Opinión

La Columna

  • Por editor TV
La Columna

Por Carlos Jaramillo 

 

• El regreso de Patricio.

• Yeidckol Polevnsky: llama merolico a Anaya, y señala como su aliado al mandatario de Chihuahua.

• Los priistas inconformes: con la piel delgada.

• Omar Bazán y el “Bronco” Rodríguez también censuran a Corral.

La inusitada iniciativa del senador y ex gobernador chihuahuense, Patricio Martínez García, para contender como candidato del PRI a la alcaldía de la capital del estado, de la cual fue titular de 1992 a 1995, ha causado impacto en los círculos sociales, políticos y periodísticos. El ge del ex alcalde y también exdiputado federal no es común, pues en ciudades grandes y altamente competidas en el terreno electoral pocas veces se ve el retorno de un ex alcalde para alcanzar nuevamente el puesto anteriormente ocupado. Quizá es inédito el hecho protagonizado por Patricio, pues tal vez no existe en las crónicas de la historia política del país, la postulación de un ex gobernador para ocupar por segunda ocasión la jefatura del ayuntamiento capitalino de su estado.

Patricio Martínez ya hizo historia, pues el solo acontecimiento de su registro como candidato del Partido Revolucionario Institucional a la jefatura de la comuna municipal de la capital chihuahuense es un suceso que no tiene precedente; de llegar a obtener el triunfo en las urnas impondría un récord que se antoja verdaderamente difícil de igualar en estos tiempos. Probablemente la decisión de Martínez García de ir en pos de la presidencia municipal por segunda vez, tenga que ver con el espíritu emprendedor y el arrojo que le caracterizan. Para nadie es un secreto el liderazgo que el llamado Pat ha alcanzado en los ámbitos político y empresarial, donde ha tenido una brillante trayectoria.

Al registrarse en el edificio tricolor la mañana del viernes 19 de enero, Patricio Martínez dijo: “Javier Corral es mi gobernador y caminaremos de su mano cuando gane la presidencia municipal”, y añadió “el único compromiso es Chihuahua”. Sin duda, una de las noticias que han resonado con mayor fuerza en los escenarios estatal y nacional durante el actual proceso electoral 2018, es el regreso de Patricio.

Quien en días recientes se fue duro y sin rodeos contra Ricardo Anaya y el titular del Poder Ejecutivo del Estado de Chihuahua, es Yeidckol Polevnsky, dirigente nacional de MORENA, pues durante una conferencia de prensa ofrecida en Sonora, señaló las estratagemas político-electorales que el mandatario chihuahuense hace para favorecer a Anaya, candidato de la izquierda-derecha, a quien llamó “merolico”. La revista Proceso publicó las declaraciones de la líder en torno a las supuestas triangulaciones de dinero denunciadas en Chihuahua -difundidas por los diarios Reforma y The New York Times-, citando textualmente lo que Polevnsky dijo a los medios: “Es manufactura de (Ricardo) Anaya, así como hizo la caja china en lo del procurador (carnal), ahora está haciendo esto para que no lo volteen a ver a él y tiene, obviamente, como cómplice, perdón, como aliado al gobernador de Chihuahua (Javier Corral)”.

En los últimos días se han vertido públicamente expresiones de inconformidad por parte de algunos conocidos priistas que discrepan de las decisiones y actuaciones de la actual dirigencia estatal del Partido Revolucionario Institucional, encabezada por Omar Bazán. El tema es debatible, desde varios puntos de vista, uno de ellos, el que ahora abordaremos, es el inherente a la resiliencia o capacidad de “amortiguamiento” -digámoslo así- que se supone deben tener quienes participan en política, pues, hablando en sentido metafórico, su piel debe ser tan gruesa como la de los elefantes.

La institucionalidad, la discreción y la lealtad siempre han formado parte de la tradicional ortodoxia política priista. Si algo ha distinguido históricamente al PRI es el tacto y el cuidado de las formas. Por ello, resultan atípicas y discordantes las expresiones y señalamientos que en forma pública se han venido vertiendo, incluso desde hace varios meses. Además, tales críticas, independientemente de la existencia o no de razones que las justifiquen, resultan lesivas para la imagen de la institución. En quienes ya han tenido la oportunidad de ocupar importantes cargos públicos bajo las siglas tricolores, debe existir el compromiso moral para actuar con reciprocidad y en respaldo hacia la institución que los formó. Es pertinente recordar dos adagios que siempre han dicho los “viejos”: “Para andar en la política hay que tener el lomo grueso y seboso, a fin de que nada lastime y todo se resbale”, y “La ropa sucia se lava en casa”.

Otros dos actores políticos que en las recientes semanas han denunciado públicamente al titular del Poder Ejecutivo de Chihuahua, son: Omar Bazán, Presidente del Comité Directivo Estatal del PRI en esta entidad; y Jaime “El Bronco” Rodríguez, Gobernador del Estado de Nuevo León.

El dirigente estatal de los priistas ha manifestado: “Exigimos a Javier Corral ocupe su tiempo en Chihuahua, que resuelva los problemas y sea eficaz en la gestión de recursos para los chihuahuenses. No hemos visto un objetivo claro ni una visión que dé a la población tranquilidad ni se sienta orgullosa por mejores condiciones de vida”. “Señor Gobernador, el PRI le exige deje de hacer política electoral y concentre su atención en atender de manera urgente los problemas de los chihuahuenses”.

Por su parte, “El Bronco” Rodríguez, critica a su homólogo chihuahuense por sus quejas sobre la supuesta negativa del gobierno federal para entregarle una partida presupuestal, pues dice: “Las declaraciones son declaraciones. Falta que (Corral) lo pruebe. A los políticos del PAN les gusta mucho declarar y hacer estridencia. Nadie, ningún gobernador, tenemos problemas con el presupuesto (federal). Se me hace que él quería de más… (y) probablemente no supo negociarlo con la Federación”.