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A 11 años, recuerdan masacre del bar río rosas

Chihuahua.- A 11 años de la masacre en el bar Río Rosas en el que 11 personas perdieron la vida, una crónica hecha por Juan Gómez Franco y publicada en su perfil de Facebook recuerda al periodista...
  • Por TDD
A 11 años, recuerdan masacre del bar río rosas

Chihuahua.- A 11 años de la masacre en el bar Río Rosas en el que 11 personas perdieron la vida, una crónica hecha por Juan Gómez Franco y publicada en su perfil de Facebook recuerda al periodista David García Monroy, una de las víctimas de este lamentable hecho.

En ella narra de forma peculiar la vida y gustos de su amigo David antes de ser asesinado la noche del jueves 09 de octubre en el bar Río Rosas, ubicado en la avenida 20 de Noviembre y calle 31ª.

Una de las teorías que se comentaron que provocó la masacre es que una balacera se había registrado a una o dos cuadras de ahí, en la Terraza y 37ª, por lo que algunos hombres fueron perseguidos al tratar de refugiarse en el bar Río Rosas, sin embargo, esto se quedó sólo en una suposición.

Cabe señalar que este hecho fue noticias a nivel nación, e incluso internacional, esto debido a la gran cantidad de ejecuciones y violencia que se comenzaba a registrar en el estado de Chihuahua.

A continuación, el texto íntegro tomado del muro de Facebook de Juan Gómez Franco:

A ONCE AÑOS DEL ASESINATO DE MI AMIGO, DAVID GARCÍA MONROY.

Soy la bicicleta de David. Llegamos como a las 8 de la noche al bar Río Rosas donde quedó en reunirse con una persona para tratar diversos asuntos de su interés.
Como es costumbre siempre a donde vamos David se baja, me pone la cadena y el candado, para que no me vayan a robar y luego no tenga en que transportarse.
Aun cuando en la casa hay un Volkswagen azul estacionado, a David le gusta siempre andar conmigo de un lado para otro, sea la hora que sea, haga frío o calor.
Luego de salir de la oficina de Correos donde trabaja por la mañana, nos vamos a casa y ahí descanso un poco, para luego irnos a la deportiva a correr.
Hay veces que se está todo el día leyendo y escribiendo en su mesita, rodeado de libros y a su espalda una biblioteca que tiene un valor incalculable para él, de autores que han hecho la mejor literatura nunca antes escrita.
Luego me entero que sus artículos aparecen en el Diario de Chihuahua y una Lotería Política que aparece los domingos. Hace ya muchos años tenía la sección de “pinceladas” en El Heraldo, crónicas urbanas escritas con mucha creatividad.
Ciertas veces vienen a visitarlo su hermano Daniel y su amigo Juan. Duran horas disfrutando de sus análisis en política del momento, acompañada de unos buenos vasos de ron cubano.
Los conozco porque estoy adentro con ellos, soy un amigo más. Oyen buena música y cantan de la buena trova, los Beatles y hasta las buenas crónicas de Chava Flores. David agarra la guitarra, Juan las percusiones y Daniel canta junto con ellos. Eran buenas bohemias. David no acostumbra a salir a bares ni cantinas. Aquí era el lugar de los grandes momentos.
El 9 de octubre de 2008 llegamos al Bar Río Rosas, ese día no fuimos a la deportiva porque David traía puesto un pantalón de mezclilla, una playera y unos zapatos.
Yo esperé como siempre paciente a que terminara de hacer sus cosas, luego me quitaba la cadena y el candado y nos íbamos para la casa.
Ese día, cuando me puso la cadena, abrió la puerta del bar, fue el último momento en que lo vi. Hace ya ocho años y lo extraño mucho. Éramos muy unidos.
Esa noche llevaba como dos horas amarrada en la entrada del bar, cuando llegaron dos camionetas lujosas con mucha prisa. Se bajaron cinco tipos vestidos de negro y capucha con unas armas largas.
Pasaron frente a mí, incluso uno de ellos se topó con mi llanta delantera. Iba muy nervioso al igual que los otros que empuñaban sus fusiles. Según esto era un operativo del AFI.
Escuché un grito de uno de los sujetos: “Ahora sí se los cargó la chingada a todos. Y empezó a disparar primero a los que se encontraban sentados en la barra. Sobrevivieron solo algunos.
Después supe que David era uno de los que estaba sentado en la barra, casi a la entrada del Río Rosas cuando estos sujetos gritaron y abrieron fuego contra lo que se toparon sus balas.
Los sonidos de los balazos eran ensordecedores que se escucharon en todo Chihuahua. Hasta los sicarios debieron sentir miedo de tan exagerado sonido.
David murió al instante. Eso espero. Una bala le penetró su cabeza, otra su corazón y otra un pulmón.
Los sicarios siguieron hasta el baño a personas para asesinarlas. Mataron a once personas, incluyendo a David.
Gritos, confusión, muchas cosas sucedieron dentro del bar en lo que se fueron ellos.
Los malos bajaron por la calle del bar, creo que la 31ª y llegaron hasta la Rosales, dieron vuelta en la Tecnológico. Se dirigían a la vialidad Sacramento. Luego supe eso. Pero también supe después que ya no están vivos. Cerca de Villa Ahumada se enfrentaron con otros policías.
Patrullas y más patrullas llegaron al Río Rosas. Soldados y camiones de esos de tanquetas. Pasaban junto a mí. A nadie le llamaba la atención mi presencia en la pura entrada. Vi todos los cuerpos muertos que se llevaron los forenses.
Por más que me esforcé no vi a David, todos iban tapados. En lo que abrían la puerta vi mucha sangre en el suelo. Podrían trapear con ella todo el piso y les hubiera sobrado. Fue una tragedia.
Momentos antes que llegarán al Río Rosas se escucharon no muy lejos otros balazos. Dice que los sicarios iban buscándolos, pero no creo. No vi a nadie acercarse con prisa.
Permanecí sola al otro día y nadie iba por mí. Por la noche del viernes, Juan llegó con unos amigos e intentó quitarme las cadenas pero fue difícil. Unos agentes de la policía llegaron y le dijeron que yo estaba en calidad de detenida.
¡¡Detenida!!! Ni que yo hubiera sido la asesina, mejor agarren a los sicarios.
Hasta el otro día fueron y me quitaran el candado y me llevaron donde había un montón de cosas que refunden en la policía, unas ya tenían años sin que las reclamaran. Yo no quería eso.
La muerte de David fue circunstancial. Estaba en el lugar y momento equivocados.
Es noche fue una gran pesadilla. Pero esos asesinatos se están convirtiendo en costumbre. El pasado 16 de agosto, en Creel habían también asesinado a 13 personas, entre ellos un bebé.
Ambos éramos muy felices recorriendo las calles como buenos amigos, ahora solo estoy arrumbada en un rincón esperando también mi final.

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