Espectáculos

Rescatan el espacio del legendario Teatro Hidalgo en el antiguo Barrio de San Francisco, en Parral

Tras 86 años de insistentes solicitudes para que fuera recuperado el espacio del desaparecido Teatro Hidalgo, el Gobierno del Estado y el ayuntamiento de Parral proceden al rescate de tan representativo...
  • Por José Oswaldo
Rescatan el espacio del legendario Teatro Hidalgo en el antiguo Barrio de San Francisco, en Parral

Tras 86 años de insistentes solicitudes para que fuera recuperado el espacio del desaparecido Teatro Hidalgo, el Gobierno del Estado y el ayuntamiento de Parral proceden al rescate de tan representativo lugar, para ponerlo al servicio de la recreación familiar y fortalecer también la cultura y la industria del turismo en la localidad.

Y la respuesta, conformada por acuerdos del gobernador César Duarte, el Presidente Municipal Miguel Jurado y un comité ciudadano, fue rescatar el espacio del antiguo teatro, para destinarlo a ubicar la Biblioteca Benjamín Franklin, en el barrio de San Francisco, y construir adjunto un teatro al aire libre; en tanto, el nuevo edificio del Teatro Hidalgo ya es edificado junto a un centro de convenciones, en el histórico edificio de la Casa Stallforth. Todo ello, bajo la observación del Programa para el Desarrollo del Centro Histórico de Parral, que preside el profesor Asunción Mendoza Montana.

Desde el 6 de octubre pasado, ingenieros, arquitectos, arqueólogos e historiadores, se encuentran inmersos en el complicado trabajo de restauración del espacio donde estuvo el teatro.

Pues resulta que durante las labores realizadas, entre esos escombros y ruinas, fueron descubiertos los cimientos y los muros del antiguo convento de San Francisco de Asís, así como los sepulcros de frailes franciscanos y hermanos terceros, inhumados en el camposanto de la congregación religiosa.

Con lo que quedó en claro que, sin dejar de atender el rescate del área de lo que fuera el teatro, fue necesario ahondar también en lo concerniente al Convento de San Francisco, que dio nombre e historia a la barriada, por ser fundado inmediatamente después de la fundación del Real de Minas de San Joseph del Parral.

Mediante esos trabajos, el 3 de diciembre del pasado 2014, día de San Francisco Javier, un grupo de obreros cavaba una zanja y descubrieron restos humanos dentro del terreno  que colinda con la calle lateral Donato Guerra. Situación que volvió a repetirse el día 21 del mismo mes y año.

Notificado de ello, el Instituto Nacional de Antropología e Historia, envió a especialistas para rescatar los restos y llevarlos a los laboratorios y someterlos a estudios, los cuales indudablemente abrirán nuevas fuentes de conocimiento sobre este panteón que desde finales del siglo XVII existió ahí.

Sobre los sepulcros descubiertos, se sabe que no están ocupados por las osamentas de simples o vulgares plebeyos, sino por personas de condición acomodada, que para tener el privilegio de ser inhumados ahí, tuvieron que ceder al Clero parte de sus propiedades en casas y ranchos y además pagar generosas aportaciones en dinero para misas por el descanso de su alma.

Pero los técnicos encargados del rescate del solar, con toda la formalidad de profesionales en sus quehaceres, son cautelosos en sus opiniones y se reservan sus nombres y especialidades, asumiendo una actitud de un grupo que coincide en que:

“Estamos ante una oportunidad histórica como profesionales, pero sobre todo como parralenses, donde debemos atender todas las especificaciones del INAH. Y, por supuesto, respetar los vestigios materiales de nuestro pasado, como lo fueron el Convento Franciscano, que data de los primeros años de la fundación de Parral, y el Teatro Hidalgo, construido en la primera década del siglo XX, sobre los cimientos del primero. Y, para colmo, también sobre las ruinas de ambos fueron edificadas casas habitación”.

El legendario Teatro Hidalgo

A principios del Siglo XX, el terreno del antiguo Convento Franciscano era propiedad del ayuntamiento de Parral, desde el año 1880, cuando el licenciado Manuel Gómez Luna, ganó el paquete de obras que el Gobierno Federal puso a remate, con base a la desamortización de los bienes del Clero.

En ese acto, Gómez Luna pagó la cantidad de $3,556.89 por el templo y hospital de San Juan de Dios, y el Convento de San Francisco. Pero casi inmediatamente cedió las propiedades al ayuntamiento.

Para el 21 de marzo de 1905, el ayuntamiento acordó:

1°.- Cédase el local del templo de San Francisco a la compañía que se organice para la construcción de un teatro, en la suma de $8,000.00, que serán pagados en efectivo, o en acciones que emita la propia compañía.

2°.- Se autoriza al C. Jefe Político para que pacte la venta del expresado local en  condiciones favorables para los intereses municipales.

Firman el acuerdo: el propio Jefe Político Rodolfo Valles, el Síndico Doctor Cruz López, y los Regidores Licenciado Pablo Olivas Prieto, Juan B. Baca, José María Rentería y Manuel Ayala.

En el mismo año del 1905, el ayuntamiento vendió el convento a la Sociedad Teatro Hidalgo S.A., constituida un año antes por Rodolfo Valles, Jorge Himmighofen, Francisco Gómez, Víctor Esperón y Eduardo Kock, pagándose $1,200.00 en efectivo y 8 pagos mensuales por $600.00 cada uno.  Ellos contrataron al arquitecto cubano Federico Gabriel Amérigo Rouvier, para edificar el teatro, aprovechando parte de los antiguos muros del convento.

El cupo del teatro era para aproximadamente 300 asistentes.  Se invirtieron para su edificación $108,000.00, más $10,000.00 del erario público que entregó la autoridad local.

Un año después, el Jefe Político Rodolfo Valles convocó a la sociedad entera a disfrutar la realización del gran proyecto, que elevó a Parral a la categoría de la ciudad más equipada en cuanto a teatros se refiere.

Y el 26 de agosto de 1906, el Gobernador del Estado, Enrique C. Creel, acompañado de su gabinete, inauguró el Teatro Hidalgo.

Constancia documental queda en las investigaciones de los señores Rocha, quienes   asentaron en sus publicaciones históricas que: “El 25 de agosto de 1906, con una solemne ceremonia que empezó a las 8:30 de la noche, don Enrique C. Creel, Gobernador del Estado, hizo la declaratoria inaugural y pronunció un discurso alusivo.”

“También habló el eminente y culto historiador mexicano, don Victoriano Salado Álvarez, que fungía entonces como Secretario General de Gobierno. El poeta chihuahuense don Manuel Rocha y Chabre, dijo una poesía de su inspiración; igualmente pronunció palabras relacionadas al acto, el Licenciado Antonio Ramos Pedrueza, y la parte musical la cubrió con ejecuciones al piano la señora Amalia C. de Ramos, y para concluir la ceremonia ejecutó el Himno Nacional Mexicano la Banda de Música Municipal”.

Por el respeto absoluto a la obra de investigación y al oficio periodístico de los señores Rocha, se transcriben a continuación textualmente sus apreciaciones:

“Para celebrar tan soberbio acontecimiento, se ofreció un baile en el Foreign Club.

“Al siguiente día, domingo 26 de agosto, la Compañía de Opera Italiana Lombardi,  presentó su primera función, siendo esta la primera vez que una compañía de Opera visitaba nuestra ciudad. La Obra del Debut fue “Tosca”, para continuar en los días siguientes con obras que han sido por largo tiempo el repertorio obligado en este espectáculo lírico musical, como son: “Cavallería”, “Payasos”, “La Bohemia” y “Fausto”.  Las estrellas del elenco de la compañía visitante fueron: la soprano Rosalía Chalía, el tenor Sigaldi, el barítono Torres Ovando; las cantantes Carmen Miller, Calice Gentilini; además de los coros correspondientes.

“El artístico telón fue obra de un pintor de apellido Mendoza. Anexo al edificio había un elegante bar, amplias escalinatas para subir a los pisos superiores, además de un vestíbulo y un salón de recepciones en la parte alta de la fachada.

“Ahí se ofrecieron numerosos banquetes, bailes y fiestas durante los años que el teatro prestó servicio.

“En la memoria de las familias quedaron memorables recuerdos, que por generaciones se transmiten en relatos plagados de sentimiento y nostalgia, porque se trata de las vivencias de la inolvidable abuela, como de la niñez de sus padres y del refinamiento que expresan antiguas fotografías que con gesto sublime se miran, pero que luego se guardan de nuevo en el voluminoso álbum fotográfico familiar.

“En ese teatro actuaron artistas de talla internacional, como la duranguense Fanny Anitúa, quien fortaleció sus dotes de intérprete cuando contaba con 12 años de edad, en la academia particular de la parralense María Aizpuru de Lille. Esta relación hizo que Fanny, siendo estrella internacional de la ópera, obsequiara a los parralenses inolvidables actuaciones en el Teatro Hidalgo. Inclusive algunas de sus temporadas de descanso, las disfrutó en la tranquilidad provinciana de estas tierras, como invitada de familias locales”.

Algunas personas han publicado que la soprano de origen vasco, Pepita Embil, madre del tenor Plácido Domingo, actuó en el Teatro Hidalgo en la segunda década del siglo  XX, pero esta versión no es acreditable, porque cuando la artista llegó a territorio nacional, en la década de 1950, ya no existía el Teatro Hidalgo.

Otra cantante famosa de las que sí hay constancia de su presencia en Parral, es la chihuahuense Emilia Hevia del Puerto, quien no tan sólo se encuentra vinculada al Teatro Hidalgo como intérprete soprano, sino que también se involucró tanto en proyectos humanísticos, que inclusive a principios de la primera década del siglo XX hizo una considerable aportación económica para el sostenimiento del Hospital de Jesús.

Y en su memoria, existe una sala con su nombre en el mencionado nosocomio parralense.

Todo eso, y mucho más, representó  para la historia de Parral el Teatro Hidalgo, del colonial Barrio de San Francisco, donde ahora entre esos escombros, ruinas, recuerdos, leyendas y mitos, un grupo de ingenieros, arquitectos, arqueólogos e historiadores, se encuentran inmersos en el complicado trabajo de restauración del espacio donde alguna vez estuvo la legendaria sala de espectáculos que fue destruida por un incendio la madrugada del 15 de noviembre de 1928.

Quedó sólo la fachada, como testimonio de su recordada presencia.

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