La Fuente

*Ahora sí se va El Soldado Raso *Entraría ex rector Grajeda *Engañaron a Narro *Inauguraron hemodinamia pero no sirve

  • Por editor TV
*Ahora sí se va El Soldado Raso *Entraría ex rector Grajeda *Engañaron a Narro *Inauguraron hemodinamia pero no sirve

DICEN que, a punto de explotar, Ernesto Ávila juntó a sus más cercanos colaboradores y les dijo: ya me metieron en un pedo a mí, pero, antes que yo, se van ustedes, hijos de la chingada. A partir de ese momento, empezó la purga en la secretaria de salud y organismos descentralizados. Corrió al del jurídico, al administrativo, a 50 galenos de pensiones y un montón de personal. Sin embargo, no adoptó ninguna medida para controlar el desorden y la corrupción, en el entendido que no tuviera nada que ver. Permitió que siguiera la subrogación de la sala de hemodinamia de Abel Salazar en la Clínica del Centro, que Omar Fierro, del mismo hospital, facturara a la secretaría un montón de servicios y que el doctor Villaseñor, médico de pensiones, al igual que los otros, pero también de la clínica del centro, le metiera lucro al tema. El Soldado Raso se dejó degradar, día a día, por la burocracia política del sector salud, a cambio de mantener un margen de maniobra para la corrupción, mostrar eficiencia simulada y ocultar la realidad de la secretaría ante los ojos de palacio. Su compadre Barrio, al que la revista proceso le llamó Un Hombre Llamado Fracaso, epíteto que le heredó al secretario de salud, tutor del gobernador, metería las manos al fuego por él. Hasta ahorita. Falta ver que dicen ambos cuando sepan que El Paisa negoció ya la secretaría de salud para el ex rector de la Uach, Jesús Enrique Grajeda.

OTRO broncón que deberá sortear El Soldado Raso Ernesto Ávila, a quien en sus años en el ejército le llamaban El Perro, se refiere a la sala de hemodinamia del hospital General. La sala ha resultado ser todo un fraude, pues no funciona, a pesar de haber sido inaugurada por el secretario de Salud, José Narro, y el gobernador, Javier Corral Jurado. El 18 de junio, días antes del domingo electoral, ambos cortaron el listó que rodeaba el cuello de un enorme elefante blanco, un engaño, un monumento a la mentira y la corrupción institucionalizada. Todavía es hora que esa sala, de hemodinamia, construida para practicar 100 mil cateterismos al año, según el discurso de El Paisa, no sirve para nadita la cosa. Fueron 30 millones de pesos los que se tiraron a la basura en esa obra, de la cual deberá rendir cuentas el secretario de salud, que mintió y ocultó las cosas para facilitar la foto del secretario de salud federal, Narro Robles, y de su amigo y protector, El Gato Pardo.

EN DOS años de ejercicio, Ernesto Avila, militar de carrera, secretario de salud, pasó de El Coronel no tiene Quien le Escriba, a Salvando al Soldado Ryan. Le bastaron menos de 24 meses para descomponer y destrozar el sistema estatal de salud a base de ineficiencia y corrupción institucionalizada. Hoy, El Soldado Raso está sometido a una investigación de la PGR por el no reconocimiento de deuda de 20 mdp a la empresa Egro, amparado, con una orden de aprehensión que pende sobre su cabeza. Este caso despanzurró todas las corruptelas que existen al interior de la secretaría de salud, las cuales mantienen gangrenado y lleno de pus el aparato estatal de la materia, al cual el gobernador, muy a su estilo, presta oídos sordos.

LA DEMANDA que interpuso el proveedor de medicinas Egro, fue ante la propia procuraduría general de la república y el motivo fue el no reconocimiento de adeudo por una cantidad de 20 mdp. La causa por la cual fue radicada en una dependencia federal es que, los recursos que maneja El Soldado Ryan, son de origen federal, en su mayoría. Pero no solo le pega al secretario de salud el tema, sino, también, por igual, al secretario de Hacienda, Arturo Fuentes Vélez, al titular de pensiones, Tito Herrera y al de los servicios coordinados de salud. Hay que ver las listas en los juzgados federales para saber si, igualmente Después que fue destripado el marrano, como se dice en la jerga del barrio, Ernesto Avila empezó una purga al interior de la secretaría, en un burdo intento de borrar a los enemigos sin corregir las horribles fallas y el tremendo lastre de la corrupción que ha impregnado como un maligno cáncer todo el sistema estatal de salud. 

OTRO enorme problema que deberá resolver Ernesto Ávila, El Soldado Raso, secretario de salud, es el relativo al desvío por mil millones de pesos que efectuó este año y el pasado. El secretario tomó los recursos de la caja del seguro popular y los metió a gastos de ichisal. Fue puro cuento que haya entrado a la compra consolidada tan cacareada por Ávila, pues resultó ser un cuento chino, ya que las trasnacionales Nadro, Naipe y Fármacos Especializados, entre otros, bloquearon su ingreso. Las medicinas que usa el sistema estatal de salud son hindúes y chinas y las subrogaciones y pagos por trasplantes, son millonarios. Además, por razones aún ignoradas, rompió con Los Terrazas el acuerdo para enviarles todo lo relacionado con tratamientos de cáncer al Hospital Ángeles y, ahora, los remite a la Clínica del Centro, cuyo dueño es el doctor Sergio Piña Marshall, duartista de corazón, que fungió como secretario de salud en la primera parte del sexenio pasado. Ávila debe explicar el desvío de mil millones de pesos antes que le caiga la nueva auditoría superior de la federación de la marca peje, porque, ahí, no habrá paisano que le ayude.