Esta me la platicó el diputado Ferreyes y hasta me dijo que autorizaba su publicación.
Y es que, desde entonces, desde que ocurrieron los hechos, no ha logrado dormir bien.
Era entonces diputado por el Partido Acción Nacional y Presidente de la Comisión de Fiscalización.
Borruel andaba con su ley antichapulín, que promovió para evitar tanto brinco de puesto en puesto, y que fue el primero que violó al saltar de la alcaldía a su frustrada candidatura al gobierno del estado.
En una de las curules, discutían por un ataque publicado en una columna, en contra de Borruel.
Al entrar a la reunión, en donde había otros diputados del PAN, el de La Dale le dijo a Ferreyes:
-Tú ya no me saludes, tú y yo somos enemigos -espetó.
-Dime algo nuevo -respondió Fernando Reyes.
Se armó la discusión.
Ferreyes propuso enviar una carta al Director del Medio, obligándole con esto a revelar, de alguna manera, la fuente de la columna.
Pero Borruel no aceptó el reto.
Entonces, según dicen los que ahí estaban, Ferreyes le dijo: “cabrón mugroso”.
El tema aquí es saber que la costumbre del ex alcalde inconcluso de Chihuahua es no saludar a la gente que no opina y piensa como él.
Entonces, si atendemos los hechos, no saludará a 600 mil 345 ciudadanos electores chihuahuenses que votaron por César Duarte en 2010.
Tampoco podrá saludar a 21 mil perredistas que sufragaron por Luis Adolfo Orozco, el candidato del PRD en aquella ocasión.
Y a más de la mitad de los 400 mil panistas que votaron por el albiazul y que, al correr del tiempo, se percataron del bribonzuelo que es.
Más de tres cuartos del estado no podrán dormir porque no piensan como Borruel.
Esa megalomanía que se come, que devora, a los políticos.
Y lo digo desde aquí, porque éste es mi pódium.