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Vende dulces mujer rarámuri para pagar carrera de un hijo y bachilleres de otros dos

Camargo.- Socorro González, indígena tarahumara originaria de Nonoava, pareciera una mujer más de la etnia que se desplaza en las calles de Camargo buscando allegarse recursos para...
  • Por José Oswaldo
Vende dulces mujer rarámuri para pagar carrera de un hijo y bachilleres de otros dos

Camargo.- Socorro González, indígena tarahumara originaria de Nonoava, pareciera una mujer más de la etnia que se desplaza en las calles de Camargo buscando allegarse recursos para vivir. La diferencia con el resto de mujeres y hombres de su raza es que tiene cinco hijos de los cuales dos estudian la secundaria, dos más el Cobach, mientras que el mayor realiza trámites para ingresar a la carrera de Comercio Internacional en la UACH de la capital del Estado.

La vendedora de dulces dice tener 12 años asentada en Camargo. Refiere que su esposo trabaja duro en el campo y toda la familia apoya. De hecho, el futuro universitario trabaja para costearse el importe de la ficha y la inscripción a la Universidad Autónoma de Chihuahua.

Dice dedicarse de las 9 de la mañana a las 2 de la tarde en la venta de dulces en las calles donde asegura ya tener una buena lista de clientes fijos. El resto del día lo aplica a las labores del hogar. Una sonrisa dibujada en el rostro pone en evidencia que la mujer tarahumara es feliz.

En breve charla, refrenda estar convencida que inculcando amor, disciplina y trabajo las berreras caen, las expectativas se abren y la familia crece en todos los sentidos.

Esta información fue tomada del muro de Facebook de la escultora, abogada y terapeuta Bertha Rivas.

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