Mi Pódium

y hechos chí

  • Por Osbaldo
y hechos chí

Inocencio “Chencho” Villalobos fue un gran compañero y generoso amigo.

Eterno fotógrafo de El Heraldo, llegó a Chihuahua procedente de Guadalupe y Calvo, junto con sus primos Eugenio y Guillermo Sotelo, quienes también laboraban como fotógrafos y laboratoristas en el matutino; y con su hermano Ismael, más conocido en la Sierra Tarahumara como Chicón Chicón, igualmente artista de la cámara.  La generosidad fue y ha sido la gran virtud de todos ellos.

Pero Chencho en particular se distinguía por su gran don de gente, su simpatía y su sonora y contagiosa carcajada.  Desde el entonces estacionamiento de El Heraldo, se escuchaba hasta la Redacción cuando arribaba el buen Chencho Villalobos.

Los domingos, para ejemplificar su compañerismo y amistad y su orgullo de origen, con sus primos Eugenio y Guillermo elaboraban en casa el famoso platillo muy común en la región de Guadalupe y Calvo y los límites con Culiacán, Sinaloa, el chilorio, y llevaba una buena cantidad al periódico, para compartirlo durante la cena con el personal de Redacción y talleres de El Heraldo.

Pues en un viaje a Creel, en el trayecto, más o menos al pasar La Junta, de pronto orilló la camioneta en la que íbamos y bajó de la misma, para encaminarnos hacia un llano.  Ahí compartió, por supuesto entre sonoras risotadas, las anécdotas vividas con el que fuera gobernador de Chihuahua, General Práxedes Giner Durán.

Decía que cuando viajaban en gira por la sierra, Giner hacía detener el convoy de camionetas y, al igual que Chencho lo hacía, bajaba a la comitiva en el llano y explicaba sus correrías como revolucionario, por esos lugares.  De pronto, sorprendía a todos al mostrarles algunos casquillos de balas que recogía del suelo en aquel extenso llano.  Miren, explicaba Giner, todavía hay por aquí casquillos de aquella batalla que libramos durante la revolución…

Y Chencho reía y reía.  Aseguraba que era el chofer del gobernador el que, en el momento adecuado, cuando todos los reporteros estaban atentos a la explicación de Giner, discretamente arrojaba algunos casquillos, claro, para que luego su jefe los recogiera “espontáneamente” y diera su explicación acerca de su experiencia como revolucionario chihuahuense.

Y ya para continuar el viaje, Chencho nos explicó, con sus carcajadas de por medio, la forma como el ex gobernador Giner, personalmente, citaba a los reporteros para salir a alguna gira de trabajo:  “Muchachos, les decía con voz enérgica.  Salimos muy temprano.  Así es que, los espero en punto de las seis de la mañana en Palacio de Gobierno….todos, montados, armados, y hechos chí…

Aún resuenan en mis oídos sus alegres risotadas.  

(autor: Carlos Mario Armendáriz)