La Fuente

*Se murieron tres pacientes por trasplante de riñón *Cobran por donar córneas *Insostenible El Soldado Raso

  • Por editor TV
*Se murieron tres pacientes por trasplante de riñón *Cobran por donar córneas *Insostenible El Soldado Raso

LO peor del caso de El Soldado Raso, Ernesto Ávila, no ha sido, como fue escrito ayer, el tema del negligente manejo de los recursos públicos. Esa negligencia, aseguran en el sector salud, cobró ya tres vidas, en cirugías de trasplante de riñón, en las cuales murieron tres pacientes. Los trasplantes de riñón los practicaba el doctor Gastón Ramírez, en la clínica del Parque, desde hace muchos años, sin mayores problemas. Sin embargo, por razones desconocidas, el secretario de salud importó al galeno Daniel Zamora Valdéz, de quien afirman, es sobrino político. El resultado fue que tres pacientes, al ser intervenidos, por este motivo, se quedaron en la plancha, presuntamente por negligencia oficial. En uno de los casos, dicen en radio pasillo de la salud, fue muy claro que el paciente era negativo B y le pusieron un riñón del tipo AB positivo, que concluyó, lógicamente, con la muerte. 

EN EL centro estatal de trasplantes existe otro ramal de la corrupción latente en la secretaría de salud. Resulta que a los beneficiarios de las córneas les duplican el costo, que debería ser simbólico. El acuerdo es que cubran apenas 5 mil pesos por este enorme beneficio, pero, precisamente, al aprovecharse de ello, una funcionaria les clava el doble, o sea, diez mil lucas. Se llama Adriana Limones y es le encargada de efectuar todos los trámites cuando se escoge al beneficiario del trasplante. En Chihuahua se obtienen córneas de los familiares de fallecidos o del Estado de México, de donde llegan de 10 a 20 de a tiro por viaje. Esta secretaria, Adriana Limones, es íntima amiga y protegida desde ichisal por María Alegría, una de las Maris ya que el doctor Héctor Palacios, como director del organismo, estaba enterado de esta anomalía y no le hizo nada a esta mujer, porque era muy, muy amiga de María Alegría. 

EL DOCTOR Daniel Zamora, sobrino político de El Soldado Raso, debe viajar cada 15 días a Houston, pues su esposa radica allá y, por supuesto, todo con cargo al erario público. Con gastos pagados por la secretaría de salud, tales como boletos de avión, traslados y comidas, cada vez que el doctor quiere, se va a aquella ciudad texana. La esposa de Zamora es sobrina de Ernesto Ávila, y el galeno es originario de Puebla, aunque dicen que es trashumante, pues ha andado por varias entidades del país, sin hacer raíces. Desde hace dos años ha intentado echar a volar el tema de los trasplantes, pero no ha logrado su propósito. En Ciudad Juárez no se efectúan trasplantes y en el resto de las ciudades del estado no se ha formado una red para solicitar los órganos requeridos. Por el contrario, parece que todos los intentos son bloqueados desde adentro, desde las instituciones oficiales. ¿Será por eso que los trasplantes se llevan a cabo en el Hospital Ángeles de manera subrogada?

LA otra falacia del sector salud en Chihuahua fue el ahorro de 500 mdp que le prometió Tito Herrera a Mi Paisa hace más de un año. Efectivamente, dicen, logró su objetivo, pero redujo la planta de médicos en más de 50 elementos, la mayoría especialistas, en detrimento no sólo de los derechohabientes, sino de la propia institución. Enfermeras, administrativos, galenos, y personal de todo tipo voló de pensiones, debido a que el director debía dar cumplimiento a la orden, sin advertir al gobernador, del riesgo que esas medidas conllevaban. La otrora insigne institución, orgullo de la burocracia chihuahuita, se convirtió en algo similar al hospital general o cualquier hospital del seguro popular. Como en muchos otros casos, Corral y su gente, en este caso Tito Herrera, arribaron al gobierno para demoler la obra de sus mayores.

SIN lugar a dudas, Miguelón La Torre se llevó de calle el aplausómetro en el evento del domingo pasado donde entregaron las constancias de mayoría a los triunfadores de acción nacional al congreso local. Al momento de subir al escenario donde Hugo Natera les extendía el papel que les acreditaba como diputados electos, se sintió cómo subió el termómetro. Ni Blanca Gámez, ni Rocío González, ni Jorge Soto, menos Geo Bujanda, encendieron al respetable, reunido en el centro de convenciones. Obviamente, solo La Maru, estrella de la película, se impuso sobre el legislador, pues es a ella, a la que se le atribuye el carro completo del primero de julio.