Opinión

Los constitucionalistas

  • Por José Oswaldo
Los constitucionalistas

Almajuarense

Por Francisco Rodríguez Pérez

El tema de la continuidad revolucionaria nos conduce, ahora, a los constitucionalistas. Quiero empezar por los triunfos militares en las Batallas de Celaya, Estación La Trinidad y Hacienda de Santa Ana del Conde, en León, Guanajuato, que resultaron también triunfos políticos para la causa constitucionalista.

El atractivo es que se conmemora el centenario de aquellas legendarias batallas donde Álvaro Obregón, con todo y que pagó tributo con su brazo derecho, se erige como triunfador, al vencer a Pancho Villa, el Centauro del Norte, y convertirlo en el guerrillero que en los próximos años combatiría al gobierno constitucionalista.

Estas batallas, hoy centenarias, convertirían a Venustiano Carranza y Obregón en los hombres fuertes, en los gobernantes, mientras que Zapata y Villa quedarían en el plano de la fracción popular de la Revolución Mexicana, en el mito, en la leyenda del pasado y en utopías.

Podría pensarse que fueron derrotados, vencidos, pero el pasado fluye, el pasado interpela al presente y al futuro: Villa y Zapata siguen cabalgando, con sus ideales en las alforjas, con la revolución interrumpida, a la que se le antepone la continuidad revolucionaria, con la búsqueda y la lucha por la justicia social.

Ha sido menester llegar al 2015 para que se cumplan 100 años de los que sin duda fueron los acontecimientos más trascendentales de la lucha revolucionaria en tierras del Bajío.

Las batallas de Guanajuato, entre abril y junio de 1915, significaron el principio del fin para la División del Norte, otrora poderosa milicia de Francisco Villa que tras el asedio de las fuerzas federales comandadas por Álvaro Obregón, fue progresivamente disminuida y desarticulada, hasta convertirse en poco más que una guerrilla.

Un detalle que añade celebridad y aire legendario a la segunda de aquellas confrontaciones fue que en territorio leonés, en la antigua hacienda de Santa Ana del Conde para ser exactos, fue que Álvaro Obregón perdió su brazo.

La presencia de las fuerzas villistas en León también motivó que hace precisamente un siglo, León fuera efímeramente la capital del estado, con la Casa de las Monas como Palacio de Gobierno y cuartel general de Villa.

El 29 de enero de 1915, el general Abel B. Serratos, leal al Centauro del Norte, trasladó los poderes de gobierno a León, hasta que el 10 de mayo, el bando Constitucionalista revirtió la decisión y erigió a José Siurob Ramírez como gobernador del estado.

Los enfrentamientos revolucionarios en el Bajío estuvieron precedidos por el rompimiento, tras la Soberana Convención Revolucionaria, entre las facciones convencionista, donde se alineaban Villa y Zapata, y la constitucionalista, encabezada por Venustiano Carranza.

Con el mando de Obregón, las fuerzas leales a Carranza, iniciaron en 1915 el sometimiento de los villistas. Entre el 6 y el 15 de abril les propinaron la primera derrota en las inmediaciones de Celaya, obligando a un repliegue hacia León.

Villa creía que en los llanos leoneses podría derrotar a las tropas de Obregón con sus legendarios ataques masivos de caballería. Casi lo logró el 3 de junio de 1915, cuando atacó por sorpresa el campamento constitucionalista en la Hacienda de Santa Ana del Conde. No logró abatir a su rival ni a sus tropas, pero sí cobró un cruento trofeo: el brazo derecho de Obregón, arrancado por una granada.

Se cumple un siglo, pues, de que Francisco Villa caminara y cabalgara entre los leoneses; de que las cariátides de la Casa de las Monas lo vieran llegar como un titán y partir con el peso de una derrota de la que no habría de recuperarse.

Según la Revista Cultural Alternativas Núm. 57, de Febrero 2015, el 7 de marzo de 1915, el General Obregón, encargado de la campaña contra Villa, concentró a su ejército en Querétaro, mientras el General Villa hizo lo propio en Irapuato. Obregón planeó esperar siempre los ataques del impulsivo Villa, mediante posiciones defensivas bien articuladas con una fuerte distribución de ametralladoras combinadas con alambradas, que detendrían las famosas cargas de caballería y después dar su contrataque, apoyado con la artillería.

El General Obregón, de Querétaro inició la concentración de sus fuerzas en la región del Bajío; Francisco Villa, al conocer estos movimientos decidió partir a enfrentarlo, los villistas sumaban 22,000 hombres, más del doble de las fuerzas del General Obregón, sin embargo, el triunfo se inclinó desde un principio hacia los constitucionalistas.

La primera fase de los enfrentamientos ocurrió los días 6 y 7 de abril de 1915, en los cuales el General Obregón defendió su posición ante las arremetidas de los villistas, tal como lo planeó y ante la repetitiva táctica villista que se vio nulificada, por los contraataques obregonistas, los villistas se replegaron a Salamanca, desde donde planearon el contraataque.

La fase decisiva comenzó el 13 de abril, cuando el General Obregón aprovechó las debilidades de la estrategia de Villa.

El 15 de abril, la victoria correspondió a las tropas del General Obregón, tras lo cual Villa se vio obligado a replegarse en León, Guanajuato.

Después de la Batalla de Celaya, hubo otras entre los mismos bandos en Trinidad, Santa Ana del Conde, San Juan de los Lagos y Aguascalientes, pero Villa ya no volvería a operar al frente de la División del Norte y sólo fue cuestión de tiempo para que perdiera toda su fuerza militar, limitándose a partir de entonces, a combatir como guerrillero.

Entre la historia y la leyenda destaca que la mañana del 3 de julio, Obregón salió con algunos miembros de su escolta a recorrer el patio principal de una hacienda, de la que habían recibido reportes de ataques villistas. De pronto, una guardia de soldados al servicio de Francisco Villa salió y atacó con granadas al conjunto de hombres de Obregón, quien fue herido por uno de los proyectiles, perdiendo en el acto su brazo derecho.

Al ver que lograron su cometido, los villistas regresaron a su campamento. Obregón en ese momento, sintió profundo dolor psicológico por la pérdida de su brazo e intentó suicidarse disparándose a la sien con una pistola que estaba descargada. Pocas horas más tarde recobró el sentido y fue informado de la toma de León por parte de las fuerzas de Villa.

Inexplicablemente Villa ordenó el alto al cañoneo y que retrocedieran los batallones que casi se apoderaban de las trincheras obregonistas.

En las filas carrancistas, el general Hill asumía el mando en ausencia de Obregón y decidió tomar la ofensiva y acabar con el enemigo que se replegaba hacia León, con este ataque el ejército carrancista logró avanzar hasta la entrada de León haciendo huir a las tropas de Villa, el cual al sentirse derrotado se fue a Aguascalientes, abandonando gran cantidad de armas y municiones.

De este modo, el gobierno carrancista pudo consolidarse en el poder y promulgar dos años más tarde, la Constitución Política que actualmente nos rige.

A pesar de que dicen que Álvaro Obregón ha sido uno de los Presidentes de la República que ha robado menos, porque sólo agarraba el dinero con un brazo ¡cómo le salieron caras estas derrotas al País! Sobre todo resultó muy oneroso que la pistola de Obregón estuviera descargada... ¡Hasta Siempre!