Opinión

La poderosa Hummer H3 artillada

  • Por Denisse
La poderosa Hummer H3 artillada

Por Alfredo Piñera

La poderosa Hummer H3 todo terreno, doble cabina con caja pintada de color azul y emblemas de la Policía Estatal, artillada con una metralleta de alto calibre que sujetaba firmemente un elemento de la corporación camuflado con vestimenta tipo militar, llamó poderosamente la atención de los ciudadanos al transitar por la ruta del desfile conmemorativo del 16 de Septiembre en la capital.

Una magnífica exhibición de la fuerza y poder de una máquina que por su simple apariencia impone respeto y admiración por los integrantes de dicha corporación, hombres valientes que todos los días tienen arriesgar su vida para enfrentar a lo más peligroso y sofisticado de la delincuencia. Por las calles del centro de la ciudad, frente a las autoridades estatales y el público en general, avanzaba imponente la poderosa Hummer H3 artillada y ¡robada!

¿Robada? Sí, esa es la condición actual del vehículo que meses atrás elementos de la corporación decomisaron, pues contaba con reporte de robo en El Paso Texas, y que la autoridad estatal decidió apropiarse para acondicionarla como unidad de la Policía Estatal, así nomás, por sus pistolas, sin un procedimiento legal adecuado.

Elementos de la corporación, profundamente indignados y solicitando discreción por temor a ser víctimas de represalias laborales, denunciaron lo que para la opinión pública podría representar la más absurda institucionalización del delito y/o el abuso de autoridad. La policía estatal, institución dedicada a brindar seguridad y tranquilidad a los chihuahuenses, responsable de preservar el estado de derecho y la legalidad, exhibida durante un desfile cívico como si fuera una organización delictiva más, involucrada en un posible robo de vehículo y abuso de autoridad.

Y señalo posible robo de vehículo por dos razones: una, porque dicha unidad todavía no le pertenece legalmente a la autoridad estatal (solo la tiene su custodia hasta en tanto no le haya sido entregada en propiedad por un juez) y dos, porque aquí y en China modificar y usar un vehículo del que no se tiene propiedad para utilizarlo en beneficio propio, simple y sencillamente se le llama ¡robo y abuso!

Frente a la denuncia hecha pública, la respuesta de la autoridad fiscal fue que la unidad automotriz era parte de una carpeta de investigación por robo de vehículo y estaba sujeta a un proceso de adjudicación a favor de la institución estatal. También reconoció que dicho proceso aún no había concluido con una sentencia y por lo tanto el bien confiscado no le pertenecía al Estado todavía.

El único proceso mediante el cual la autoridad puede adjudicarse un bien custodiado, producto u objeto del delito de robo de auto, es mediante un juicio que corresponde iniciar al Ministerio Público y a través del cual un Tribunal de Extinción de Dominio integrado por tres jueces de primera instancia, en los términos de la Ley Orgánica del Poder Judicial, podría emitir una sentencia de adjudicación. Sin embargo, hasta en tanto no exista dicha sentencia formal, la ley establece que el bien debe conservarse en estado de custodia y la misma norma señala las medidas cautelares necesarias para garantizar que el bien se mantenga en las condiciones que tenía cuando fue confiscado.

Esto significa que el acondicionamiento de la Hummer como vehículo de la Policía Estatal destinado al combate del delito, sin una sentencia firme de adjudicación, fue violatorio además de la propia ley de extinción de dominio.

Sin embargo, el problema más grave que los chihuahuenses enfrentamos no radica en las irregularidades procedimentales que pudieron haber sido cometidas por la autoridad estatal, sino en la ausencia de una cultura de legalidad en el seno del Poder Ejecutivo. La falta de respeto al estado de derecho que debería de imperar y que a los ciudadanos nos deja con la sensación de que, si la autoridad no es capaz ni está dispuesta a respetar la ley, ¿por qué los chihuahuenses habríamos de hacerlo?

Es un terrible ejemplo de corrupción, de laxitud en la aplicación de la ley y de la indolencia social que padecemos, la que demostramos al mantener silencio frente a estos males.

No faltaron, por supuesto, quienes emocionados e impresionados con el paso del vehículo oficial frente a la autoridad estatal, aplaudieron rabiosamente a quienes desde su interior muy probablemente ni siquiera sabían que presumían en un desfile cívico una poderosa Hummer H3, con reporte de robo.

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