Es muy fácil, se los dije –diría la abuela- acabar de plano con la corrupción.
La infalible manera, believe or not, consiste en legalizarla.
Que los diputados levanten su dedito y voten una ley que faculte a las autoridades y a los ciudadanos para realizar prácticas de corrupción.
Como los mexicanos somos muy dados a no cumplir las leyes, entonces la violaremos.
Y así, no cumpliremos con el mandato legal de ser corruptos.
Entonces, al desobedecerla, seremos ilegalmente honestos.
Y lo digo desde aquí, porque éste es mi pódium.