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Mis Razones

  • Por Cynthia
Mis Razones

Por León Reyes

El sábado pasado, primero de abril de dos mil diecisiete, se celebró una reunión más de la Fundación Colosio del PRI, espacio abierto al dialogo y al debate de todo tipo de temas. El objetivo programado para la reunión era escuchar el informe de la Senadora Lilia Merodio sobre su desempeño como Senadora de la Republica.

Pero como suele suceder, la realidad se impuso y el informe pasó a segundo término.

Días antes, los medios informaron de acontecimientos, que hasta el día de hoy ocupan la atención de gran parte de los chihuahuenses, y tienen espacio en medios nacionales e internacionales, e involucran a autoridades y cuerpos policiacos de todo el mundo.

 

Así fue que el ejercicio de gobierno de Javier Corral y las órdenes de aprehensión contra funcionarios que formaron parte del gabinete de César Duarte pasaron a ser el tema principal.

De ahí se saltó a discutir dos cuestiones fundamentales para la regularización de la vida institucional del PRI estatal, del desempeño del Delegado del CEN, Moreno Peña y del presidente formal del PRI Estatal.

La Senadora Merodio informó su trabajo donde destacó su labor de gestora de recursos a favor del estado de Chihuahua, pero abrió fuego haciendo una crítica somera del ex gobernador César Duarte y de los intentos que éste hizo por frenar su carrera; después siguió un grupo de oradores que con la tradicional ortodoxia priísta, según mi opinión, se dedicaron a eludir los problemas de fondo que enfrenta el Partido.

La arraigada disciplina, la democracia interna desconocida para muchos priístas les impide expresar lo que sienten y hacer un análisis político de lo que está viviendo el PRI.

Todo mundo, en público y en privado, habla de reconstruir el Partido, muchos critican la gestión de gobierno de Javier Corral y le auguran un inminente desastre; pocos son capaces de hacer un análisis global y de expresar en público lo que en privado o en pequeños grupos manifiestan.

Hoy que pesa una orden de aprehensión sobre César Duarte, que el ex presidente municipal Javier Garfio, que el ex secretario de educación y un alto funcionario se encuentran en prisión, y además un sinnúmero de órdenes de aprehensión contra ex funcionarios públicos que faltan por ventilarse, en el PRI muy pocos se atreven a examinar el colapso político e institucional en que se encuentra el Partido.

Durante el día nos enteramos que la Secretaria General del Partido, Liz Aguilera, y el Presidente formal, Guillermo Dowell, se han amparado temiendo ser aprehendidos porque en las declaraciones que se han ventilado en la prensa se señala que los funcionarios públicos que están en prisión desviaron hacia el PRI más de doscientos millones de pesos para fondear la campaña a gobernador del estado de Enrique Serrano.

Es indudable que estos temas tienen varias ventanas por donde mirárseles: el jurídico, el político, el mediático, el ético, el social.

En la reunión del sábado, mi intención era no intervenir. Asistí con la idea de escuchar a la Senadora Lilia Merodio. Normalmente a esas reuniones asistimos una veintena de personas interesados en el análisis y la discusión sin censura, pero para mi sorpresa asistieron el Delegado del CEN, Moreno Peña y el Presidente formal del partido, Guillermo Dowell. Aun así, tomé la decisión de no hacer uso de la palabra, pero después de varias intervenciones de los que hicieron uso de la voz, decidí exponer mi verdad y mis razones.

Primera de tres.....