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Se está perdiendo gobernabilidad en Chihuahua: Fernando Moreno

Fernando Moreno Peña desayunaba en un restaurante de su tierra natal, Colima, cuando dos jóvenes mal vestidos entraron decididos. Uno de ellos sacó inmediatamente una pistola, le apuntó a la cabeza...
  • Por Cynthia

Fernando Moreno Peña desayunaba en un restaurante de su tierra natal, Colima, cuando dos jóvenes mal vestidos entraron decididos.

Uno de ellos sacó inmediatamente una pistola, le apuntó a la cabeza a menos de 30 centímetros y jaló del gatillo.

La bala se encasquilló; se trampó en la recámara del arma.

Entonces, el otro sujeto, desenfundó su pistola y le descerrajó cuatro balazos. Uno se le metió por la yugular, el segundo en un dedo de la mano izquierda y, los otros dos, tercero y cuarto, en el pecho.

El ex gobernador de Colima cayó de lado.

Su cuerpo, ensangrentado, hizo circular la versión que había muerto. Joaquín López Dóriga, El Teacher, publicó en twitter una foto, a los diez minutos del atentado.

El Presidente Peña Nieto llamó a su esposa con la info de que había fallecido.

Moreño Peña nunca perdió la conciencia. Incluso, dio instrucciones a su comensal, médico de profesión, para que le envolviera en un bombo y le trasladaran a un hospital.

Sintió como si se zambullera en el agua.

Fue un milagro que viviera. La frase expresada “dios mío” nunca la había usado y, fue entonces, que concluyó la existencia de dios.

Este hombre, que sufriera ese atentado en 2015, luego de finalizar su sexenio en 2003, es el nuevo delegado del Comité Ejecutivo Nacional de Chihuahua.

Es obvio que no tiene prisa.

Su nombramiento fue palomeado en Los Pinos, se dice, y trae el encargo esencial de escuchar al priísmo de Chihuahua.

Es amigo de Duarte desde hace muchísimos años, trabajó con Reyes en Michoacán, en tareas partidistas (él como delegado, aquél como secretario del CEN) y con Patricio compartió la función de la gubernatura,cada quien en su estado, durante algunos años.

Se lleva bien con las senadoras Graciela Ortiz y Lilia Merodio.

Aclara que hay que buscar un acuerdo paz que, quien dirija al PRI estatal, no busque ser candidato en 2018.

Además, hay que buscar otros factores inéditos: el PRI ya no es gobierno en el estado y es la primera elección concurrente, en la cual cada elector recibirá en su mano seis boletas electorales.

“No hay una emergencia para imponer al nuevo”, dice, sentado frente a un plato de abundante y variada fruta.

-Hay que escuchar -refuerza.

Porque, ya se sabe, algunos quieren elección interna, otros asamblea de delegados y, algunos más, por consejo político.

Pero el delegado no suelta prenda. Ni de la fecha en que habrá nuevo líder estatal, ni del método de selección, ni de quien pueda abanderar la causa.

Es más, dice que ni siquiera hay aspirantes, porque no ha salido la convocatoria.

Para hablar del gobierno de Javier Corral, es más reacio.

Empero, dice, se está perdiendo la gobernabilidad en Chihuahua; luego, rectifica y, subraya, que en algunas zonas de la entidad.

“Hay zonas donde ya no puedes moverte”, señala.

Fernando Moreño Peña tiene 63 años, es bajo de estatura y ágil de mente.

“Ustedes conocen esta situación, porque ya la vivieron y la superaron; creían que estaban ya superadas”, expresa, al tomar el tema de la violencia, a pregunta expresa.

“Yo veo a la gente preocupada”, agrega.

Y, aclara, el PRI no contribuirá a ese tema, ni a empañarlo ni nada. No es nuestro tema, sentencia.

Nuestro tema es recuperar el ánimo del priísmo. Yo fui gobernador seis años y respeto mucho a quien lo es, manifiesta.

Sin embargo, dice que nada tiene que ver el PRI con que Corral esté hoy en los medios nacionales, en un ambiente de crítica.

“Tampoco los voy a contradecir; no hay razón para agregar algo, es tan evidente, tan público, tan sonado, ahí están los hechos”, declara.

Moreno Peña indica que el gobernador de Chihuahua está enmedio de una diatriba nacional panista, en donde la gente de los Calderón salió a golpearlo con todo.

“Viene la sucesión presidencial; las criticas del grupo de Anaya y de Margarita; la presencia del propio gobierno de Madero te dice qué opina Anaya”, explica.

Y completa: “si no fuera tan duro el malestar contra el gobernador, se quedan callados pero sale con todo a pegarle”.

“Hay un panismo en la ciudad que se quiere deslindar de Corral, que tiene buena relación con Calderón”, subraya.

Por eso, dice que no serán distractores de lo que el gobierno hace y piensa que si hubieran hecho rápido el cambio de dirigente del CDE, se hubieran convertido en el foco de atención, pero no es momento.

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