Opinión

La columna

  • Por editor TV
La columna

Por: Carlos Jaramillo.

 

Las cosas por su peso caen. Al paso del tiempo, la alcaldesa de Chihuahua Eugenia Campos, quien solicitó licencia para pedir otra vez el voto a fin de lograr su anhelada reelección en el cargo, cada vez se ve más involucrada, igual que César Jáuregui, su Secretario en el Ayuntamiento, en abusos o corruptelas de imposible justificación y de graves consecuencias. Durante los días recientes, Alejandro Domínguez, candidato postulado por el PRI para la Presidencia Municipal de Chihuahua, ha venido cuestionando fuertemente, y con pruebas en la mano, la conducta de complicidad y soborno desplegada por ambos personajes- Campos y Jáuregui- cuando fueron diputados locales por el PAN, en el trienio 2013-2016, al recibir millonarias cantidades de dinero del erario público “a fondo perdido”, a cambio de favores de índole político. De ese modo fue la “oposición” de “doble juego” que los actuales números 1 y 2 del Municipio de Chihuahua, desplegaron, manteniendo las apariencias en lo público, pero viviendo una realidad distinta en lo privado.

Hoy, las evidencias –documentos, recibos firmados y demás pruebas documentales existentes- comprometen seriamente al par Campos-Jáuregui, poniendo en riesgo el plan trans-quinquenal que los dos se habían trazado al pretender suceder a Javier Corral, actual mandatario estatal, en el palacio donde este lleva casi dos años despachando. La elección en la que Campos intenta obtener el respaldo electoral para reelegirse es cada vez más incierta para ella, ante la difusión nacional que ha alcanzado el asunto de las fuertes sumas de dinero que la alcaldesa-candidata y su secretario recibieron en otro tiempo y bajo otra investidura, pero con la misma responsabilidad jurídica, política y moral que ahora les reclama –no solo a ellos sino también a Javier Corral- el conocido articulista del diario El Universal, Salvador García Soto, autor de la columna “Serpientes y Escaleras”. El caso Campos-Jáuregui está confirmando la sabiduría del viejo adagio que afirma que las cosas caen por su propio peso.

Durante las actuales campañas de los candidatos chihuahuenses al Senado de la República, la desplegada por los abanderados del PRI, Reyes Baeza y Georgina Zapata, ha sido, desde el punto de vista físico-territorial, la de mayor extensión e intensidad, y bajo el análisis político es la que contiene la más amplia e integral propuesta. La mañana del martes 26 de junio, ante la presencia de más de dos centenares de simpatizantes, empresarios, comunicadores, y distinguidos políticos como el ex mandatario estatal Fernando Baeza Meléndez, los candidatos tricolores al Senado dieron a conocer en forma pública la agenda legislativa y de gestión, que se han comprometido a realizar en respuesta a las necesidades de los chihuahuenses, una vez que lleguen a la Cámara de Senadores.

Ninguno de los demás candidatos al Senado postulados por los otros partidos políticos, ha recorrido el Estado para realizar una campaña, ni ha esbozado una oferta de ejercicio legislativo, en la forma en que lo han hecho el ex gobernador Reyes Baeza y la diputada Zapata. Las giras de proselitismo realizadas por la fórmula priista a lo largo de 90 días de campaña suman 27 mil kilómetros de trayecto; y el plan de trabajo ofrecido por ellos constituye un documento democrático e incluyente, que responde a los anhelos y expectativas manifestados por miles de chihuahuenses a través de foros presenciales y virtuales, efectuados para motivar su participación y captar sus opiniones.

Entre otros de los principales temas, que con mayor detalle del que aquí se expresa son abordados en la agenda legislativa expuesta por Reyes Baeza y Georgina Zapata, destacan: empleo para recién egresados y madres de familia, progreso económico, y aumento de salarios mínimos; paz, para reemplazar el miedo y la violencia, por libertad y tranquilidad; bienestar, para vivir mejor; cercanía con la gente, a través de oficinas de enlace regionales; presencia física de los senadores en el territorio; ejercicio legislativo austero y transparente, sin gastos superfluos; leyes y reformas justas y modernas; y gestión de recursos, sin precedente, para apoyar el desarrollo de Chihuahua.

Con un lenguaje claro, Baeza reseñó su campaña e ideario político, al decir: “Recorrimos el Estado para hacer una campaña de contacto personal y ganar la voluntad de los chihuahuenses. La gente valerosa y trabajadora es el mejor patrimonio con el que cuenta Chihuahua para salir adelante. Los valores que habrán de guiarnos son integridad moral, competencia intelectual, liderazgo político y diálogo respetuoso. Pretendemos lograr la legitimación permanente mediante los resultados que daremos desde el Senado. Estamos convencidos de que Chihuahua nos demanda unidad, y de que ésta la construiremos a través del diálogo y el acuerdo”.

La magnitud del despliegue físico, y la calidad del trabajo político, llevados a cabo por Baeza y Zapata en el curso de su campaña, son indiscutibles; ninguna otra de las actuales campañas al Senado, en Chihuahua, iguala a la que se echaron a cuestas los exponentes tricolores. La fórmula Baeza-Zapata ha hecho la mejor campaña, y ha formulado la más sólida propuesta. El próximo domingo primero de julio, el resultado electoral habrá de confirmar lo asentado en estos párrafos.