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Juárez desaparecido

  • Por Redacción1
Juárez desaparecido

Era octubre de 1985.

El escultor Guadalupe Díaz se acercó al gobierno del estado para proponer la creación de una estatua de Benito Juárez.

El artista era nieto del Benemérito de las Américas, así que la idea sonaba fabulosa. 

Rubén Luna Caldera, que era director de obras públicas, fue con la idea al entonces gobernador Saúl González Herrera.

La colocarían justo en la entrada a Ciudad Juárez, en el entronque de la carretera panamericana con la rúa que conduce a Nuevo Casas Grandes.

Platicaron del tema, acordaron la realización de la obra, el pago de un anticipo y la fecha de entrega. 

El compromiso fue entregar la escultura el 21 de marzo de 1986 fecha del nacimiento de Benito Juárez y año en que culminaba su gobierno González Herrera.

El artista no concluyó la obra, pero sí le encargaron dos bustos más para el primer piso de palacio de gobierno. 

Requerían la presencia de Don Abraham González Casavantes y el mismo Benito Juárez.

Los bustos fueron terminados y colocados en palacio, pero la estatua del héroe de reforma no.

Supieron que el escultor Guadalupe Díaz ya la había terminado pero no quería hacer entrega de la misma.

Ya había pasado el 21 de marzo.

Pasó el tiempo y no hizo entrega de la escultura. Faltaban ya dos días para que concluyera la breve administración de Don Saúl.

El taller de Guadalupe Díaz estaba sobre la venida Constitución, casi esquina con Mejía.

Así que Luna Caldera contrató una grúa gigante y la paró afuera del negocio.

Como en una película, extrajo por aire la escultura de Benito Juárez, se la llevó a todo vapor al entronque de panamericana y Nuevo Casas Grandes y la sentó en su base.

Al día siguiente, a 24 horas de entregar el gobierno a Fernando Baeza Meléndez, el mandatario hizo la develación.

El escultor Guadalupe Díaz, nieto de Juárez, no supo ni qué ocurrió, pues un día miró la escultura en el patio de su taller y, al día siguiente, la obra había desaparecido. 

Nadie entró, no hubo cerraduras resquebrajadas ni puertas violadas, pero la estatua de Benito Juárez hizo acto de presencia en el lugar donde debía estar.

Literalmente, Juárez voló de la avenida constitución a la salida sur de la ciudad, en un relampagueante y emocionante viaje en grúa. 

Ya después, el presidente municipal Francisco Villarreal, construyó la glorieta y mandó instalar un pedestal para darle nueva imagen a la estatua de Juárez. 

Posteriormente, en la administración de El Guero Jesús Alfredo Delgado, se hizo el bulevar Independencia y la estatua fue reubicada al lugar en que hoy se encuentra.