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Posee El Padre Latifundio millones en templo, parque y plaza comercial

Juárez. – El sacerdote Mario Manríquez ejerce el poder en una especie de auto gobierno sobre la mini ciudad que representa el populoso fraccionamiento Oasis Revolución. Por su poder económico,...
  • Por EditoraSD

En Oasis Revolución

En Oasis Revolución

Juárez. – El sacerdote Mario Manríquez ejerce el poder en una especie de auto gobierno sobre la mini ciudad que representa el populoso fraccionamiento Oasis Revolución.

Por su poder económico, por las propiedades que maneja y por la extensión y valor de éstas, algunos le llaman El Padre Latifundio.

Manríquez, que justifica la interrogante de Maquiavelo, para saber si es mejor ser amado que temido, domina esa amplia franja del sur poniente de Ciudad Juárez.

Ahí, es el rey.

Bajo su dominio está un enorme parque, la gran finca donde se halla el templo, una plaza comercial aún no concluida y las calles y esquinas de estas propiedades.

 El polígono del templo de Santa Teresa, ubicado en Oasis Revolución, mide 4.285.80 m2 y el del parque localizado enfrente es de 3.2 hectáreas.

Son enormes.

La plaza comercial tiene al menos 20 locales.

Manríquez maneja el templo y sus alrededores para realizar una serie de actividades que dejan dinero de ganancias.

El parque Oasis de Santa Teresa, fue construido con millonarios recursos del programa Todos Somos Juárez y se supone que es público, pero tiene malla alrededor.

El sacerdote, aseguran, organiza las ligas de futbol y béisbol y cobra por las inscripciones y el acceso al lugar.

Igual sucede con las esquinas de todos estos polígonos: gente del templo se acerca para decirles que deben retirarse del lugar, a pesar de ser vía pública, o, en su caso, pagar una cuota para que puedan mercadear.

A grosso modo, los que saben de avalúos, estiman que El Padre Latifundio maneja propiedades con un valor superior a los 50 millones de pesos.

Según las tablas catastrales del municipio de Juárez, el precio del metro cuadrado asciende a los 400 pesos por cada uno.

Los vendedores ambulantes de la zona, que ofrecen tacos, hamburguesas, sandías y otros productores, no están interesados en hablar del padre.

Le tienen miedo.

Pero pagan cuota.

Tanto es su poder, que Mario Manríquez da el grito cada 15 de septiembre en Oasis Revolución, como si fuera el Cura Miguel Hidalgo y Costilla.

La gente del lugar sale a pasea, caminar por la zona y consumir uno de los muchos productos que se expenden por ahí.

Ondea la bandera en el aire y exclama el nombre de los héroes que le dieron patria a nuestro país.

Antes, para no empalmarse con el evento oficial, salía a las ocho o nueve de la noche, pero este año, 2018, lo hizo al filo de la medianoche.

Al fin y al cabo, Manríquez gobierna en Oasis Revolución y, su palabra, es la ley.

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