Opinión

El aviador número uno de palacio

  • Por Redacción1
El aviador número uno de palacio

La columna

Por Carlos Jaramillo Vela

· Madero: ¿El “aviador” número uno de Palacio?

· La reunión de Corral con los diputados federales: ¿No cesa la arrogancia?

· El secretario privado de Corral: ¿Igual que su jefe, o lo supera?

Las recientes filtraciones hechas por los medios sobre las frecuentes y/o permanentes escapadas de Gustavo Madero la Ciudad de México, seguramente han causado preocupación en Javier Corral, el mandante de Palacio. Tal desasosiego en el senador con licencia no tendría razón de ser si los constantes viajes de Madero a la cosmopolita capital mexicana tuvieran realmente el propósito de arreglar asuntos del Gobierno de Chihuahua. El punto discutible sobre el incesante viajar de Madero, que ha sido puesto en el escaparate público por algunos medios de comunicación es, precisamente, la presunta realización de actividades político- electorales que reiteradamente el Jefe de Gabinete –operador político de facto- lleva a cabo en la capital para tejer vínculos, “amarres”, alianzas y estrategias político- partidistas, que nada tienen que ver con la atención a las necesidades de los chihuahuenses, pero sí con estrategias personales de Corral financiadas con el dinero del gobierno.

Corral debe abstenerse de desviar recursos públicos para el favorecimiento de sus proyectos políticos personales y/o partidistas, si no por convicción, al menos sí por conveniencia, pues la inobservancia de la ley podría hacer que en cualquier momento tanto él como Madero fueran denunciados por la comisión del delito de peculado electoral. Madero y Corral son dos personajes que se han habituado a saborear las mieles del poder, al menos durante los últimos dos o tres sexenios. No resulta extraño que este par de actores esté más acostumbrado a la “grilla” que a la chamba.

Recordemos la reciente reunión cumbre político-electoral-partidista que por convocatoria, gestión y patrocinios autorizados por Corral –aunque con el dinero de los chihuahuenses- se realizó en Chihuahua con la presencia de Porfirio Muñoz, Santiago Creel, Jorge Castañeda, Miguel Mancera y otros personajes. ¿Acaso quien operó la logística y el cruce de agendas necesarios para la realización de dicho encuentro fue Madero?. No lo duden. Es lógica, entonces la suspicacia de las columnas periodísticas que han empezado a cuestionar los periplos de Madero, puesto que resulta inexplicable –y hasta ofensivo- que el Jefe del Gabinete del Gobierno de Chihuahua “haga” su trabajo desde la Ciudad de México. ¿Acaso Corral ha convertido a Madero en el principal “aviador” de su gobierno?

Muy malas referencias han empezado a circular en el ámbito periodístico respecto a la reunión que Javier Corral y su operador político Gustavo Madero -quien según los enterados ya radica de manera casi permanente en la Ciudad de México- sostuvieron en la capital del país con los diputados federales de Chihuahua. De ser ciertas las filtraciones desprendidas de esa reunión, entonces la arrogancia sigue

siendo el sello característico de la élite que ideó y dirige en Chihuahua la estrategia político-partidista llamada “Nuevo Amanecer”.

El reporte de prensa divulgado indica que no obstante la investidura de los legisladores federales Adriana Terrazas, María Ávila, Alejandro Domínguez, Fernando Uriarte, Alex Lebarón y “Tony” Meléndez, éstos recibieron de Corral, Madero y demás secuaces que integraban la comitiva del senador con licencia un trato de párvulos de escuela primaria, pues sin el menor diálogo político, el grupo corralista se constriñó sólo a dar indicaciones a los diputados de “lo que tienen que hacer”, entregando a cada uno de ellos un legajo de documentos relativo a la gestión que -para obtener aumento de presupuesto federal para Chihuahua- se espera de cada uno de ellos, y a agradecer a los representantes populares su asistencia. La ausencia de oficio político parece ser el común denominador de la forma bajo la cual Corral y sus correligionarios se empeñan en conducirse. Vale la pena recordar que en política, la autosuficiencia y la soberbia suelen ser muy malas consejeras.

Otro de los funcionarios-amigos incorporados a la nómina estatal por Javier Corral, y cuya conducta fue evidenciada en la prensa local esta semana, es una persona de nombre Francisco Muñoz, quien supuestamente funge como Secretario Privado del actual y controvertido inquilino palaciego. Resulta que a través de un importante medio periodístico electrónico han circulado una fotografía, versiones y hasta una carta de reclamo redactada por empleados del gobierno, que no sólo acusan a Muñoz de beber cerveza en los desayunos oficiales que Corral ofrece a organizaciones civiles dentro del Palacio, sino de dar a sus compañeros un trato indignante que ha empezado a incomodar a varios empleados gubernamentales debido al comportamiento petulante del señor de las confidencias y confianzas de Corral. Dicen que en política los discípulos imitan, y a veces hasta superan a sus maestros. ¿Cómo no va a actuar con soberbia Muñoz ante los modestos empleados estatales, cuando ve las notas de prensa que revelan el trato brindado por su jefe a los legisladores federales? Así están las cosas desde que aquí en Chihuahua “amaneció para todos”.

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