Opinión

De la elección del PAN

  • Por José Oswaldo
De la elección del PAN

Por Oscar Díaz Saucedo

El Partido Acción Nacional se encuentra inmerso, otra vez, en medio de un proceso de selección de candidatos. Para los panistas es un placer encontrarse en estos lares pues es el espacio donde muestran y demuestran su vocación democrática. Hay que decir que estos procesos también sacan a relucir lo mejor y lo peor del panismo: las campañas internas, con todo su calor y apasionamiento, a veces (muchas veces) abren heridas entre la militancia que lastiman y tardan en sanar. Hace falta madurez política de todos los que en ellas intervienen, sean dirigentes, candidatos o militantes, para entender que el panismo no puede seguir siendo divido entre buenos (los míos) y malos (los demás) y que Acción Nacional tampoco puede seguir al servicio de los que han encontrado en la derrota y en la división su éxito personal. El PAN requiere solidaridad, generosidad y sobre todo una reconciliación, pero mientras eso sucede, con campañas propositivas, dialogo constante, apertura y pulcritud, es suficiente.

Las campañas que se avecinan son la oportunidad para demostrar que han aprendido de los errores; de la importancia de llevar a los mejores candidatos con miras a que el electorado tenga ante sí a hombres y mujeres íntegros, emanados de un partido político que, aún con todos sus errores, sigue siendo la mejor opción política para los mexicanos. El PAN no puede, ni debe, desaprovechar la oportunidad que 2015 le presenta para reencontrarse con los ciudadanos que están cansados del mal gobierno y que buscan que desde la Cámara de Diputados, se comiencen a establecer las medidas que impidan que el autoritarismo que creíamos superado, se asiente nuevamente en suelo mexicano.

Es necesario que el PAN entienda su responsabilidad y asuma el compromiso que 2015 les depara. Es necesario que la militancia sea consciente de la obligación que tiene de votar por los mejores hombres y mujeres que militan en su partido, que presenten a los ciudadanos candidatos honestos, trabajadores, responsables y sin mancha alguna que los ensucie y ensucie las siglas de Acción Nacional.

Por su parte, las dirigencias también deberán mostrar lo mejor de sí para que los procesos se lleven a cabo de manera ejemplar y su intervención deberá ser única y exclusivamente hasta donde asegure que los procesos se realicen sin problema alguno, pero además, sin que nadie sea beneficiado o perjudicado, por dicha intervención. Al poner las reglas del juego, deberán ponerlas iguales para todos y su función o actuación jamás debiera ser motivo de discordia entre los candidatos o militantes. En sus manos está mantener el proceso terso, limpio, ejemplar. Es la única forma de asegurar que el PAN salga fortalecido. Además,  hacía el exterior, tendrán que mantener una línea discursiva y de acción que permita distinguir claramente a la oposición del gobierno. Esto es indispensable. Ya no es momento de miedos, ni de regateos: el compromiso debe ser únicamente con Acción Nacional, con sus candidatos y con la gente. Hoy el PAN es oposición y esto debe entenderse claramente: la duda, la indefinición y la ambigüedad deben terminar.

La unidad es una palabra que de tanto que se ha dicho, nada más por decirla, se ha desgatado y ha perdido su sentido. Hoy carece de significado, sin embargo, hay posibilidades reales de trabajar en conjunto en 2015, siempre y cuando la división, el maniqueísmo y la soberbia no sea la moneda de cambio que prive al interior de Acción Nacional. En la medida que la dirigencia, precandidatos y la militancia entiendan que el PAN no es exclusivo de un grupo de personas y que no existen verdades únicas, en esa misma medida Acción Nacional transitará sin problema alguno por los caminos de la democracia. Ciertamente la democracia cuesta y para ejercerla hay que tener capacidad. A Acción Nacional le sobra, siempre y cuando las personas que hoy encarnan su doctrina, tengan la madurez política suficiente y la integridad para estar a la altura de un partido político con la historia,  mística y tamaño del Partido Acción Nacional.  

El reto es complicado, pero en descargo de lo anterior, hay que decir que el PAN jamás la ha tenido fácil. Ojalá que esta vez salga todo bien.

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