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Aumentan las demandas de nulidad matrimonial ante el Tribunal Eclesiástico

Tal y como ocurre en la vida de la sociedad civil, la Iglesia Católica desde tiempos de la Colonia instituyó en la entonces Nueva España, tribunales eclesiásticos, para dirimir...
  • Por Denisse
Aumentan las demandas de nulidad matrimonial ante el Tribunal Eclesiástico

Tal y como ocurre en la vida de la sociedad civil, la Iglesia Católica desde tiempos de la Colonia instituyó en la entonces Nueva España, tribunales eclesiásticos, para dirimir los conflictos entre particulares y entre éstos y la institución religiosa.

Así, existieron tribunales especiales que resolvían sobre las costumbres y las prácticas de fe de los indígenas, considerando que recibían por primera vez las enseñanzas cristianas.  Incluso en dichos tribunales participaban tanto funcionarios religiosos, como de la sociedad civil y funcionarios indígenas.

En el México moderno han continuado su labor estos tribunales eclesiásticos, con algunos tropiezos, como ocurrió en tiempos de la Ley Juárez, considerada por muchos la más importante de las Leyes de Reforma, cuando se decretó la prohibición de tribunales especiales y se ordenó la sujeción de los conflictos a los juzgados instaurados por las leyes civiles.

Hoy día la sociedad mexicana, la chihuahuense en particular, cada vez ha ampliado su conocimiento acerca de la existencia de estos tribunales eclesiásticos.

En el caso del Tribunal Eclesiástico de la Arquidiócesis de Chihuahua, actualmente se resuelve sobre asuntos relacionados con la nulidad de matrimonios principalmente, y de manera ocasional, sobre sacerdotes que abandonan su ministerio, nos explicó el Padre Miguel Ortega, vocero de la diócesis y quien además funge como Defensor del Vínculo, en segunda instancia, dentro del tribunal.

Por principio de cuentas, advierte de entrada el Padre Ortega, debemos considerar que todas las leyes deben estar orientadas a favor, en beneficio de los hombres.  Es así como el Tribunal Eclesiástico se asume como la institución que interviene, ante los muchos problemas existentes, para sanar, como en el caso de los matrimonios en conflicto.

Es fundamental, agrega, la etapa de investigación, particularmente escuchando a testigos, para determinar las posibles causas que nos indiquen que la unión matrimonial pudiera no ser válida, haber iniciado nula.

De esta manera, el Derecho Canónico establece claramente las causales existentes para que los tribunales puedan declarar nulo un matrimonio. 

Como ejemplos, el Padre Ortega cita los casos en los que hubo dolo o engaño previos o durante la celebración del matrimonio.  Es decir, uno de los contrayentes ocultó dolosamente quién era en realidad; por ejemplo que es una persona drogadicta.

Aunque es necesario precisar que para la Iglesia Católica el sacramento del matrimonio es para toda la vida.  “Lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre”, pronuncia el sacerdote oficiante durante la ceremonia matrimonial.

De tal suerte, señala el Padre Ortega, que no existe el divorcio.  La función de los tribunales consiste en recibir la demanda de alguno de los esposos, e investigar, con la debida formalidad y rigor, si efectivamente hay alguna de las causales que acepta la Iglesia para determinar que el matrimonio no debió celebrarse, por estar viciado de origen.  Es decir, realmente el matrimonio nunca se efectuó, nunca se celebró, porque era nulo.

Otras causales de nulidad en el matrimonio, agregó el vocero de la diócesis, son cuando exista presión sicológica en uno de los contrayentes.  Por ejemplo cuando se casan no por anillo de compromiso, sino por niño de compromiso, dice el Padre Ortega en tono de broma.

Igualmente son causales de nulidad la violencia física, moral o sicológica; cuando no se cumple con la responsabilidad económica, con la responsabilidad de guardar fidelidad y respeto.

Es lamentable y triste que en la vida civil, Chihuahua ocupe el primer lugar en divorcios en el país.  Dos de cada tres matrimonios civiles celebrados, se divorcian, señala el sacerdote Ortega.

Y si bien la declaración de matrimonios nulos también se ha incrementado en los tribunales eclesiásticos, tanto de la diócesis de Chihuahua, como en las de Juárez, Parral y Cuauhtémoc, no hay comparación con lo que ocurre en la vida civil.

Han aumentado las demandas en los tribunales eclesiásticos, porque la gente cada vez más se entera de la existencia de los mismos, lo que antes no ocurría, se ignoraba que hubiera estos tribunales, asegura el Padre Ortega.

Y en la vida civil, añade, quizás pudieran ser más, porque ahora muchos jóvenes han tomado la costumbre de hacer vida en común sin contraer matrimonio “para probar”, “para ver si funcionan como pareja”, lo cual puede verse como positivo sobre todo si no hay hijos, causan menos daño, pero sin duda y no hay que perderlo de vista, es un acto pecaminoso, el compromiso hacia el otro, que entraña el matrimonio, queda en el aire, enfatiza el sacerdote.

Existe una causal en particular, ante el Tribunal Eclesiástico: la incapacidad para el cumplimiento de las obligaciones del matrimonio, institución cuyo fin fundamental es la procreación.

Estos casos, explica el Padre Ortega, también son tratados de manera especial en el tribunal.  Luego de recibir la demanda de alguno de los contrayentes, realizar las investigaciones, recibir testimoniales y demás pruebas posibles de efectuar, se emite una resolución y en un sobre sellado, se envía a Roma, al Vaticano, para su análisis y resolución en segunda instancia.

Todo se hace de manera privada, muy reservada, para preservar la dignidad y el respeto a las personas.  De tal suerte que incluso la decisión que emite el Vaticano, desde Roma es enviada igualmente en un sobre lacrado, directamente a los dos involucrados en el caso de la nulidad o no de su matrimonio, y el tribunal ya ni siquiera se entera.

En los casos de sacerdotes que abandonan el ministerio, también el Vaticano es quien decide otorgando la dispensa correspondiente.

Estos asuntos, dice el Padre Ortega, son especialmente dolorosos, porque uno como sacerdote luego de tantos años de estudio y dedicación, enseguida ejercer por dos o tres, o hasta diez años, y luego salir a la sociedad civil, no sabemos hacer otra cosa. 

Hay algunos compañeros que han intentado trabajar en alguna empresa, en alguna financiera, y han tenido que renunciar o han sido despedidos, porque simplemente no estamos capacitados para ello.  Hay un compañero que hace poco lo vimos en un puesto vendiendo tortas al lado de una de las carreteras, y parece que le está yendo bien.  Otro que andaba trabajando de taxista, desde hace dos o tres años no sabemos de él.  Lo más seguro es que se haya ido de Chihuahua, señala.

Por último, el Padre Miguel Ortega nos explica que él forma parte del Tribunal Eclesiástico en Chihuahua, en calidad de Defensor del Vínculo en segunda instancia.  Esto quiere decir que a él se encomienda analizar y resolver las demandas de nulidad matrimonial que son presentadas y resueltas en primera instancia por los tribunales eclesiásticos de las diócesis de Juárez y Parral.

Los casos que corresponden en primera instancia a Chihuahua, luego de resueltos son enviados a segunda instancia a Durango, para la resolución definitiva.

En mi caso, dice el Padre Ortega, como Defensor del Vínculo, soy estricto y duro en los análisis y discusiones al interior del Tribunal Eclesiástico.  Para la Iglesia lo importante es ser muy rigurosos en las investigaciones para poder declarar nulo un matrimonio, pues pugnamos por preservar la institución matrimonial y la familia.  Yo exijo todos los elementos para poder proceder, recalca.

La autoridad máxima en el Tribunal Eclesiástico de Chihuahua, es el Vicario Judicial, y funge como tal actualmente el Presbítero José Luis de Haro.

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