Opinión

La herencia de Cristopher Márquez

  • Por José Oswaldo
La herencia de Cristopher Márquez

Por Alfredo Piñera

Los análisis sicológicos y socioeconómicos que los especialistas del DIF realizaron a los menores de edad acusados del homicidio del niño Cristopher Márquez, de seis años, deben de explicar, además de las razones de su conducta antisocial y configurar el perfil criminal de los niños involucrados, qué es lo que le está sucediendo a nuestra niñez y en qué o cómo los adultos les hemos estado fallando.

Esa es la invaluable herencia que Cristopher nos deja a la sociedad chihuahuense. La obligación de reconocer que no contamos con programas y políticas sociales institucionales verdaderamente eficaces para combatir la grave descomposición familiar que corroe a todos los sectores de la población, principalmente en aquella donde forzosamente se tienen que desenvolver los niños más pobres y vulnerables frente a la criminalidad.

Esa grave irresponsabilidad que cometen el Estado y la sociedad. Irresponsabilidad que tratamos de subsanar mediante el reparto eventual de dádivas y miserias, con escasos apoyos subsistenciales que no le resuelven nada a las familias y que solo son una inmoral estrategia para mantener tranquilos a los ciudadanos y ahogar cualquier posible revuelta social que pudiera expresarse de forma violenta o mediante el voto de castigo. Como sociedad, solo les hemos dado muy pobre caridad, mediana conmiseración y enorme desprecio y repudio.

¡Qué absurdo resulta que un gobernador, que se sabe responsable constitucional de brindar protección social a sus gobernados, en lugar de asumir el costo de su ineficacia en el ejercicio del mandato y corregir mediante la implementación de políticas públicas eficientes, solo atine a sumarse y pedir justicia para la familia, como si fuera un espectador más de la descomposición legal, social y económica que él mismo ha propiciado.

Los responsables del crimen de Cristopher Márquez no son los únicos protagonistas de esta terrible tragedia; somos todos y cada uno de nosotros, por permitir que la semilla de la maldad se cultive y florezca en los sectores poblacionales más pobres de la entidad y por elegir gobernantes solo preocupados por el qué dirán de ellos mismos y de qué manera les afecta para perpetuarse en el poder.

La responsabilidad es de cada uno en la medida en que somos indiferentes a la grave descomposición y desintegración familiar que amenaza a cada "negrito", a cada niño que le tocó vivir el infortunio de pertenecer a una clase social humilde, abandonada y con muy poca suerte.

La responsabilidad de un Estado indolente, indiferente e incapaz, solo está preocupado en intentar hacernos creer que en Chihuahua no pasa nada, que todos vivimos en paz y que sus políticas de gobierno en materia de seguridad y desarrollo social son un ejemplo invaluable para otras latitudes del planeta, ¡así de falso y simplón!

La herencia que nos dejó Cristopher "el Negrito" Márquez en lo profundamente triste de su tragedia, es la urgente e imperiosa necesidad de que cada uno de nosotros despertemos del letargo social y asumamos nuestra responsabilidad involucrándonos en serio para rescatar y proteger a nuestra comunidad de la maldad y los criminales. En construir una sociedad más justa, ordenada y más generosa y que sepamos elegir con mucho mejor cuidado a nuestros gobernantes, no por su capacidad de construir en el imaginario popular escenarios fabulosos de una sociedad perfecta.

Lo peor que podríamos hacer es solamente condenar una vez más a quienes desde muchos años atrás, con nuestra conducta política ya los habíamos condenado.

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