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Milennials de Chihuahua ayudan en tareas de rescate en México

Los llamaron problemáticos, egocéntricos, flojos, ensimismados, hedonistas, egoístas, arrogantes… La generación que mató la cultura de trabajo, a las instituciones y el mundo como lo conocíamos....
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Milennials de Chihuahua ayudan en tareas de rescate en México

Los llamaron problemáticos, egocéntricos, flojos, ensimismados, hedonistas, egoístas, arrogantes… La generación que mató la cultura de trabajo, a las instituciones y el mundo como lo conocíamos. La generación que no sabía trabajar en equipo, que se ponían primero a ellos mismos y jamás voltearía a ver a los lados. Los millennials parecían los culpables de todos lo que estaba mal, hasta el día en el que todo lo que estuvo mal no tenía que ver con diferencias generacionales, políticas, institucionales, ni humanas.

El 19 de septiembre de 2017, México fue sacudido -por segunda vez en menos de 15 días- por un sismo de 7.1 grados que dejó fuertes estragos en Ciudad de México, Morelos, Puebla, Chiapas y Oaxaca. Bastaron unos minutos de desconcierto para dimensionar el estado de emergencia en el que las zonas damnificadas se encontraban. Bastaron aún menos para que las calles se inundaran de jóvenes dispuestos a brindar su ayuda. El personaje del “Yo-Yo-Yo” se transformó en un instante en un “Tú-Tú-Tú” para mostrar sus verdaderos colores. Un ímpetu que ni el cansancio, ni el hambre, ni el riesgo ha podido frenar.

“¿Quién convocó a tanto muchacho, de dónde salió tanto voluntario, cómo fue que la sangre sobró en los hospitales, quién organizó las brigadas que dirigieron el tránsito de vehículos y de peatones por toda la zona afectada? No hubo ninguna convocatoria, no se hizo ningún llamado y todos acudieron” escribía Emilio Viale para El Universal en 1985. Hoy, 32 años más tarde sus palabras vuelven a estar vigentes, pues la tragedia nos demuestra que ante la adversidad únicamente tenemos una etiqueta: la de humanos.

En las calles, albergues y centros de acopio se ha excedido el número de voluntarios, víveres y medicinas. En las zonas afectadas, existen listas de espera para relevar a los brigadistas. Hasta los municipios de menor acceso llegan caravanas de jóvenes con alimento, materiales de curación, palas y picos. Las redes sociales han pausado su función de “egoteca” para convertirse en afiches actualizados minuto a minuto que ayuda a informar, pedir y dirigir el apoyo. En efecto, nadie los convoca, nadie los dirige, nadie los organiza, es su voluntad la que los mueve.

Hoy los millennials, la generación estigmatizada por los medios, da una nueva cara a la sociedad. El filósofo Fernando Belaunzarán tuiteaba “Los jóvenes han tomado la CDMX. Espero que ya no la suelten”. Los jóvenes han devuelto la fe al país ydesde los escombros de la tristeza, se han levantado como un pilar de esperanza.

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