Opinión

La Duartización de la agenda local

  • Por Cynthia
 La Duartización de la agenda local

Por Víctor Luján

Actualmente la mayoría de los chihuahuenses -ya sea por experiencia propia o a través de los medios de comunicación, y algunos más por simple percepción-, somos poseedores de una opinión sólida e inconmutable referente a las prácticas nada ortodoxas del grupo gobernante en el sexenio estatal que concluyó el pasado mes de octubre. El juicio a posteriori tuvo una manifestación inequívoca de alternancia en la detentación del poder político en la entidad, condición que desde luego no querrá decir que quienes recibieron el mandato ciudadano lo hayan hecho desde la óptica de seres impolutos cuyos argumentos sean por antonomasia redentores de todos los males que aquejan a la sociedad.

En los cuatro puntos cardinales de la geografía estatal, la narrativa cotidiana se ha tornado gris, sin rumbo y con la huérfana expectativa de la judicalización del futuro de Chihuahua y la encarcelación de personajes como epicentro del quehacer político. Tesitura que denota -salvo honrosas excepciones- la involución y falta de liderazgo de una clase política que posiciona su mira en el oportunismo.

Las decisiones trascendentales que en este momento apremian en Chihuahua son de las que no reciben aplausos ni se nutren de panegíricos; son de largo alcance y conllevan riesgos electorales que sólo los hombres de estado y con gran amor por su tierra pueden concretar.

El juicio de la historia es más drástico que cualquier otro y éste ubicará en su justa dimensión a quienes hayan empeñado su máximo esfuerzo para generar mejores condiciones de vida para la sociedad o estigmatizará a los rufianes que hurtaron no únicamente el dinero de todos, sino oportunidades a generaciones enteras de niños y jóvenes que seguramente saldrán adelante con sus limitados medios económicos a pesar de la traición que se configuró en su contra desde el poder público. 

La judicialización de la agenda del estado no devolverá el tiempo y las oportunidades perdidas. Sembrar el encono entre pares nos impedirá construir acuerdos más allá de la diatriba partidista y la perenne justificación en la inexperiencia. No permitamos la pulverización de nuestra chihuahuaneidad.

El debate político debe ser entre chihuahuenses, sin atavismos ajenos a nuestra cultura democrática y constructiva, los esquemas de participación que han sido los derroteros del crecimiento sostenido de nuestro estado deben retomarse para reconstruir el vilipendiado sistema de pesos y contrapesos que “habíamos” consolidado en nuestros procesos para buscar consensos y gobernabilidad.

Chihuahua necesita el acompañamiento gubernamental para abrir negocios y fomentar las pequeñas y medianas empresas. Dejemos de lado las colecciones de relojes Rolex y Cartier de quienes la coyuntura los llevó a ocupar espacios que nunca debieron.

Emprendamos una cruzada ciudadana para abatir la apología del crimen en los contenidos televisivos, la música y las colonias. Que la justicia sea la que se encargue de quienes delinquen desde el servicio público y que la historia los señale como enemigos de los chihuahuenses.

Hagamos política de altura. Trabajemos en consolidar alianzas entre las distintas corrientes y partidos políticos. PAN, PRI, PRD, MORENA, MC, se deben fortalecer como opciones ideológicamente claras, participativas y democráticas en beneficio de Chihuahua. Se precisa de instituciones, no de caudillos ni facciones, al menos que queramos repetir el pasado reciente.

En Chihuahua, el PAN no es el convicto Ex Gobernador Guillermo Padrés ni las investigaciones a la familia Vázquez Mota por el lavado de 400 millones de pesos, en este partido hay demócratas comprometidos con la transparencia y las causas de Don Manuel Gómez Morín.

Los Priistas no son los “Duartes”, ni todos son corruptos, el partido lo integran chihuahuenses trabajadores que no conocen de horarios “burocráticos” ni de cuentas bancarias abultadas; son personas con vocación de servir que se preocupan por la calidad del ejercicio gubernamental y el fortalecimiento de sus instituciones. La honrada medianía juarista es su única realidad.

El PRD no es René Bejarano y las ligas con las que enrollaba las fajas de dinero producto de la corrupción, ni es el matrimonio Abarca que gobernaba Iguala, Guerrero, cuando desaparecieron los 43 normalistas de Ayotzinapa. Este partido ha sido impulsor de políticas de gran impacto social en la ciudad más vanguardista que tiene el país.  

MORENA es una propuesta controversial pero con un alto grado de claridad ideológica para muchos y una opción viable para otros más.

Convocar a la “desDuartización” de la agenda de Chihuahua pareciera una propuesta pueril en la contienda por el poder, sin embargo debemos apelar en primer término a que el Gobierno Estatal muestre seriedad en la estructuración e implementación de políticas públicas que reduzcan las carencias elementales de la población y detonen el desarrollo económico sostenido en todas las regiones de nuestra geografía. Además, sería prudente que algunos de sus funcionarios extirpen de tajo esa visceralidad partidista que en nada abona a la responsabilidad administrativa que les fue conferida.

Finalmente, los partidos políticos de oposición deberían ser efectivos canales de comunicación de las necesidades sociales y portadores de una crítica propositiva impersonal y técnica. Sería más benéfico, en lugar de agotar su tiempo en la defensa a ultranza del ejercicio gubernamental 2010-2016, éste es políticamente cosa juzgada desde el pasado 5 de junio.                                           

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Twitter: @victorlujan79