Opinión

Una derrota segura anticipada

  • Por Editor Bal
Una derrota segura anticipada

Por Cruz Pérez Cuéllar

Las pantomimas políticas que se presenciaron en lo más rancio del presidencialismo en nuestro país, vuelven con toda su fuerza (o a caso nunca se ausentaron del todo del escenario nacional), con formas que no distan mucho a las utilizadas en antaño, quizá matizadas y coloreadas para tratar de guardar las apariencias pero con mensajes tan claros que dan pena porque la ciudadanía se puede dar cuenta que nunca ha sido desterrado “el dedazo”, por ejemplo, que tanto ofende a nuestra simulada democracia pero que se mantiene en beneficio de una partidocracia obsoleta y carcomida desde dentro, y liderada por sus principales exponentes: los únicos dos partidos que han estado en el gobierno a nivel federal.

Sobre esto último. Ora sí lo digo a la manera de López Obrador: me refiero sobretodo a quienes mantienen cooptado el poder en dichas expresiones políticas, no por supuesto los de abajo, porque conozco a la gente de a pie y me consta que son los que se la parten en cada campaña en cada elección para sacar avante al partido, y son los menos agraciados porque la repartición de puestos políticos al interior como al exterior de la organización se quedan en sólo unas manos (que para variar son siempre las mismas) y  rara vez les cae algún beneficio producto de su esfuerzo para hacer que ganen los candidatos impulsados por las cúpulas. En efecto, los del problema no son los de la base militante del PAN o del PRI, sino quienes los dirigen desde la cima, quienes toman decisiones equivocadas, en muchas ocasiones en detrimento de sus propios seguidores.

Quiero resaltar que figuras como el dedazo, el tapado, el delfín, son sinónimos de la corrupción que se vive al interior de los partidos, y por más que el pragmatismo sea aceptado en la política moderna y se explique como parte del juego, no están justificados los excesos que se cometen al amparo de dicha praxis, como aquella tan acostumbrada por el presidente de la república saliente, o cualquier gobernante, de dejar a un sucesor, ya sea para que le tape sus fechorías o para dar seguimiento a sus ambiciosos proyectos políticos y económicos, o ambas cosas a la vez.

En días recientes presenciamos una de esas muestras de sobrada confianza en el poder, que les permite a los gobernantes, de manera directa en privado, y a través de terceros en público, el señalar quien es o puede ser su sucesor.

La develación de los retratos de Luis Videgaray Caso en la Secretaría de Hacienda, y después, al día siguiente, de Antonio Meade Kuribeña en la Secretaría de Relaciones Exteriores, habla de quién va y ya tiene la bendición del presidente para competir por la Silla del Águila el próximo año.

Primero se reunió la crema y nata del poder económico en el país en torno al secretario de Hacienda, José Antonio Meade, lo arroparon los extitulares de Hacienda, como el presidente del Banco de México Agustín Carstens, el senador Ernesto Cordero y Luis Videgaray; además del amigo del alma de Enrique Peña Nieto, el titular de la SEP, Aurelio Nuño; el secretario de Turismo, Enrique de la Madrid; quienes presenciaron la develación de una imagen de Videgaray como extitular de la SHCP, el centro de atención no era el homenajeado con dicho acto sino el actual secretario, Antonio Meade.

Posteriormente Meade Kuribeña, fue invitado a la Secretaría de Relaciones Exteriores para develar un óleo donde se le reconoció como uno de los personajes más destacados de la diplomacia mexicana del siglo XXI, según informó la propia cancillería.

Intencionalmente se ha ventilado la imagen de Meade como quien después de haber trascendido a dos administraciones, una panista y la ahora priista, puede ser quien salga avante con el apoyo de priistas y panistas en la próxima elección. Cosa que devaluaría aún más al bipartidismo, que históricamente en público se han sacado los ojos pero en privado han llegado a acuerdos que les reditúa políticamente, a nivel país y en todos los estados donde siempre han tenido presencia. Chihuahua no es la excepción, y está claro que, como lo dijimos en la entrega pasada, ambos partidos están prestos a hacer alianzas que los mantenga comiendo pan caliente, y que en el caso de la reforma electoral recientemente aprobada, lo hicieron a través de un pacto que les permitió sacar una mayoría absoluta, para darle entrada a la reforma, y ahora más recientemente dejar en manos del PRI la presidencia de la mesa directiva del Congreso local, cuando el PAN con la mano en la cintura podía dársela a un adversario político menos fuerte.

Sin embargo, José Antonio Meade, el funcionario más placeado de los últimos tiempos, que ha ido de una secretaría a otra: como de Hacienda (tanto en la administración pasada y en la presente), a la de Desarrollo Social; a la de Educación, a la de Energía y a la de Relaciones Exteriores que actualmente ocupa, “nomás le faltaría ser presidente”, diría el propio Peña Nieto y sus secuaces, quienes ahora lo colocan como uno de los más fuertes tiradores, pero sobretodo lo colocan quienes mantienen el poder económico, la mafia del poder, que basa sus decisiones en una serie de factores relacionados al dinero y que al igual que otros expresidentes, en el ocaso de sus administraciones, (Luis Echeverría y Carlos Salinas de Gortari serían los más ilustrativos de los últimos tiempos, estarían en condiciones de patalear el sistema para tratar de ganarse la confianza de los ciudadanos que durante el sexenio se mantuvieron a raya con medidas drásticas en materia económica, con devaluaciones sin fin, con gasolinazos y un sinnúmero de vaivenes, pero el impacto sería igualmente desastroso o mayor que en los ejemplos mencionados.

No tienen escrúpulos para lograr su cometido, pero sobre advertencia no hay engaño, ya lo han hecho en el pasado, no han cambiado ni en su modo de operar, y ahora me parece que los mexicanos no debemos dejar que cometan el mismo error, porque si todavía no logramos recuperarnos después de las devaluaciones que sobrevinieron al salinato, imaginémonos que nos salgan con otra debacle, solo quedarán residuos de nuestro querido México.

El tiempo se les está terminando y pronto llegará el momento en que los ciudadanos decidirán el futuro de nuestro país, las evidencias del mal gobierno están por doquier, así que no nos dejemos sorprender, el cambio está a la vuelta de la equina, no hay que desaprovecharlo.

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