Opinión

No es monopolio, es convergencia de ideas

  • Por Redacción C
No es monopolio, es convergencia de ideas

Por Cruz Pérez Cuéllar

Una fuerza capaz de romper con la dictadura neoliberal que impera en nuestro país, por lo menos desde las últimas tres décadas, no puede ser otra que aquella que tenga el impacto nacional requerido y vaya acompañada no de un ideólogo o un puñado de ideólogos que mantengan embelesada a la masa, sino de un gran número de ciudadanos comprometidos y convencidos de la realidad política que vive nuestro país. Esa fuerza es precisamente la que trae consigo Movimiento de Regeneración Nacional.

A la vista no hay otro movimiento que tenga los tamaños para hacer a un lado a quienes han fungido como instrumentos de esa dictadura neoliberal, es decir, hablamos de la partidocracia tradicional, principalmente del PRI, PAN y PRD, que se han servido con la cuchara grande y que no hay distinción en sus formas de gobierno; bastaron los dos sexenios de Vicente Fox y de Felipe Calderón para darse cuenta que no hay diferencia entre una y otra expresión política; el Partido de la Revolución Democrática se sabe que ha sido un émulo del Revolucionario Institucional, sobretodo en la mala forma de hacer política y aunque ha tenido buenos gobernantes (todos los partidos los han tenido buenos y malos), tanto el PRD como el PAN no puede llegar más allá de los límites que le impone el propio sistema, así ha quedado demostrado en cada elección donde las alianzas perversas los tienen aniquilados (aquellas que aún sabiendo que perderán la elección sirven de contrapeso al enemigo a vencer y su participación electoral garantiza no su propia victoria sino la del partido cuasi hegemónico que los tienen atados). La reciente elección en el Estado de México es el ejemplo perfecto para justificar lo dicho anteriormente: el PRD, a través de su candidato Juan Zepeda, sabía perfectamente que podía hacer la diferencia, sabía que su alianza con Delfina Gómez, de Morena, haría destronar al invicto PRI, pero no se lo permitieron, los hilos que maneja la política actual manipula al PRI pero también a su oposición simulada representada por el PAN y el PRD, estos últimos hicieron comparsa sólo para dividir la votación y evitar que la elección se definiera entre dos fuerzas, muy pronto veremos el premio que les reservó el sistema a los candidatos de ambos partidos. Aunque Josefina Vázquez Mota, la candidata del PAN en esa elección de Edomex, ya tenía antecedentes a este respecto, cuando fue candidata a la presidencia de la República en el 2012, se dejó desplazar para debilitar a López Obrador. En los inicios de la administración de Enrique Peña recibió como premio a su lealtad casi mil millones de pesos que el gobierno federal destinó a una asociación civil creada por Vázquez Mota, ahora, después de la jugada de este año Podría suceder algo parecido, Del Mazo le estará muy agradecido. Históricamente el PRI y el PAN han dejado constancia de esa mancuerna, hasta comparten funcionarios, como es el caso de José Antonio Meade, que fue secretario en el gobierno panista de Felipe Calderón y lo sigue siendo en el presente del priista de Enrique Peña Nieto. Así es como funciona, así es como ha operado siempre.

De ahí que Morena se distinga del todo de la corriente izquierdista simulada que existe en el país, que de cuando en cuando da muestras de rebeldía y se permiten alzar la voz, incluso en contra del presidente, ¿Pero cómo no? si él mismo es un títere del mismo sistema, que lo mantiene en esa posición a conveniencia de todos los que se benefician del gobierno a través de jugosos contratos, de acuerdos multimillonarios, de posiciones políticas; dicho a la manera de Andrés Manuel López Obrador: es la mafia del poder.  Pero el espectáculo está medido, controlado, porque los partidos que deberían ser de oposición no van más allá de la simple crítica, no pueden, pero tampoco quieren porque entienden que ese es su roll en este juego.

El partido encabezado por AMLO pudiera considerarse por los oponentes políticos como una falla del sistema, aquel que debiera someterse a la tradición partidista no lo hace, no lo ha hecho hasta ahorita y no lo hará, porque no han entendido los de afuera que no es un simple partido político, es un movimiento iniciado hace dos décadas que tiene como fin primario la liberación nacional, romper con los esquemas políticos que nos mantienen atados a una forma de gobierno que no puede romper (ni pretende hacerlo) con la corrupción rampante ni con la inseguridad incontenible por las estrategias corroídas, por el bajo nivel de compromiso de los funcionarios del área de seguridad, por la infiltración del crimen organizado en las corporaciones hasta los niveles más altos; no pueden mejorar porque la costumbre de meter la mano al cajón están tan arraigada que quienes la practican no conocen la frontera entre lo correcto y lo permitido, el dinero público lo usan como si fuera propio y el poder político en beneficio de sus intereses personales.

Un servidor rechaza por completo la teoría de que López Obrador y Morena pretenden monopolizar a la izquierda mexicana, como si alguien fuera capaz de frenar el curso de las ideas, de impedir que la gente crea o no en determinada ideología, es cierto hay una influencia  muy clara, como ocurre en todas las manifestaciones políticas, pero nunca ha pretendido adueñarse del concepto, y mucho menos emparentarse con una izquierda radical que en otros países hace mucho daño al sistema social y económico porque lo invade y trata de suplirlo, generando la discordia social y un atraso de dimensiones catastróficas. Tampoco es una izquierda tipo progresista que les da lo mismo negociar con los ciudadanos que con los corruptos, con los malos que con los corruptores. No hay plena distinción entre este modelo y el bipartidismo, del cual nomas hemos conocido los mexicanos su forma de gobernar a nivel país.

Lo que es evidente es la real necesidad de hacer oposición a quienes se sienten dueños del país, solos y acompañados, la partidocracia en México ha caído en un bache que sólo puede ser rescatada por una fuerza distinta que no tenga vínculos con los partidos de siempre, que sea sinceramente incluyente para que converjan ahí los que no tienen cabida en otros grupos políticos, que sea tolerante con las diferencias de pensamiento y consciente de la causa común que los une; que sea totalmente abierta a la crítica  y noble para aceptar el reconocimiento o el éxito.

Esta muy claro que Morena representa esa opción y es oportuno que al interior se sepa que no todos los aliados a este proyecto pretenden militar en sus filas y de la noche a la mañana convertirse en los más fervientes izquierdistas, los aliados son eso, son quieres pueden ayudar a conseguir el objetivo final porque solo no lo podrá hacer, la cohesión social es indispensable para alcanzar la meta, así lo ha definido el propio adalid del movimiento y plasmado en los lineamientos básicos del proyecto de nación. De esa manera de pensar nadie podrá sentirse desplazado ni ver amenazado su espacio, como ocurre en otros partidos políticos, esa es la respuesta a una verdadera unidad que deberá prevalecer en todo momento, incluso, después de la victoria.

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