente, su motocicleta.

Hasta anoche no se había identificado, con su nombre, a los salvajes, que se pusieron muy gallos con una mujer. Ya se sabe, eso sí, que el viejo vehículo en el que viajaban, una Dodge Voyager 2004 con placas del Estado de México, pertenece a una mujer. En el domicilio que trae la tarjeta de circulación no vive nadie, según la Procuraduría del estado.

La camioneta se le echó encima cuando ya había ganado el carril de alta velocidad, en medio de un terrible embotellamiento. La moto cayó. Ella no. El vehículo de los cuatro trogloditas quedó atrapado en el tránsito. La velocista se acercó y reclamó los daños. Empezó la madriza de alto impacto, que terminó con una fractura en tres partes del pómulo; moretones por todos lados, una herida en la mano, clavos y placas en su cuerpo y una dolorosa operación.

Ana Gabriela no dio su nombre a los agresores, no dijo quién era, no dio el charolazo de senadora. Una amiga la acompañaba en otra moto. Así le fue.

Las huellas del cobarde ataque quedaron al descubierto cuando se quitó los lentes oscuros con los que entró al salón del Senado, donde ofreció la rueda de prensa.

La voz se le quebró cuando lamentó que la Policía Federal no haya podido llegar al lugar por el tránsito.

Con el llanto apenas pudo agregar:

“He sido siempre una ciudadana. No uso escoltas, no tengo chofer. Ando en mi moto promoviendo siempre el buen haber entre la ciudadanía. Creo en mi país, creo que es en lo que tenemos que trabajar, en un basta a esa violencia…” La violencia no tiene género. Es para todos.

La senadora del PT fue arropada por los cinco coordinadores parlamentarios. Manuel Bartlett, PT; Emilio Gamboa, PRI; Fernando Herrera, PAN; Miguel Barbosa, PRD, y Carlos Puente, PVEM.

“Es un acto bochornoso de drogos o locos. Afortunadamente ya identificaron el carro”, nos dijo el senador Gamboa antes de bajar a recibir a Guevara.

Una observación más: en redes sociales abundaron las reacciones de mofa por la agresión a una de las atletas que más satisfacciones ha dado al país. Parecía que se alegraban de lo ocurrido. Afortunadamente fueron muchas más las muestras de solidaridad.

 Un fuerte jalón de orejas de la ONU recibieron los diputados por “modificaciones regresivas” que contiene el proyecto de dictamen a la minuta de la Ley General contra la Tortura que se discute en comisiones de la Cámara baja.

Un documento enviado por el representante en México del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Jan Ja?ab, a los miembros de la Mesa Directiva en San Lázaro, entre otros, pide que esas modificaciones sean rechazadas.

Ja?ab asegura que los cambios al artículo 16 de la citada ley se apartan de lo establecido en los estándares internacionales, donde no se requiere que el servidor público que tortura esté sujeto a proceso, sino que la mera sospecha debe ser suficiente para encausarlo.

El artículo 22 restringe la competencia de la Federación para investigar la tortura; el 33 hace lo mismo con las facultades del órgano jurisdiccional de ordenar al MP la investigación de la tortura y así con el 35 y el 73, dice la ONU.

El documento hace un llamado a los diputados para que cualquier modificación que se introduzca en la minuta sea el resultado de una consulta con diversos actores y debe tener el único objetivo de fortalecer sus contenidos, no de debilitarlos.

 “Soy el tercero en discordia”, le dijo Ernesto Ruffo a Diego Fernández de Cevallos en referencia a una posible búsqueda de la candidatura presidencial del PAN. “¿No será que eres el de la concordia?”, reviró El Jefe.

El senador bajacaliforniano nos contó, además, que en el CEN del PAN ya le preguntaron si va en serio lo de su precandidatura. “Les respondo en Las Candelarias”, replicó.

Ruffo sabe que hay conflicto de interés entre su cargo al frente de la Comisión de Reingeniería y Transparencia del padrón del PAN, que actualmente tiene 480 mil militantes. No ha metido un quinto para promoverse ni creado comités con ese propósito. Quiere ver qué tanto crece la llamada ruffomanía, que empezó en Ensenada y ya se extendió en diversos puntos del territorio nacional. El senador ya apareció en una encuesta de GEA-ISA sobre conocimiento de los presuntos aspirantes a la Presidencia de la República.

Ocupa el vigésimo lugar, en una lista que encabeza El Peje con 92%, seguido de Margarita Zavala, 72%; Miguel Mancera, 69%; Miguel Ángel Osorio Chong, 66%; Ricardo Anaya, 63%, y Eruviel Ávila, 62 por ciento.

Ruffo tiene 22 por ciento. Por algo se empieza, ¿no?

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