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Usted es el achichincle y yo un ciudadano hasta la madre… 

La secuencia de escenas semejó más una pieza de una comedia que otra cosa; por el principio, la trama y el desenlace. Joel Gallegos, con su peinado de niño bien portado, guayabera color blanco, de...
  • Por Cynthia

Platican en gobierno

Platican en gobierno

Diálogo

Diálogo

Cierran calles

Cierran calles

Manifestación

Manifestación

Peticiones -

Peticiones -

Armando Cuéllar

Armando Cuéllar

Pilar Fernández

Pilar Fernández

Exponen sus peticiones

Exponen sus peticiones

Salen a atenderlos

Salen a atenderlos

La secuencia de escenas semejó más una pieza de una comedia que otra cosa; por el principio, la trama y el desenlace.

Joel Gallegos, con su peinado de niño bien portado, guayabera color blanco, de las echeverristas, partió plaza.

Entró a la bola de manifestantes de retén ciudadano que arribaron a la plaza Hidalgo a protestar por la represión en Camargo.

Sus ayudantes le hicieron la caravana. 

Cuando llegó al centro, un chaparrito de barba, de Cuauhtémoc, Armando Cuéllar Moreno, le dio la bienvenida.

“Soy un ciudadano hasta la madre de ustedes”, le dijo.

Y todavía le espetó, en la cara: “usted es el achichincle del achichincle”.

Joel usa máscara, o ya no tiene cara, porque le miró, impertérrito, aunque por dentro, se le notaba, ardía como el sol de las tres de la tarde.

-Nos llaman delincuentes -dijo Cuéllar.

-¿Quién dice eso? -preguntó Gallegos.

-Su gobernador, su jefe -respondió el manifestante.

Los acompañantes de Cuauhtémoc sacaron una lona, con la fotografía de Javier Corral y sus promesas.

-Prometió universidades gratuitas… ¿cumplió? -le preguntó al director de gobernación estatal.

-Déjeme hablar -dijo Joel. Antes, había dicho que “yo estoy aquí para escuchar”.

-Pero contésteme, ¿cumplió? Nada más dígame sí o no -le preguntaron.

-Nada más dígame sí o no -dijo Cuéllar.

-Déjeme hablar -exigió el funcionario estatal.

-Dígame si o no.

-!Déjeme hablar! -gritó Joel Gallegos.

-Aquí el jefe somos nosotros -expresó el de Retén Ciudadano.

-Ah, entonces muchas gracias -señaló Joel Gallegos y se fue…

Abucheos, gritos como “rajón”, “que manden a otros”, claxonazos, “por eso se enojó el cabrón, por las becas gratis”, “porque no dijo que no cumplió”, le dijeron.

Le hubiera ido mejor si hubiera sido portero de Estados Unidos en un juego de fútbol contra México, en el estadio Azteca.

En menos de cinco minutos se le olvidó el “yo estoy aquí para escuchar”. Le dieron un gancho al hígado y se le salió el aire, apenas en el primer round.

Cuéllar dijo respecto de las promesas de Corral, que “vamos a refrescársela”.

Del mandatario, dijo que no es un virrey ni un emperador.

Esas estrategias estúpidas, copiadas de Felipe Calderón, no dan resultado, dijo, al tocar el tema de la violencia en Cuauhtémoc.

Y se fueron para el congreso, a tocar otras puertas...

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