Opinión

La columna

  • Por Cynthia
La columna

Por Carlos Jaramillo Vela

Peniche, Olmos y el COBACH: los nuevos petardos de la naciente administración.

Trump, sin el cuidado de las formas; México, frente a su peor enemigo.

Aún no termina de desvanecerse el humo de la pólvora detonada por las recientes polémicas en las que el gobierno del licenciado Javier Corral se vio involucrado tanto a raíz de los señalamientos por conspiración hechos por la SEGOB a la diputada Blanca Gámez, así como por declaraciones públicas mediante las cuales la regidora Minerva Correa y el activista de izquierda Jaime García Chávez, directa o indirectamente le enmendaron la plana al gobernador Corral, cuando la semana anterior otros tres petardos le estallaron en las manos a la naciente administración. En efecto, las nuevas estridencias al interior del gobierno corralista son resultado tanto de las infracciones administrativas en las que incurrieron el Fiscal General del Estado, Cesar Augusto Peniche Espejel; y la Secretaria de la Función Pública, Stefany Olmos; así como del paro general de labores ocurrido el día 23 de enero en todos los planteles del COBACH. Respecto a estos nuevos líos en los que se ha visto envuelta la administración albiazul habría que hacer algunas precisiones de carácter ético y jurídico. Los medios de comunicación han informado que en estos días el Fiscal Peniche reconoció que del 23 de diciembre de 2016 al 12 de enero de 2017 ejerció el cargo a pesar de haber sido suspendido por la Secretaría (Federal) de la Función Pública, es decir lo ocupó indebidamente por hallarse temporalmente inhabilitado para el desempeño de cualquier función pública. La lógica indica que con su actuación no sólo cometió el delito de ejercicio ilegal del servicio público, tipificado en la fracción III, del artículo 253, del Código Penal del Estado de Chihuahua, sino que al ingresar al puesto faltó a la elemental honestidad que en las pruebas de confianza se exige a quienes van a ocupar posiciones de tal relevancia, pues una de las primeras y principales preguntas que se formula al escrutado es para que responda si se encuentra sometido a alguna sanción o proceso de carácter penal o administrativo. Los hechos parecen ser contundentes: el fiscal no dijo la verdad a los órganos institucionales ni a la sociedad a la que -bajo las instrucciones del gobernador y junto con sus compañeros de gabinete- gobierna.

En lo concerniente a Stefany Olmos, es obvio que la omisión cometida por ella al no declarar su situación patrimonial en los términos legalmente establecidos –yerro en el cual se dice también incurrieron otros miembros del gabinete estatal- además de constituir una transgresión a la ley, le resta calidad moral para el ejercicio de su puesto, ya que al ser ella la encargada de exigir y vigilar que todos los servidores públicos cumplan los preceptos legales que los obligan a rendir cuenta de su patrimonio, debería predicar con el ejemplo, o ¿no?. El buen juez por su casa empieza. Ante tal situación, el diputado federal del Partido Revolucionario Institucional, Alejandro Domínguez, quien en los días que fueron publicados los casos de Peniche y Olmos se entrevistó con el gobernador Javier Corral en el Palacio de Gobierno,  no sólo señaló ante los medios de comunicación la incongruencia de ambos funcionarios estatales, sino también la grave responsabilidad en la que el gobernador pudo haber incurrido en caso de haberlos asignado a sus respectivas funciones a pesar de conocer la situación de impedimento de los dos colaboradores. 

Y en relación a la suspensión de labores docentes y administrativas que el Sindicato de Trabajadores del Colegio de Bachilleres del Estado de Chihuahua implementó a nivel estatal en todos los planteles de dicha institución educativa, también se puede hablar de derecho y moral. Dicho asunto atañe al derecho porque lo que estuvo detrás de la toma de instalaciones fue la falta de pago oportuno de algunas prestaciones laborales del personal sindicalizado, y en lo que respecta al renglón ético-moral, habría que observar que no es admisible que por negligencias o dilaciones administrativas los directivos de la institución expongan al alumnado a la pérdida de clases, como ya sucedió. Tampoco es sano para la institución el hecho de que la relación entre Teresa Ortuño, Directora General, y José Acuña, Secretario General del Sindicato, se encuentre “sostenida por alfileres” –como se afirma públicamente-. La ex senadora y el dirigente sindical deben avenirse en aras de salvaguardar el adecuado servicio educativo, por ser este el interés superior de la institución y la razón de ser de los puestos que ambos desempeñan. Si no hay gallina no hay huevo; no maten a la gallina, por favor.

Quien de plano está despertando las críticas y la animadversión es Donald Trump, el recién ascendido Presidente de los Estados Unidos de Norteamérica, cuya toma de protesta generó airadas reacciones y manifestaciones públicas de repudio tanto en  Estados Unidos como en varios países de Europa y de otros continentes. El historial de declaraciones racistas, xenofóbicas y sexistas, que precedió el arribo de Trump a la Casa Blanca no es el único motivo del repudio mundial que el nuevo líder estadounidense enfrenta. El mayor peligro que el mundo ve en el desempeño del nuevo mandatario está en el eventual uso que este podría hacer de la descomunal fuerza militar bajo su mando, para llevar a cabo los planes hegemónicos que intente ejecutar en su obstinado afán por colocar como potencia mundial absoluta a la nación norteamericana. El acendrado –quizá hasta enfermizo- ultranacionalismo, y la garrafal inobservancia de las formas diplomáticas que caracterizan a este atípico y controversial magnate-empresario-político ha generado en todos los rincones del planeta una desconfianza, incertidumbre y temor inusitados. Trump es -como lo describiera hace unos días la diplomática chihuahuense y ex secretaria general del Gobierno del Estado de Chihuahua, Martha Lara-, un hombre caprichoso. Su más reciente dislate costó a Trump una humillación internacional que con justificada la razón le propinó su homólogo el Presidente de México, Enrique Peña Nieto, cuando en la víspera de la entrevista que ambos sostendrían en Washington, el mandatario mexicano canceló a última hora la cita cumbre, ante la torpeza e insensibilidad mostradas por el presidente norteamericano al alzar su voz a los cuatro vientos para decir que Estados Unidos construirá el muro -de la ignominia- fronterizo  y lo tendrán que pagar los mexicanos.

 

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