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Canta en el metro clásicos en inglés

Ciudad de México.- Dicen que por muy larga que sea la tormenta, el sol siempre vuelve a brillar entre las nubes y en el caso de Pablo López Morales, esa luz proviene de la música. A...
  • Por Editora Aux
Canta en el metro clásicos en inglés

Ciudad de México.- Dicen que por muy larga que sea la tormenta, el sol siempre vuelve a brillar entre las nubes y en el caso de Pablo López Morales, esa luz proviene de la música.

A sus 42 años, el cantante originario de Torreón sorprende todas las tardes con su voz a la gente que viaja en las Líneas 2 y 3 del Metro, donde canta dentro de los vagones en un perfecto inglés temas clásicos de B.B. King, Billy Ocean y Ray Charles.

Este talento, el cual desarrolló desde niño, lo ha llevado a conocer personas que le prometen sacarlo de su situación de calle, grabarle un disco o volverlo famoso, pero que al final siempre destrozan sus ilusiones.

"Por el tiempo que llevo viviendo en la ciudad (24 años), me he dado cuenta que la gran mayoría de la gente es 'puro jarabe de pico'. Nunca cumplen su palabra.

"Primero te suben los ánimos, luego te fallan y cuando llega alguien más, ya no confías igual. Te da miedo animarte y pierdes la fe en la gente", puntualiza Pablo con enojo y desilusión.

Estas promesas no hacen otras cosa más que reafirmarle que la vida no es fácil.

Cuando tenía 5 años, se soltó de la mano de sus papás en la Colonia Polvorera, en Torreón, y jamás volvió a saber de ellos. Las autoridades lo llevaron a vivir a varios orfanatos y reformatorios.

"Ya pasó, esa etapa no fue muy agradable. Ya quedó en el pasado y prefiero dejarla ahí", señala tajante.

Un lustro después una familia mormona de EU lo adoptó y se lo llevó a vivir a Utah, donde tuvo su primer acercamiento con la música como parte del coro de una iglesia, y descubrió su talento como contratenor.

"La música siempre ha sido un escape para mis problemas y para mis tristezas".

Debido a su carácter explosivo, al llegar a los 18 años su familia adoptiva le pidió que se independizara.

"No digo que no me quisieran, sí lo hicieron y lo siguen haciendo, pero una cosa es querer y otra es aguantar. Hay familiares a los que quieres mucho, pero que no los soportas. Yo era uno de esos".

Es entonces cuando decide venir a la Ciudad en México, sin dominar el español y con poco dinero en la bolsa.

Llega a trabajar como cargador en el circo de los Hermanos Vázquez, vende dulces en la calle y hasta trabaja en un call center. En 1991 vuelve a vivir de la música.

"Me puse a tocar la flauta en los camiones y luego me vine a vivir por (el Metro) Revolución. Un caballero llamado Joel me regaló su grabadora y me dijo que me dedicara a cantar. En aquel entonces sólo cantaba a José José".

Antes, su voz de contratenor le generaba hasta 600 pesos diarios cantando en el Metro porque no había tantos operativos para desalojar ambulantes; actualmente sólo junta 250 pesos, los cuales invierte en pagar su cuarto de hotel (140 pesos por noche), comida y ropa.

Conforme la gente empezó a descubrir su talento, recibió invitaciones para audicionar en distintos programas musicales.

"Una vez fui a un programa mañanero de Televisa. Fui a hacer una audición y luego me dijeron: 'usted ya sabe cómo es esto, no lo podemos ayudar. Debemos 'empujar' al que nos dijeron'.

"Desde entonces no me presento en los programas. Ya no creo en los demás", reitera con tristeza.

Sin embargo, Pablo no suelta su sueño de grabar un disco, menos ahora que se ha convertido en una sensación de internet gracias a los videos que suben a YouTube y Facebook los usuarios del Metro.

"Ya sé que a la gente le gustan mis videos y dicen que canto bonito, gracias a Dios. Realmente se los agradezco, pero eso no me genera nada. Yo lo que quiero es que haya más trabajo.

"Ya sea ayudando a un cantante como corista, hacer covers como se debe o grabar un disco, que me encantaría. Estoy abierto a lo que me propongan, pero que sea algo honesto y legal", concluye.

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