Opinión

Miles marchan por la vida y la familia

  • Por José Oswaldo
Miles marchan por la vida y la familia

Uno, dos, tres

Por Luis Raúl Valenzuela Colomo

Uno: de la fe a la acción

Miles de personas, principalmente de la Iglesia Católica, marcharon este domingo exigiendo leyes y políticas públicas con respeto a la vida y la familia.

“Queremos leyes con perspectiva de familia”, “la vida es un don de Dios, no al aborto”, “El matrimonio es entre hombre y mujer”, rezaban algunas de las leyendas que se levantaban en la marcha.

Esta marcha se presenta en el contexto de la Ley de niños, niñas y adolescentes, la cual se encuentra en período de consulta en el Congreso del Estado, y que, a decir de los participantes, contiene severos riesgos y amenazas para la vida y la familia.

Los padres de familia exigen que no se “mal eduque” a sus hijos en el libertinaje y el derecho a un placer egoísta y sin compromiso, “ese no es el tipo de educación que queremos para nuestros hijos, decían”.

También participaron algunos jóvenes que manifestaron su inconformidad con la citada ley.

Esta marcha “es el principio de una serie de acciones”, dijeron. También señalaron que no votarán por quien no apoye el matrimonio y la familia naturales.

Esto, pues, es como un inicio en el despertar de los cristianos ante una oleada de leyes y políticas públicas que están destruyendo nuestra sociedad tal como hoy la conocemos.

Aunque hay quien le llama “desconstrucción”, la realidad deviene en destrucción de las instituciones sociales básicas como el matrimonio y la familia.

La fuerza social de los creyentes empieza a expresarse y será, sin duda, un factor de mucho peso en la toma de decisiones del poder civil.

Dos: la naturaleza se venga del hombre

Impactantes son las imágenes de vehículos y casas totalmente destruídas por la furia de un tornado jamás visto en Ciudad Acuña, Coahuila.

No se tiene memoria de un fenómeno semejante, a decir del alcalde de ese lugar. Algunas personas perdieron la vida.

Pero este es solo el último de una serie de acontecimientos climáticos, ocurridos entre el 2014 y este año que prenden una alerta roja. Recuérdese las tormentas de nieve que cubrieron gran parte de los Estados Unidos el año pasado. También se dijo: “nunca vistas”.

Las playas de Acapulco, Guerrero y Mazatlán, Sinaloa, este año han sido azotadas por olas salvajes, fenómeno denominado “mar de fondo”, el cual se debe a tormentas y fuertes vientos mar adentro.

Tal vez la expresión “cambio climático” suene muy suave y pronto será cambiada por la de “transtorno climático”, porque no se le puede llamar de otra manera.

El clima se está vengando del daño causado a la naturaleza por el hombre. Los científicos prevén que, si bien, el cambio climático que estamos viviendo al principio pudiera ser un tanto gradual y tolerable, este llegaría un punto de descontrol total donde sufriéramos toda su furia.

Algo colosal está ocurriendo en la Tierra.

A los tornados, ciclones, inundaciones, sequías y demás, se pueden agregar el hambre y la peste, jinetes apocalípticos.

Tres: la Virgen María nos urge a la conversión

La Virgen María, en Medugorie, un pequeño poblado de Bosnia, Hersegovina, pide urgentemente la conversión de los no creyentes, es decir, los que “no conocen el Amor de Dios” y la oración de todos los creyentes porque “con la oración se pueden evitar las guerras y aún los desastres naturales”.

¿Es este tipo de desastres a los que alude la Virgen desde hace treinta años? Ella, como Madre preocupada por sus hijos ¿Nos advierte del peligro?

Es evidente que el cambio climático se está acelerando.

No debe ser coincidencia que el papa Francisco ha designado este año como “El Año de la Misericordia”, recordando que aún podemos acudir y refugiarnos en la infinita misericordia de Dios.

El hombre debe dejar de ofender a Dios y respetar sus leyes naturales en todos sentidos.