El Presidente volteó hacia arriba para mirar el rostro de Jesucristo.
Le había pedido al sacerdote que le dejara solo para rezar, luego que éste le explicara que Cristo amó a los romanos, sus enemigos.
-¿Así que es amor lo que vendes? -le preguntó, en voz baja, adentro del templo.
Y él mismo respondió: "pues yo no te lo compro".
Luego, escupió al rostro de Cristo y sacó un pañuelo para limpiar la saliva.
Pero la figura se cayó, estrelló en el piso y se hizo añicos.
El Presidente se agachó y tomó un pedazo.
"Ya tengo la atención de Dios", se dijo.
(escena de la tercera temporada de House of Cards)
Y lo digo desde aquí porque es mi pódium.