La Fuente

*Corral aplica la parralense *En helicóptero a la cabalgata *Rechaza nombramiento de Loera

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*Corral aplica la parralense *En helicóptero a la cabalgata *Rechaza nombramiento de Loera

DICEN los que saben que Nacho Galicia, aquel operador rural y electoral del equipo de La Maru, anda en la alcaldía como Pedro por su casa. Incluso, le vieron activar la clave de una chapa electrónica de una de las puertas del despacho, concretamente en uno de los palomeros donde se hospedan los funcionarios. A Galicia le falta explicar, todavía, el tema de su accidente y los efectos del mismo. Algunos aseguran que no ha cubierto los costos de las cirugías de los niños lesionados en el choque.Los padres, dicen, andan irritados por la conducta del funcionario. Empero, ahora que se sabe que tiene oficina en el despacho de Marco Bonilla, bien podría salir a medios a explicar.

LOS que saben, dicen que en la reunión de conago, en tierras chiapanecas, Corral le cantó un tiro, así de plano, a Andrés Manuel López Obrador. En un breve acercamiento, le dijo que no aceptará intermediarios, ni virreyes, en el estado, y, que de eso a nada, pues mejor nada. La versión que circula no incluye, por supuesto, la respuesta del presidente electo de México. El tema se refiere al nombramiento de Juan Carlos Loera como coordinador de los programas federales. Por el poder que una función así representa, el nuevo coordinador, y los de los demás estados, ha sido llamado El Virrey de Chihuahua. El puro término, para las pulgas de Mi Paisa, levantó ámpula y provocó la citada reacción en la reunión de la comisión nacional de gobernadores. Quién sabe si fue ésa la causa por la cual el ciudadano apareció en un rincón en la famosa fotografía de Chiapas. Empero, dicen, las cachetadas se oirán de palacio hasta la ciudad de México, se anticipa en los corrillos de la política.

ALGUNOS parralenses que arribaban a su tierra, a eso de las once horas de este jueves, pudieron ver el espectáculo: dos kilómetros antes de llegar a la ciudad, aterrizaba un helicóptero oficial. De la aeronave estatal descendió Corral, y, en un santiamén, el ciudadano estaba vestido de vaquero, con mezclilla y texana, según diligenció la ropa el imponderable Menordomo Panchito Muñoz, el que convierte la cerveza en jugo de naranja, pero solo en palacio de gobierno. El Paisa se trepó, como pudo, a un caballo, y se dispuso a encabezar el contingente de jinetes de la cabalgata villista que fundara José Socorro Salcido. Cabalgó dos kilómetros, para entrar, victorioso, a la ciudad de Parral, como si hubiera andado los diez días que tiene en su haber, desde que salieron de Juárez. Eso de simular y actuar, ya lo tiene muy ensayado Corral, pues, hay que recordar, en la caravana que le hizo a Peña Nieto,  les aplicaba la parralense, ésa de aparecer a la entrada de la ciudad para salir en la foto, pero después de haber dormido en hoteles de lujo y después de comer en los mejores restaurantes. 

MUCHOS panistas no se explican cómo es que Pino Espino anda tras la presidencia del comité directivo estatal del PAN, cuando ya ni siquiera panista es, o lo es a medias, o por temporadas. Es que, aunque los dhiacos incrustados en la alcaldía promuevan su candidatura, la militancia y bastantes liderazgos albiazules, le rechazan. A nadie se le olvida que El Pinito se ha ido en dos ocasiones del partido acción nacional y, ahora, eso de que regresa por la presidencia del CDE, como que no. Remember que, en 2001, cuando le negaron la coordinación juvenil de la campaña de Madero, hizo su rabieta y renunció. Luego, hace apenas dos años, estuvo en la campaña de Chacho Barraza, abiertamente, al igual que René Chavira. Cuando fue diputado local, se la pasaba con que se iba de la fracción y se hacia independiente, ¿Qué cara tiene para dirigir al partido cuando en dos ocasiones le ha traicionado? Eso es lo que se preguntan al conocer la noticia de sus aspiraciones, los militantes y liderazgos panistas. Por lo pronto, El Pino anda de vacaciones en Playa del Carmen y ya dios dirá después.

LOS CHIHUAHUITAS no queremos saber a dónde se llevaron al Z40 ni quién va ganar en Juárez, ni tampoco si El Paisa reducirá su sueldo o quién está detrás de las ejecuciones o si Luisito Rey maltrataba a Luis Miguel. En realidad, la preocupación número uno de la capital del estado es saber si nos cambiaron o no a Pascualita, porque no se vale jugar con la identidad y los emblemas de los ciudadanos chihuahuenses. Le hicieron botox o cirugía plástica en la ciudad de México, o le estiraron las arrugas o le cambiaron los ojos o el color del rostro. No se vale que se la lleven a la capital del país con fines de mercadotecnia y, enseguida, traigan un maniquí impostor o alterado. Deben decir si nunca salió de la ciudad de Chihuahua, si la metieron al Hospital General con El Soldado Raso y se les pasó la mano con la anestesia o los químicos o si le dieron medicamentos genéricos o si le metieron agua a las agujas o si la vendieron o si la crearon y en su lugar pusieron otra muñeca. No es justo jugar con el sentimiento colectivo, en serio, no se vale, porque eso si que puede acarrear reacciones sociales.