Opinión

¿Cuántos Judas tenemos?

  • Por José Oswaldo
¿Cuántos Judas tenemos?

Alaizquierda

Por Francisco Rodríguez Pérez

Todavía fresca en la memoria, la reunión del Gobernador, César Horacio Duarte Jáquez, con sus principales colaboradores, es mucho más que el relanzamiento del último tercio de su gobierno y la Administración Pública Estatal que encabeza.

Fue una reunión de poder, del inobjetable e indudable poder  que encarna y representa, pero también de honestidad, sencillez, confianza y apelación a las lealtades y la defensa del honor, del gobierno y su persona.

César Duarte fue en la reunión como el cabalgante que llegó el lunes 14 a la entrada de “El Charco” para rendir honores al General Martín López Aguirre bajo el monumento ecuestre; en ambos actos, vimos a un gobernador sincero, franco, abierto y, con ello, una persona en que se puede confiar y con quien se debe ser confiable. Nobleza obliga.

De su voz, de sus palabras, de su posicionamiento se desprende que si bien hay, entre sus colaboradores, aquellos que hacen todo lo posible para cumplirle a él y, sobre todo, a la ciudadanía, también están otros que hacen lo posible, de manera soterrada y facciosa, con acciones u omisiones, al parecer empeñados en que su labor fracase o por lo menos en que su imagen se deteriore.

Por eso creo justo y necesario hacer la pregunta “¿Cuántos Judas tenemos?” Y, a la vez, la exigencia, para que alcen la voz y lo digan de frente. También cabe preguntar cuántos Pedros –los negadores, pero confiables en fin- tenemos, o cuántos Pablos –o sea los perseguidores conversos- tenemos…

Desde el más alto de los niveles, hasta el más modesto, tienen que verse al espejo aquellos que se juntan para hablar mal del Gobernador y bloquear las acciones que podrían conducir al éxito del gobierno del cual forman parte.

Ya hemos hablado y escrito acerca de los maledicentes, los concupiscentes y los calumniadores… Los de esa ralea tienen que descubrirse. Es hora que saquen la cabeza y si no les gusta, abandonen el barco, antes de que se los eche por la borda…

El Gobernador realizó un ejercicio sin precedentes al reunir a sus colaboradores en los primero, segundo y hasta tercer niveles para hablar de lo que puede y debe ser un relanzamiento de la administración pública estatal, en general, así como de su gobierno, y su persona, en lo particular.

Pero también fue un ejercicio de poder, para exigir eficiencia, congruencia y lealtad, una de las máximas virtudes en la política y en el servicio público.

El Gobernador habló de los comentarios de la ciudadanía acerca de la corrupción. Lo que la gente dice, de mala o buena fe, lo que el pueblo repite hasta de guasa, burla o ironía, el gobernador lo preguntó, de frente y derecho, a los propios funcionarios, especialmente aquellos que manejan recursos y los que dirigen acciones de Gobierno.

También les dijo o reprochó la falta de defensa a la imagen del propio Gobierno. Eso ya lo hemos advertido aquí, pues ni en Comunicación Social, ni en la secretaría particular, ni en relaciones públicas, existe realmente un plan o una política de imagen institucional; no tienen lo que los teóricos, críticos o técnicos llaman “acción comunicativa”.

Falta poco para el IV Informe de Gobierno. Muchos se lamen los bigotes o se frotan las manos apostando al futurismo. Piensan que tienen que agandallar. Y ya andan desbocados o desbocadas. Otros piensan que ya el Gobernador está en el declive, que llegó a lo alto de la campana y ya está bajando… Y los que aspiran a sucederle, ya sueñan y prometen y organizan…

En fin, el Gobernador ha tocado rubros que van desde la especulación, hasta lo que llamo maledicencia, concupiscencia, calumnia o simplemente ganas de fregar.

El Gobernador tomó el toro por los cuernos y habló de asuntos tan graves como la presunta corrupción o la supuesta deuda.

El Gobernador ha revirado comentarios y rumores. Ha tenido que hacerlo él mismo debido a la incapacidad, la ineptitud o la complicidad de quienes debieran hacerlo como encargados de sus respectivas áreas.

Junto a eso, el Gobernador presentó la nueva cara de su administración, con postulados como el “gobierno en tiempo real” -que ya maneja la Auditoría Superior del Estado- y el de “gobierno abierto”, como nuevo enfoque de administración y políticas públicas.

Aunque hubo diversas intervenciones, como la muy destacada del Director de Pensiones Civiles, Marcelo González Tachiquín, y la del Auditor Superior del Estado, Jesús Esparza, y hasta vídeos como el del “Gobierno en Tiempo Real”, la mejor exposición, la más interesante y por la que fuimos al evento, con renovados bríos y con ganas de trabajar a favor de Chihuahua, fue la del propio Gobernador.

Un gobernador al que vemos recorrer la geografía del estado, de norte a sur, de este a oeste; el que acompaña al presidente o cumple agendas e itinerarios internacionales.

El Gobernador tomó la palabra y profundizó en los temas tratados. Habló de varios logros, destacando la certificación a la carne chihuahuense y advirtiendo acerca de la poca difusión que de ésta se tiene en el país.

Trató acerca de las grandes reformas impulsadas por el Presidente de la República, y la oportunidad para que Chihuahua les saque el mayor jugo posible y que los beneficios se noten de inmediato.

Con franqueza, redefinió los rumbos del gobierno y pidió redoblar el paso en las acciones.

Con el tema de la corrupción, el Gobernador enmudeció al auditorio. Argumentó, válidamente, que si la población percibe corrupción en el gobierno, eso se debe a los mismos funcionarios, presentes en la reunión, puesto que ellos son los que manejan los recursos, los programas y las acciones, por lo que deben tener mucho cuidado.

Como “jalón de orejas”, el Gobernador denunció que hay grupos que, tratando de denostar las acciones del gobierno, crean grillas sin sentido y buscan distraer la atención de los logros. También advirtió que nadie salía a defender al gobierno, al gobernador, a la imagen misma del gobierno del que forman parte.

Señaló la inacción de algunos servidores públicos que ni atienden a la ciudadanía, mientras que él se desvive por hacerlo en la medida de sus posibilidades.

Justificó sus viajes a México, porque allá se toman las decisiones que afectan al país.

Con la misma fuerza del regaño o la reprimenda, el Gobernador agradeció el esfuerzo de sus colaboradores y les ofreció un voto de confianza como compañeros.

La advertencia fue atender las responsabilidades, no buscar grupos, posiciones o cargos. Implícitamente les dijo a esos que descuidan su labor en aras del gandallismo político que mejor renuncien; igual para quienes no están dando los resultados esperados. Por enésima ocasión el Gobernador mostró su descontento y su insatisfacción acerca de los resultados obtenidos hasta ahora.

El Gobernador aseguró incluso que existe una gran lista de personas esperando ocupar esos lugares donde no hay resultados.

El Gobernador hizo una petición muy honesta, al pedir a sus colaboradores que cuiden su honor. Es de grandes aceptar esta realidad y tratar de contrarrestarla, frente a las maledicencias, las concupiscencias y las calumnias.

¿Cuántos Judas tenemos que juegan en contra o lanzan fuego amigo?, ¿cuántos que francamente traicionan la confianza y el honor? Pero también cuántos Pedros, que niegan tres veces, pero se arrepienten sinceramente; o cuanto Pablos, que de perseguidores, pasan al testimonio, y se vuelven profetas de la idea y del proyecto.

Que saquen la cabeza. Que se asomen. Que se descubran aquellos cuando les pregunten "¿Cuántas veces me has traicionado hoy?"

Para aquellos que no sean de fiar, aquellos que carezcan de palabra de honor, o que manifiesten su poquedad o su deslealtad, es preferible que se vayan a que continúen haciendo mal su trabajo por acciones u omisiones.

Como desde los romanos, que el pacta sunt servanda -los pactos deben ser respetados- así sea luego de la reunión con el Gobernador. Y que respondan los que deban responder: ¿Cuántos Judas tenemos? ¡Hasta siempre!