Decía aquel viejo de pueblo que para que alguien apuñale a otro, necesita estar cerca de él, a la distancia máxima de un brazo.
A menos que sea cirquero, de ésos que saben lanzar a distancia los cuchillos.
Empero, en la política, es muy difícil que ocurra esto último.
Lo normal es que sea a distancia del brazo.
Y lo digo desde aquí, porque éste es mi pódium.