Opinión

Espresso Doble: “Vivir la dictadura”

  • Por Cynthia
Espresso Doble: “Vivir la dictadura”

El café también es cultura. ¿Usted sabe lo qué es un café de especialidad?  Pues es todo aquel café que se cultivó y fue producido bajo estrictos controles de calidad. 

De acuerdo a la Specialty Coffee Association of America (SCAA), un café de especialidad es aquel que no presenta defectos y tiene un sabor distintivo en la taza. Esto quiere decir que su sabor es notablemente bueno.

El origen, selección y plantación, son factores importantes para el café de especialidad. Los agricultores eligen una variedad concreta de café para cultivarla, en una región específica previamente seleccionada por la temperatura, sombra, humedad y altura. Todos estos factores darán por resultado una producción única. Por esta razón, los cafés de especialidad se distinguen por su sabor, aroma y ausencia de defectos.

Todo proceso que da origen a este tipo de café se le conoce como trazabilidad, que es toda la historia del grano: desde su origen, variedad, recolección, humedad al que fue expuesto, cultivo, entre otros.

Un café de especialidad la dará un espresso perfecto, mismo que tiene que ser caliente al tacto, amargo al paladar, fuerte en la nariz y escaso al servirse. 
 
Y en doble dosis, mayores satisfacciones nos brinda.  

Comenzamos el espresso doble de hoy. 

Caliente. La libertad de expresión no es un tema menor. Esta es una de las características primordiales de cualquier democracia. Hoy en día, en el siglo de la híperinformación, sigue siendo una de las libertades más coartadas, atacadas y con muchos intentos de destrucción en todos los ámbitos: del micro al macro. Suena increíble que en estos tiempos donde se ha democratizado el acceso a la información, tenemos medios informativos como nunca antes (gracias al Internet) sigamos escuchando frases como: “Los medios son tan deshonestos y corruptos". "Harán cualquier cosa para mantener a un sistema corrupto". "Casi nadie los lee, dicen puras mentiras".

Amargo. La guerra contra los medios de comunicación es brutal y parece ser política pública, de parte de quien no admite críticas y está en permanente conflicto con los medios de comunicación, crea sus propios medios o utiliza los medios de comunicación afines a su causa como herramientas propagandísticas mediante las cuales hace culto a la personalidad del gobernante y, por supuesto, aplaude hasta el más mínimo detalle. Se divide entre la “masa” de medios malos y “los selectos” medios buenos, atacando de manera brutal la libertad de expresión y es el primer paso para aplastar la libertad de expresión.

Fuerte. La crítica y el debate no son bienvenidos. Sólo debe haber una verdad absoluta: la de quien detenta el poder. Por eso, los medios de comunicación oficiales creados o los selectos afines a la causa, tienen dos objetivos: enaltecer la figura del líder y omitir todo comentario que sea en contra del jefe. Y de ahí se deriva el uso del miedo como estrategia para mantener el control de los medios, de la opinión pública, bajo la premisa de que el poder también es para joder. El miedo nos silencia, nos intimida y nos degrada. Nulifica cualquier debate. El miedo, utilizado socialmente, solo produce división y enfrentamiento.

Escaso. Y es cuando viene la manipulación de la ley. Una vez que se declara la guerra a los medios, se busca dividirlos y desacreditarlos; después acciones que comuniquen miedo y que el gobernante debe de ser temido, se hacen decretos que son usados como armas para combatir a los disidentes o para institucionalizar la política represora del miedo.  

¿Le suena lejano? ¿Le suena arcaico? Todo esto está sucediendo en nuestro tiempo y muy cercano a nosotros. Estamos a punto de vivir la dictadura cerca de casa. 

El país que presumía sus libertades como su mayor estandarte ante el mundo, hoy está amenazado por todo esto, en la figura de Donald Trump. 

¿A poco pensó que me refería a alguien más? 

Este ha sido el espresso doble de hoy. 

Luis Rubén Maldonado Alvídrez

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@fruslero en Twitter.