Mi Pódium

Acorralados

  • Por Osbaldo
Acorralados

Me llamó mucho la atención que Javier Corral, nuevo gobernador de Chihuahua, en más de una hora de discurso nunca pronunció las palabras "narcotráfico" ni "cártel".
En un contexto en donde la violencia parece obtener picos de escalada, o regresar, con ejecuciones, asesinatos y una pugna mortal entre dos bandos por el control en la venta del cristal, esto no puede pasar inadvertido.
Su discurso estuvo enfocado en el combate a la corrupción y, claro, ello no puede ser objetado en un momento en que el llamado humor social, no sólo estatal sino nacional, no voltea a ver nada a otra parte.
Sin embargo, tampoco puede ser soslayado el tema del narcotráfico, cuando no se ha hablado de otra cosa más que de eso en el estado por espacio de ocho o nueve años en forma creciente.
Fuera de ahí, fue un discurso excelente.
Corral goza, como dijera acertadamente Gustavo Madero, de un bono político grande, debido a la forma y contexto en que se alzó con la victoria, en un difícil momento para la entidad.
La concurrencia, los aplausos, la emoción y el contenido de su mensaje, revelaron la fuerza inaudita con que arriba al gobierno del estado, con la esperanza de miles de chihuahuenses por mejorar su entorno.
Parecía que traía una varita mágica y que cada vez que tocaba un tema, resolvía al instante todos y cada uno de los problemas del estado, por ancestrales o complicados que estos sean.
Ojalá y pueda hacerlo.
Antes que nos veamos obligados a decir que vivimos acorralados en un mundo virtual, alimentados solo por la esperanza, ese mendrugo de pan que comen los desahuciados y que los mantiene con vida a pesar de la cruel realidad que les rodea.
Y lo digo desde aquí, porque éste es mi pódium.