HOMBRES DE CIENCIA Y HOMBRES DE DIOS
- Por lujardo
Por Ricardo Luján
¿Sabías que le debes a un sacerdote la posibilidad de navegar en internet y pasar de un sitio a otro haciendo click con los enlaces marcados en azul?
También si usas tu computadora para escribir mails y documentos de texto se lo debes al genio de Roberto Busa (1913-2011), cura italiano considerado el padre del lenguaje informático.
¿Te habían contado que George Lemaître (1894-1966), creador de la teoría del Big Bang, fue un cura belga que celebraba misa a diario?
“Es un necio quien viendo la Naturaleza no cree en Dios”, dice la Biblia, y yo digo que es un tonto o malintencionado quien ignore la importancia de la Iglesia católica en el mundo.
Para empezar, el tiempo -creación de Dios- se mide en antes y después de Cristo.
Con el inicio hoy del tiempo de Adviento -la visita de Dios-, es bueno recordar que la Iglesia inventó el aguinaldo en las llamadas “misas de la Navidad” para dar regalos y alimentos a los pobres, que luego de salir de los templos y perder su sentido original se convirtieron en fiestas paganas.
Quien califique a la Iglesia de retrógrada debería saber que fueron sacerdotes católicos notables precursores de avances científicos extraoridinarios.
Roger Bacon (1214-1294) precursor del método científico, fue un teólogo inglés de la orden de los franciscanos.
Nicolás Copérnico (1473-1543), canónigo del obispado de Warmia -actual Polonia- brillante astrónomo que elaboró la teoría heliocéntrica en la que los planetas giran alrededor del Sol, y calculó con precisión casi perfecta la distancia entre la Tierra y la Luna.
Gregor Mendel (1791-1867) fue un fraile agustino austriaco que estableció las leyes fundamentales de la genética.
El llamado padre de la comunidad científica, Marin Mersenne (1588-1648), monje de la congregación de los mínimos, fue un destacado matemático creador de los números primos que llevan su nombre y primero en establecer que el sonido se desplaza a la misma velocidad independientemente de la fuente que lo propaga.
El obispo danés Nicolás Steno (1638-1685) fue toda una eminencia y destacó como geólogo al enunciar las 4 leyes fundamentales de la estratigrafía; como anatomista fue el primero en observar un folículo ovárico, y como biomecánico elaboró modelos para explicar la biomecánica de los músculos, cuya exactitud se corroboró tres siglos después de su muerte.
El abuelo de la teoría atómica es el sacerdote jesuita croata Ruder Bosković (1711-1787) quien elaboró la primera teoría atómica, como ciencia especulativa (sin pruebas suficientes) que sirvió de base para estudios de científicos como Albert Einstein, Alejandro Volta, inventor de la pila eléctrica, y Michael Faraday, descubridor del electromagnetismo y la electrólisis. Como astrónomo el cura Bosković creó un método geométrico para determinar el ecuador de los planetas.
José María Algué (1856-1930) fue un sacerdote jesuita español que inventó el barociclonómetro, para predecir ciclones y su dirección.
Josef Murgas (1864-1929) fue un inventor, arquitecto, botánico, pintor y sacerdote católico eslovaco que patentó la invención de la telefonía sin hilos y legó su patente a Marconi quien a la postre inventó la radio.
Lucca de Paciolli (1445-1517) estableció los conceptos de Contabilidad moderna y el cálculo de probabilidades.
El padre de la Citología, ciencia que estudia las células, es Jean Baptiste Carnoy (1836-1899), naturalista, botánico, micólogo y sacerdote católico belga.
…Y eso nada más en lo que a ciencia se refiere.
En México el cura Miguel Hidalgo es el padre de la Patria y el sacerdote José María Morelos uno de los artífices de la nación mexicana, y el estandarte de la Virgen de Guadalupe fue nuestra primera bandera.
La lista de aportes de la Iglesia a la sociedad es innumerable: las universidades y escuelas públicas, hospitales, asilos de ancianos, orfanatorios y centros de beneficencia.
Fueron creación de la iglesia en México los primeros sindicatos, círculos mutualistas, cooperativas agrícolas, juventudes obreras, la escuela preparatoria y las escuelas indígenas y técnicas, así como el primer hospital psiquiátrico y la primera imprenta.
La lista de aportaciones sigue y sigue: leyes contra la esclavitud, aborto, infanticidio y la usura, la abolición de la pena de muerte, las cajas de ahorro y el crédito popular son creación de eclesiásticos.
El calendario que usamos fue elaborado por el papa Gregorio XIII.
El concierto como género musical nació por iniciativa de la Iglesia.
Asi las cosas, mientes con todos los dientes si eres de los que presentan a la Iglesia como enemiga del progreso porque “domina las conciencias de los los hombre e impide la libertad de pensamiento”, pues resulta miope ignorar su influencia social y su contribución para el progreso de la humanidad, con aportaciones a la ciencia, el arte, la cultura, la educación y desarrollando acciones a favor de los más desfavorecidos, los enfermos, en la promoción y defensa de los valores sociales y económicos en los que se asienta la dignidad humana.
Así pues, a Dios gracias, con la Iglesia hemos topado.
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