Opinión

La obsesión contra Duarte: confesión de una estrategia

  • Por Editor Bal
La obsesión contra Duarte: confesión de una estrategia

Por Carlos Jaramillo Vela

Luego de que el titular del Poder Ejecutivo del Estado de Chihuahua declarara en días recientes su obsesión persecutoria contra su antecesor, queda de manifiesta la finalidad estratégica con la que fue concebido el artilugio político mercadotécnicamente llamado “Justicia para Chihuahua”. Al cabo de un año de gestión al frente de los manejos públicos de la entidad los resultados parecen ser escasos o nulos, sobre todo en materia de seguridad pública, mientras los reclamos sociales van en ascenso ante la falta de respuesta a las expectativas que generó a su llegada el nuevo grupo de político-burocrático que hoy ocupa los principales puestos de la administración estatal.

Los tiempos son político-electorales, sin duda –y sobre todo para quienes han hecho su modus vivendi del aprovechamiento de este tipo de coyunturas y oportunidades-, porque el 2018 será un año de reacomodos y reparto de posiciones públicas de índole electiva y administrativa. La moneda está en el aire y el paquete a repartir no es nada despreciable, por ello resulta lógico –aunque éticamente pueda ser objeto de cuestionamientos- que la mercadotecnia política a desplegar por el grupo en el poder se desate adquiriendo cada día niveles de mayor frecuencia y estridencia.

Asimismo, la atonía que ha envuelto a los primeros doce meses de ejercicio hace previsible la adopción de las acciones persecutorias y aprehensivas como línea discursiva central del plan coyuntural emergente a adoptar por el gobierno local y su apéndice partidista, pues si no hay mucho que ofertar al salir al escenario electoral lo apremiante es asirse de lo que se pueda –“hasta de un clavo ardiendo”-, ya que “en tiempos de guerra cualquier hoyo es trinchera”.

Podría decirse que el resultado es de pronóstico reservado, pues no se sabe cuál será la decisión del electorado. La evaluación de los últimos y complejos doce meses de vida pública e institucional que en el estado de Chihuahua todos hemos constatado, se hará en las urnas, de manera irrevocable. La preocupación es latente tanto en los dirigentes de los partidos como en el responsable político de la entidad, pues unos quieren avanzar en la obtención de espacios de poder y otros temen perder los que ahora tienen. ¿Cuál será la resultante electoral que tendrá Chihuahua dentro de 9 meses? Algunos tienen una idea somera al respecto, otros ni siquiera piensan en ello, pero nadie sabe con certeza cuál será el veredicto popular. La moneda está en el aire.

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