Opinión

Espresso Doble: dictadores del siglo XXI cambian balas por decretazos

  • Por editor TV
Espresso Doble: dictadores del siglo XXI cambian balas por decretazos

Por Luis Rubén Maldonado Alvídrez

 

 

Continúo con las reflexiones previas al 1 de julio, inspiradas en el libro de los catedráticos de Harvard, Steven Levitsky y Daniel Ziblatt, titulado

“How Democacies Die”, que está disponibles en plataformas digitales en tabletas o lectores electrónicos, así como en ejemplar físico. Y que analiza la agonía y muerte de algunas democracias en el mundo, así como los síntomas de la agonía, que la gran masa social, se niega a ver, obnubilada por las emociones u otros factores. 

Antes de comenzar, recuerde que un buen espresso debe de ser caliente al tacto, amargo al paladar, fuerte en la nariz y escaso al servirse.

Y si usted piensa que la temporada electoral no está lo suficientemente cargada, pues un espresso doble, remata bien su día.

 

Comenzamos el espresso doble de hoy.

 

Caliente. Hay una generación completa que desconoce por completo los golpes de estado, dictaduras militares y la ausencia de muchas libertades elementales del ser humano. Los millennials son aquellos que se hicieron adultos con el cambio de milenio y que sólo conocen la catástrofe de Pinochet en Chile, por los libros y películas. Augusto Pinochet, general del ejército chileno fue dictador de aquel país desde 1973 hasta 1990. Si. 1990. Año en el que muchos millennials nacieron y que, quizás desconocían, fue el año que terminaba uno de los episodios más negros de la historia chilena.

Amargo. Augusto Pinochet fue un asesino. Si. Asesinó la democracia chilena el 11 de septiembre de 1973. Trágico día en el que se consumó el golpe de estado, apoyado por los Estados Unidos, para quitar del poder al primer político de corte marxista en el mundo, que accedió al poder de manera democrática: Salvador Allende. Ese día, Augusto Pinochet, quien había sido nombrado semanas atrás, había sido nombrado comandante en jefe del ejército chileno. Traicionó a Allende, a su patria y en cuanto pudo fulminó la democracia limitando la libertad de expresión a cero; además de desparecer los partidos políticos y el poder legislativo. Allende se defendió refugiándose en el palacio presidencial de La Moneda, mismo que fue bombardeado por el ejército chileno con el mandatario en el interior. La versión más aceptada es que Allende se suicidó, antes de ser aprehendido.

Fuerte. Y con un acontecimiento tan trágico, es como pensamos que se asesina a la democracia: por la vía de las armas, con una lucha armada. Pues, tenemos que pensar que nuestra democracia ya puede morir desde adentro y sin balas ni sangre de por medio. Los dictadores del siglo XXI han dejado las balas y las han cambiados por poderosos decretazos. Torcer la ley, para usarla en contra de quienes votaron en su contra. Y así es como cambian, quitan, ponen o agregan integrantes a las cortes o al congreso; además de buscar controlar los medios de comunicación.    

Escaso. Hoy, más allá de los ciber ataques, está la ley en manos de un demente, que se cuele al poder, gracias a la ira social que dura lo que dura la campaña y en los 20 segundos en la casilla. El caso de Pinochet, además de emblemático, es muy reciente. Tuvo el poder absoluto. Era el gobierno de un solo hombre, quien infundía pánico y terror para tener controlada a la gente. Situación que vemos en algunos gobernadores mexicanos y candidatos a la presidencia de México.

 

Tómese el tiempo de reflexionar su voto.

Este ha sido el espresso doble de hoy.

 

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