Opinión

La columna

  • Por Redacción C
La columna

Por Carlos Jaramillo Vela

“Rafa” Márquez: del cielo al infierno.

Caso Egro, del yerno de Francisco Barrio: el que calla otorga.

Una de las noticias que sorprendió a México y al mundo durante los recientes días fue el supuesto involucramiento de Rafael Márquez, ídolo del futbol mexicano, en operaciones financieras ligadas a la delincuencia organizada. Estados Unidos, juez implacable del mundo cuando se trata de otras naciones, pero obsecuente protector de sus intereses, a ultranza -y aún contra las leyes y los tratados internacionales- cuando lo que está un juego es su conveniencia, ha sentado a Márquez en el banquillo de los acusados, terminando de un golpe con la brillante imagen y carrera de este talentoso futbolista mexicano. Aunque hay quienes dudan de la veracidad de la acusación, en caso de ser inocente a Márquez no le será fácil probar su falta de responsabilidad en las acciones ilícitas que el gendarme del mundo le ha imputado. Duele decirlo, pero es cierto que independientemente de la veracidad o falsedad de los vínculos y conductas que el gobierno norteamericano la atribuye al popular y legendario “Rafa” Márquez, su carrera y reputación prácticamente han terminado. Su estrella se ha -o la han- apagado.

El duro golpe que -con razón o sin ella- los norteamericanos le han dado al exitoso e internacionalmente afamado ex jugador del Barcelona de España y actual capitán del seleccionado mexicano, no podrá revertirse con un eventual “usted disculpe, estábamos equivocados”, pues el daño moral que una acusación de tal naturaleza provoca en la dignidad, personalidad, entorno social y relaciones públicas de quien es víctima de ella, constituye un estigma que perjudica en forma permanente el resto de su vida. Las cuentas bancarias y demás bienes de Rafael, en los Estados Unidos, han sido congelados; importantes marcas comerciales como Gillette y Nike, que antes eran patrocinadoras de Márquez, al parecer le han rescindido sus contratos; el conocido futbolista corre el riesgo de que eventualmente la Selección Nacional Mexicana, y su equipo de futbol, el Atlas de Guadalajara, se vean obligados a excluirlo de sus plantillas de jugadores. Así, todo el entorno que antes fue miel hoy ha sido convertido en hiel, para el laureado Márquez, a quien la vida le está dando una durísima lección, al enseñarle cómo de la noche a la mañana se puede pasar -con culpa o sin ella-, del cielo al infierno.

Al parecer, el gobierno del “Nuevo Amanecer” cayó en el silencio, luego de que algunos medios de comunicación del Estado de Chihuahua revelaran que la administración del gobernador Javier Corral entregó con artimañas un millonario contrato por 80 millones de pesos para compra de medicamento, a la botica Egro, cuyo propietario es hijo de Ernesto Ávila, Secretario de Salud, y yerno de Francisco Barrio -exgobernador del Estado, y padrino político e íntimo amigo de Corral-. La ausencia de explicaciones y la carencia de argumentos del gobierno para deslindarse del ilícito manejo y tráfico de influencias -para beneficio familiar- puestos al descubierto por la prensa, han confirmado la validez de la popular y sabia frase que afirma: “El que calla otorga”, demostrando así a los chihuahuenses cual es el actual “modus operandi” del oligárquico grupo político “La Familia Feliz”, que desde años atrás fundaran Barrio y Corral, y al que ahora se han sumado nuevos miembros, como Ávila, y los vástagos de éste y su consuegro.    

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