Opinión

Programa Nacional Hídrico

  • Por José Oswaldo
Programa Nacional Hídrico

Por Kamel Athie

Hoy día, el agua debe ser considerada como un elemento integrador que contribuya a dar paz a los mexicanos, que coadyuve a ser un factor de justicia social, para que todos los habitantes de nuestro país tengan acceso al recurso de manera suficiente, asequible, de buena calidad y oportunidad para hacer valer el derecho humano previsto en el artículo 4 constitucional, que sea un elemento que contribuya a disminuir la pobreza en el país y que propicie el bienestar social.

El pasado 25 de marzo en el marco del día mundial del agua, el Presidente de la República Enrique Peña Nieto firmo el Programa Nacional Hídrico 2013-2018, el cual, define la ruta para transitar hacia la seguridad y la sustentabilidad hídrica, atendiendo los grandes y múltiples retos que tiene el país, y lograr una mejor gestión de este recurso en los siguientes años.

El PNH será un instrumento que permita definir la política hídrica para las próximas décadas y mejorar las condiciones sociales y económicas en todo el territorio mexicano.

Este programa representa una de las grandes reformas en materia de planeación hídrica y va más allá del quehacer cotidiano de la gestión de los recursos hídricos. En efecto, el agua interactúa con gran fuerza bajo distintas modalidades e impacta a los sectores mas importantes del país, como: energía, desarrollo social, producción agropecuaria y forestal, desarrollo urbano, medio ambiente, educación, gobernación y seguridad nacional.

Los retos del PNH trascienden al sector hídrico y son, necesariamente, transversales a la mayor parte de las esferas de la Administración Pública Federal, además de repercutir en los tres órdenes de gobierno, los usuarios del agua y la sociedad en sus distintas manifestaciones.

Los objetivos son:

1. Fortalecer la gestión integrada y sustentable del agua.

2. Incrementar la seguridad hídrica ante sequías e inundaciones.

3. Fortalecer el abastecimiento de agua y el acceso a los servicios de agua potable, alcantarillado y saneamiento.

4. Incrementar las capacidades técnicas, científicas y tecnológicas del sector.

5. Asegurar el agua para el riego agrícola, energía, industria, turismo y otras actividades económicas y financieras de manera sustentable.

6. Consolidar la participación de México en el contexto internacional en materia de agua.

Estos seis objetivos son congruentes con las cinco metas del Plan Nacional de Desarrollo 2013-2018.

El PHN 2013-2018 es un instrumento de planeación nacional del cual se derivarán anexos específicos que comprenderán un catálogo de proyectos y un sistema nacional de preparación de proyectos de inversión. Asimismo, con apego a los objetivos y estrategias correspondientes, se desarrollarán programas especiales, programas subsectoriales, programas regionales y estatales, y se prepararán proyectos de carácter general al igual que proyectos específicos, tanto de inversión como de gasto corrientes, ambos indispensables para modernizar al sector y situarlo a la vanguardia de los grandes avances nacionales para servir como sustento a los procesos de crecimiento y desarrollo.

Una característica que distingue al PNH es su propuesta, sólidamente fundamentada, que servirá para realizar las reformas profundas que necesita al sector agua mexicano y mejorar el funcionamiento y la modernización de los procesos que permitan incorporar innovaciones y transformaciones acordes con los desafíos que enfrenta el país y con las oportunidades que se le presentan.

En consonancia con los anhelos expresados por el Gobierno de la República y recogidos en las consultas públicas, el PNH 2013-2018 se ha estructurado para garantizar la seguridad hídrica y propiciar que en México el agua sea un recurso que garantice el orden, la paz y la prosperidad.

Este programa da solidez para atender la seguridad hídrica, el derecho humano al agua y saneamiento básico y, por ende, el apoyo a la población en el mejoramiento integral de la gestión del agua, incluyendo la prestación de los servicios de agua en los asentamientos humanos y en el campo, y en su capacidad de articular en forma amplia y productiva las relaciones con entidades federativas y a través de estos, con los municipios, con apoyo en una transversalidad institucional que debe madurar y perdurar.

Habrá que sumar esfuerzos para asegurar a toda la población, el pleno acceso a los servicios básicos, en especial al agua, recurso vital que promueve el bienestar de las familias y el desarrollo económico.

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