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Un cuerpo real y un presente sin imposiciones: liv tyler

EU.- Cada vez que juega con su amiga Amy, la pequeña Liv Rundgren la pasa genial. Tienen casi la misma edad y muchas cosas en común. El papá de Liv se llama Todd y es cantante y productor de rock....
  • Por Editor04

EU.- Cada vez que juega con su amiga Amy, la pequeña Liv Rundgren la pasa genial. Tienen casi la misma edad y muchas cosas en común. El papá de Liv se llama Todd y es cantante y productor de rock. El papá de Amy se llama Steven y también es cantante, aunque bastante más famoso. Su grupo se llama Aerosmith y le va cada vez mejor. Liv la pasa genial con Amy, pero cuando se cruza con el papá de su amiga, hay algo que la incomoda y no sabe bien qué es. Cuando asiste a un concierto de Aerosmith y lo ve moverse en el escenario, siente las cosas con más claridad. Y empieza a atar cabos. Amy, que se parece mucho a su papá Steven, pero también se parece mucho a ella. “Parece mi hermana gemela” se repite una y otra vez. Hasta que un día, la intriga puede más que el miedo y encara a su madre, que le confirma que se llama Liv pero que su apellido debería ser como el de su padre: Steven Tyler.

La historia comienza a mediados de los 70, cuando Bebe Buell, que soñaba con ser cantante, debía conformarse con las migajas del rock: ser una de las groupies que acompañaban a sus ídolos. De chica, se había obsesionado con Mick Jagger y le copiaba los movimientos frente al espejo. De joven, se empeñó en conocerlo y lo logró. La onda música le gustó y logró salir con un verdadero seleccionado del rock: Iggy Pop, David Bowie, Rod Stewart y Todd Rundgren. Con el último pasó de la categoría cita a la de compromiso. Fue su novio oficial durante unos años. Un día conoció Steven Tyler, líder de Aerosmith, el grupo nuevo que amenazaba llevarse todo el mundo por delante.

Una madrugada de 1976, Bebe estaba de paso en Nueva York cuando recibió un llamado que la sobresaltó. Era Steven, directo del hotel Pierre, pasado de drogas pidiendo su auxilio. Bebe lo cargó en sus hombros -para algo había servido el curso de rescatista que había hecho con su novio-, se lo llevó a casa y lo metió en la bañadera para que se despabile. Y entonces, pasó lo que tuvo que pasar.

Bebe nunca supo si Liv fue concebida en esa apasionada noche, pero sí tenía claro que Steven era el padre de la criatura que llevaba en su vientre. Pero como estaba tan enroscado con las drogas, hicieron un pacto con Todd: se haría cargo de la paternidad de la niña y no le dirían la verdad hasta que cumpliera 18.

Con el trato sellado, Liv nació en Nueva York, el 1° de julio de 1977 y su madre la bautizó en honor a Liv Ullmann, la actriz noruega quien había visto semanas atrás en una tapa de revista. Creció en la apacible vida de Portland que le marcó una templanza a prueba de vida, que mantuvo luego de la separación de Bebe y Todd. Tampoco se alteró cuando supo quién era su verdadero padre. Una vez que se recuperó del sobresalto, buscó el lado positivo. “¡Qué bien! Ahora tengo dos padres, más hermanos y más abuelos que los demás niños”, razonó. Se agregó el apellido Tyler, pero mantuvo el Rundgren como segundo nombre, y pionera de las familias ensambladas forjó una relación con los otros tres hijos de Steven que mantiene hasta hoy.

A principios de los 90, madre e hija se mudaron a Nueva York, y la gran manzana fue también una gran aventura para la niña que estaba por entrar a la adolescencia a pasos agigantados. A los 14. Liv, ya de un metro setentaitantos y con rasgos sumamente atractivos, adolescente al fin y al cabo, no se gustaba al espejo. “Me sentía fea, torpe, gordita y ellos me transformaron”, reconoció. Sin embargo, consiguió su primer trabajo como modelo. Lo que en principio era diversión y mimo para el ego, terminó siendo un oficio duro, frustrante y tedioso. Encima, seguía viéndose gordita para un paradigma que viraba riesgosamente hacia las modelos anoréxicas. Ese mundo de fantasía no le resultaba interesante. Y decidió probar por otra fantasía, la de la actuación.

Para entonces, la relación con Steven marchaba viento en popa. El músico se había recuperado de sus adicciones, Aerosmith había retomado la ruta del éxito y los caminos de padre e hija se cruzaron en 1993 en el videoclip de “Crazy”, uno de los grandes hits del grupo que rotaba día y noche en la cadena MTV.

Aunque parezca increíble, no hubo meritocracia en la elección. Marty Callner, director del clip, no sabía que la chica que lo había deslumbrado en una publicidad de shampoo era la hija del cantante de la banda. Encontró en la morocha a una contrafigura perfecta para la rubia Alicia Silverstone, la verdadera chica Aersomith ya con dos videos en sus espaldas..

El clip fue un éxito y, aunque Liv seguía sin gustarse del todo y se avergonzaba al verse una y otra vez en pantalla, hombres y mujeres de todo el mundo quedaron rendidos ante su belleza. Quien tomó nota del asunto fue el célebre cineasta italiano Bernardo Bertolucci, quien en 1996 la convocó para el papel principal en Belleza robada. Con algunos puntos en común con su historia personal, Tyler interpretaba a una adolescente que llegaba a Italia con dos objetivos para sus vacaciones: conocer a su padre biológico y perder su virginidad.

La película generó sensaciones encontradas en la joven actriz. Por un lado, los rasgos autobiográficos la atormentaban y no tuvo el éxito que se esperaba, pero su actuación había superado la vara media de la crítica y empezaba a hacerse un nombre en la escena hollywoodense de fin de siglo. Solo le faltaba un éxito de taquilla, y eso iba a suceder en un par de años. Mientras tanto, la joven Liv se enamoró.

Durante el rodaje de Círculo de pasiones, Liv coincidió con Joaquin Phoenix, por entonces también bajo el síndrome familiar, en formato “hermano de”. Pocos años atrás había visto morir de sobredosis a su hermano River, y se recuperaba del duelo entre proyectos actorales y algunos excesos. Ella se enamoró a primera vista y por primera vez. Él veía a una gran amiga, una compañera. Aún en sintonías diferentes, crecían y ordenaban cada uno sus respectivos asuntos. Vivieron un romance de tres años y se separaron sin rencor.

Liv Tyler ya era mucho más que la hija de Steven y si alguien tenía alguna duda, la emancipación definitiva llegó en 1988 con Armaggedon, protagonizada por Bruce Willis y donde vivía una historia de amor con Ben Affleck. La película fue un éxito, y a pesar de algunas críticas maliciosas, su rol estaba a salvo. El soundtrack incluía otro hit de Aerosmith, “I don’t want to miss a thing”, más como un guiño comercial que una situación de diván.

Cuando cambió el siglo, Liv Tyler ya era una de las actrices más prometedoras de su generación. Su pelo largo azabache, sus ojos cautivantes, su estampa imponente y un guiño de la fonética, alimentaron el juego de las comparaciones y empezaron a llamarla “Liv Taylor”. Cuando su carrera se perfilaba para las comedias románticas dio un volantazo y se metió en el fantástico mundo de elfos y orcos creado por J.R.R. Tolkien.

Peter Jackson la convocó para el rol de Arwen en su trilogía basada en El señor de los anillos y la tomó por sorpresa. Se sentía una ignorante del universo Tolkien y no le gustaba demasiado instalarse en Nueva Zelanda, pero terminó aceptando. Fue un año largo de rodaje, cuatro de mega exposición y una popularidad que probó y no le gustó. No quería tener paparazzi siguiéndola a todos lados y las revistas escribiendo de ella. Se había casado, había sido madre y buscaba ese hogar dulce hogar que no había conocido mucho de chica.

El afortunado era el inglés Royston Langdon de profesión… músico. Un psicólogo ahí. Se conocieron en 1998, poco después de la ruptura con Phoenix, y se casaron en secreto en el Caribe, en el 2003. Al año siguiente nació Milo, su primer hijo. Estuvieron juntos hasta 2008, cuando se separaron tan discretamente como se casaron. Fue una década en la que Liv coqueteó con ser la gran estrella de su tiempo, pero eligió otro tipo de vida, más tranquila y relajada, tomando con cuidado cada uno de sus roles, y viviendo lo más lejos posible de las tiranías de la moda y la industria.

Para encarar a Arwen había pasado por un duro entrenamiento físico que la hizo perder 14 kilos. Una vez terminado el rodaje, los recuperó. Nadie se iba a animar a rechazarla ni decirle “gorda”, pero se lo hacían saber. “Me pedían que redujera mis curvas para los papeles”, contó. Tuvo resto y ganas de jugar a la estrella una vez más, y en 2008 se puso en la piel de la doctora Betty Ross en El Increíble Hulk, junto a Edward Norton. Se divirtió rodando escenas de acción a las que no estaba acostumbrada. Pero fue suficiente.

Desde entonces, no se retiró de la actuación, claro, pero se volvió selectiva. Ya no iban a decirle qué hacer. Y, mucho menos, cómo debía lucir. Se enfocó en los trabajos televisivos –The leftlovers, Harlots o la actual 9-1-1: Lone Star- y cada tanto se pega una vuelta por los grandes focos, como en Ad Astra junto a Brad Pitt. Tampoco tiene problemas en mostrarse orgullosa de su figura a prueba de productores pro anoréxicos posando para una marca de lencería. “Me niego a rendirme a los parámetros de Hollywood. Para el resto del mundo soy delgada, y me gusta cómo me veo”.

Parte de ese corrimiento de los flashes tuvo que ver otra vez con el amor. Kate Moss le presentó a Dave Gardner, un agente vinculado al mundo del fútbol, amigo de la infancia de David Beckham y... se ha formado una pareja.

La actriz se mudó un tiempo a Londres y agrandó la familia. Tuvieron a Sailor y a Lula Rose, que se sumaron a Milo y a Grey, el hijo de Dave.

En el último día del padre, dedicó dos posteos, uno a Steven y otro a Todd, y no se priva de saludo alguno en cumpleaños y demás fechas conmemorativas. En su vida, el pasado y el presente conviven en armonía. Madre, padres, hijos e hijas, hermanos y hermanas son protagonistas de un universo feliz que se contrapone con los abundantes titulares maliciosos del tipo “¿Qué le pasó a Liv Tyler?”. Para muchos desperdició lo que pudo haber sido una carrera brillante. Nosotros preferimos aventurar que simplemente eligió ser feliz con su vida y con su cuerpo. Pavada de elección.

Tomado de infobae.

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