Opinión

La columna

  • Por Cynthia
La columna

Por Carlos Jaramillo Vela 

Las aprehensiones de Corral: un golpe de timón.

La vida es en verdad veleidosa. ¿Quién supondría, apenas hace unos días, durante la penúltima semana de marzo, que el gobernador Javier Corral y su gobierno cobrarían de la noche a la mañana la tranquilidad y el respiro que no alcanzaron durante los anteriores seis atribulados meses de ejercicio gubernamental, meses que no estuvieron exentos de desvaríos, yerros e infortunios? Es más: ¿Quién pensaba a principios del año 2016 que el veredicto de las urnas electorales haría a Javier Corral Gobernador de Chihuahua?. Así, circunstancial, inconstante e impredecible suele ser la vida, y por supuesto también la política, porque ésta -igual que las demás ciencias sociales-, a diferencia de las matemáticas, no es una ciencia exacta.

Tan complicada empezaba a tornarse la situación para el gobernador en términos de desgaste de la imagen y pérdida de popularidad –como ya comenzaban a señalarlo diversos medios-, debido a la vorágine de acontecimientos, agravados unos, y suscitados otros en el período del 18 al 23 de marzo de 2017, que el sábado 25 de marzo la Comisión Permanente del PAN tuvo que efectuar una reunión extraordinaria y urgente en la que el punto central del orden del día tratado por sus integrantes fue el diseño de una estrategia emergente de apoyo al gobierno de Corral. Los hechos que habían dado pie a la necesaria e impostergable reunión en la que los dirigentes panistas participarían en una lluvia de ideas orientadas a la implementación de un plan político “fast track” para “apuntalar los cimientos de Palacio”, eran la confrontación con medios, la lucha por el control en el Colegio de Bachilleres, la discordia con la sección Octava, la controversia de las actas de nacimiento, los señalamientos contra el gabinete, la sangrienta batalla campal de Rubio entre bandas de los cárteles, y el asesinato de la periodista Miroslava Breach -siendo éste último suceso la gota que derramó el vaso-.

Pues repentinamente, de manera coyuntural el curso de las cosas cambió el lunes 27 de marzo, tomando por sorpresa a propios y extraños, ya que el acucioso y largamente acariciado proyecto de persecución judicial encabezado por Corral -coloquialmente llamado “Expedientes X”- empezó a ser puesto en práctica, rindiendo los primeros frutos previstos por su autor: se ejecutaron las primeras órdenes de aprehensión contra ex funcionarios de la administración del ex gobernador César Duarte, a quienes el actual gobierno atribuye la presunta comisión de ilícitos, e incluso se giró orden de aprehensión contra el exmandatario. Así, el ex alcalde Javier Garfio, el ex director de administración Gerardo Villegas, y el ex director del COESVI Ricardo Yáñez, fueron detenidos y sujetos a prisión preventiva, acusados de peculado. El desenlace del proceso jurisdiccional y la verdad jurídica del caso, en su momento habrán de conocerse. Hay que recordar que Garfio ha pedido que los medios de comunicación graben sus audiencias del proceso, pues dijo: “Me fabricaron un delito”. Asimismo, los medios revelaron que en la primera audiencia procesal el ex presidente declaró: "Señores chihuahuenses, para una persona, un individuo que delinque, que mata, que asesina, que roba, la cárcel, la prisión es lo de menos, porque su prisión es la conciencia, pero para una persona libre e inocente, la prisión, la cárcel la mata”.

Por lo pronto los golpes mediático-políticos derivados de las órdenes de aprehensión giradas por el poder judicial, las aprehensiones ejecutadas por la Fiscalía del Estado contra varios funcionarios del gobierno anterior, la publicación de listas con nombres de otros funcionarios y empresarios presuntamente involucrados en actos ilícitos, y el señalamiento público hecho por el actual mandatario en contra de su antecesor Cesar Duarte al calificarlo como prófugo de la justicia, han venido a dar a Corral y a su gobierno un aliviador respiro, justamente en el momento en el que más lo necesitaban. La puesta en marcha de los expedientes judiciales, en los que tan afanosamente trabajó Corral desde su arribo a Palacio, constituye hoy un hito, y es, sin duda, la más espectacular -y políticamente rentable- acción realizada hasta ahora por su administración. Metafóricamente hablando, las recientes acciones ordenadas por Corral son un fabuloso golpe de timón que cambió el curso de la nave azul... cuando ésta parecía estar a punto de encallar en el arrecife.

 

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