Ideario Común 

El muro humano en Juárez y lo políticamente correcto

Por Víctor Luján

¿Los actores políticos y sociales se alían para estructurar acciones públicas, fortalecer las instituciones y combatir la pobreza, el hambre, la falta de oportunidades y la escasa calidad educativa? 

De inicio parece un cuestionamiento pueril pero, sin duda, indispensable sacar a colación porque son éstas las causas que generan la migración de nuestros connacionales hacia Estados Unidos, esas realidades complejas que el populismo y la frivolidad han intentado matizar mediante acciones poco efectivas, fútiles y clientelares que en nada abonan al trabajo de una sociedad empeñada en salir adelante, ese esfuerzo de hombres y mujeres que dejan sus hogares a las 5 de la mañana para sobrevivir (no para vivir) con menos de $5,000.00 al mes (vaya que la generosa Ciudad Juárez sabe de eso), y que según la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo 2016 (INEGI) es casi la mitad de la población ocupada en el país la que sólo gana hasta 2 salarios mínimos, algo así como $4,800.00 mensuales.

Razón por la cual, el muro que debemos destruir es el del oportunismo, la inmediatez y la corrupción endémica en nuestro sistema político, y entiéndase sistema político en el sentido eastoniano más amplio, y no únicamente el atribuible a los políticos y gobernantes. La alianza que debemos hacer es por la apertura hacia los ciudadanos que desean participar en política, es para el escrutinio gubernamental y al abatimiento de la impunidad política, es por la colaboración para construir oportunidades para quienes no las tienen, esos mexicanos que ante la falta acuerdos entre los que ahora se unen para la foto y mañana disputarán prebendas, han sido orillados a aceptar su posición como objetos de dádivas gubernamentales, o bien a caer en las garras del crimen organizado, y en el último de los casos a migrar en la búsqueda de mejores condiciones de vida a costa, paradójicamente, de su propia vida.

La libre manifestación de las personas siempre ha estado en la narrativa nacional y esa no está en debate, lo que es objeto de análisis, y nos corresponde como sociedad, es evaluar y señalar a quienes elegimos como gobernantes; cuestionar la efectividad de cada paso que dan con recursos del erario, pedir cuentas de sus actos como un empleador le pide a su empleado, exigirles nos detallen con precisión la planeación de la actividad gubernativa del período para el cual fueron electos.

Los chihuahuenses esperamos que los personajes que en días pasados acudieron a realizar lo “políticamente correcto” a Ciudad Juárez, manifestando su respaldo a quienes emigraron de México por falta de oportunidades y que ahora están en las manos del ominoso presidente de Estados Unidos, también tengan contemplados en sus planes de desarrollo, programas sectoriales, políticas emergentes y agendas legislativas, la capacidad institucional de articular esfuerzos para atender en las escuelas de todos los niveles y modalidades a las niñas y niños que regresan, a los padres y madres de familia que requieren apoyo del poder público para reencausar su vida en el país, a los jóvenes que pretenden ser productivos y emprender su negocio, a los mexicanos que quieren autoemplearse y sacar a sus familias adelante.

El inminente arribo de repatriados a nuestro estado requiere mucho más que mítines románticos y manifestaciones histriónicas; demanda políticas sociales eficientes, planeadas, consensuadas y evaluadas sistemáticamente, y eso sin lugar a dudas, sí está en las manos de los servidores públicos estatales y municipales que acudieron a la convocatoria del Senador guerrerense Armando Ríos Piter, que dicho sea de paso, su entidad de origen aporta un gran número de inmigrantes al país vecino.

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