Poderoso Caballero
- Por lujardo
Por Ricardo Luján
Como impulsado por un resorte José María Rosas brincó de la cama al leer aquel mensaje en las redes sociales. Aunque seguido le impactaban memes y videos buena vibra éste le caía como analgésico para su herida electoral, dolor que de tanto rumiarlo no acababa de pasar.
La frase le pareció ligera pero profunda, sencilla pero complicada, pequeña en su inmensidad pero inmensa en su pequeñez: “La democracia no se agota en las urnas”. Fue como si de pronto su cerebro se iluminara de algo inexplicable.
Mientras la frase taladraba su cabeza, Chema llegó hasta la fonda de los chinos por su acostumbrado chop suey, y cuál sería su sorpresa al ver que en la galletita de la fortuna le había salido un mensaje por demás premonitorio: “El final de algo es el principio de otra cosa”… No manches, pensó, esto es obra del destino, me recae…
Ya no quiso esperar y decidió poner manos a la obra, así que adelantándose a los líderes que pedían aguantar “los tiempos”, a los periodistas, intelectuales y politólogos tomó la trascendental decisión de lanzarse a la resistencia civil.
Obsesivo compulsivo como era, esa noche Chema empezó a fraguar su plan. Se le fue el tiempo en elaborar un esbozo de su manual de desobediencia ciudadana, inspirado en experiencias propias y ajenas, como en 1968 cuando el Tlatelolcazo y el Jueves de Corpus del 71.
Según esto un tío suyo había estado en ambas manifestaciones cuando se soltaron los chingadazos y le contó muchas historias ficticias donde él era el héroe de la película. La verdad, el tal pariente era más mentiroso que una mañanera, pero antes de irse de brasero le había regalado algunos libros, periódicos y documentales del suceso.
También recordaba el Verano Caliente del 86, con Pancho Barrio realizando marchas y Luis H. Álvarez haciendo huelga de hambre, y los discursos incendiarios de “el Bananas” Guillermo Prieto Luján contra el fraude electoral y el mal gobierno.
En su afán de conocimiento buscó videos y noticias de cuando López Obrador tomó la avenida Reforma en protesta por el fraude de Calderón.
Se estuvo buen rato pensando en las acciones que habría de seguir para impactar en el ánimo ciudadano, y se fue a dormir ya en plena madrugada con la firme intención de al día siguiente lanzarse a la búsqueda de adeptos.
Esa noche soñó con Gandhi. Lo veía arengar a las multitudes en blanco y negro, pues está comprobado que los sueños no tienen colores, mientras miles de seguidores pasaban frente a una gran hoguera donde lanzaban ropa, enseres y todo tipo de objetos de manufactura inglesa para no apoyar a sus verdugos y afectar su economía.
Despertó ya tarde y recordó cuando, siendo muy joven, su papá le quitó de la pared un poster del Che Guevara, ídolo guerrillero del momento, que había comprado en La Sorbona, el puesto de libros usados de Marco Toño que estaba en la Juárez, enseguida del restaurante Chinto Mora. Mientras lo rompía le habría reprochado: “Si no te levantas temprano, menos te vas a levantar en armas, cabrón!”
Fueron dos días de trajín donde Chema aprovechó para contactar a conocidos de sus grupos de wattsapp, excompañeros de prepa, secundaria, del gym y del trabajo.
Como no hay fecha que no se cumpla, por fin se llegó el día de la convocatoria en el kiosco del Parque Lerdo. Era sábado y hacía mucho calor.
Chema no quiso desanimarse por la poca asistencia. “Roma no se hizo en un día”, pensó. Cuando ya habían pasado 50 minutos decidió dar inicio a la reunión, ante una treintena de personas. Aunque traía preparado un vigoroso discurso, prefirió dejarlo en dos párrafos pues observó que la mayoría ponía más atención en su celular que en el orador.
“Tenemos que despertar, compañeros, y darle la batalla al gobierno mendaz, pugnaz, procaz y salaz”, dijo, pero nadie le entendió… “Para no quitarles su tiempo, prosiguió, traigo una lista de acciones de resistencia civil para protestar por el fraude electoral que hemos sufrido sin siquiera darnos cuenta…”
“Ahí les va. Levanten la mano en señal de aprobación: primero voy a pasarles el número del presidente y sus funcionarios del gabinete para enviarles mensajes de repudio”. Todo mundo alzó la mano y algunos hasta aplaudieron.
“Vamos a bloquear las dependencias federales para llamar la atención a nuestras demandas”. Todos aprobaron, excepto un viejito que se excusó por reumas y dolor rodillas.
“Mandaremos correos a los candidatos ganadores para exigirles apoyo y que cumplan sus promesas de campaña”. Aprobación general.
“Abuchearemos en público a todo funcionario, en la calle, aeropuerto, restaurante y hasta en el supermercado”. Todos aceptaron gustosos y unos hasta bromearon.
“Dejaremos de pagar el recibo de la luz y demás impuestos y derechos federales”. Gritos de júbilo.
“…Y si nos cortan la luz, entonces tomaremos la CFE, sí señor!” Paroxismo total. La gente alzaba el brazo amenazante, lanzaba consignas y abucheaba a los cuatro vientos.
El Chema Rosas estaba realmente sorprendido y muy emocionado por la respuesta de la gente. Ante todas sus propuestas había visto el entusiasmo ciudadano, incluso cuando en un momento pidió voluntarios para iniciar una eventual huelga de hambre.
Era tal el entusiasmo y alboroto de la concurrencia que Chema les pidió silencio para proseguir.
“Compañeros, dijo, he dejado para el final la última de las acciones de desobediencia por considerarla simbólicamente muy importante para dar legitimidad y solvencia ética y moral a nuestras demandas, y con este acto iniciaremos mañana mismo de manera formal nuestro movimiento, para lo cual hemos invitado a los amigos de la prensa…”
Expectación general.
“Vamos a arrojar en una fogata nuestras tarjetas de Bienestar, para que se quemen, y con ello renunciaremos a las limosnas que como migajas nos ofrece el mal gobierno…”
Los mariachis callaron. El silencio comenzó a diluirse en murmullos y la distinguida concurrencia empezó a dispersarse, algunos al súper, otros al menudo de La Playita, otros más a la estación del Vivebús y tres adultos mayores se dirigieron a la cercana delegación de Bienestar. “A ver si abren en sábado para saber cuándo nos depositan”.
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