Delicias

Mercado juárez, ícono arquitectónico de delicias

  • Por editora TV

Delicias.- Durante muchos años fue el corazón comercial del pueblo, hasta que las tiendas departamentales y de convenencia y las plazas comerciales lo fueron relegando a lo que hoy es: un lugar anclado en el pasado, con sus locatarios luchando contra la modernidad, con el toque inigualable de la atención personalizada, atenta, cálida y cordial que caracterizó a sus fundadores.


Las carnicerías tradicionales, los puestos de fruta y verdura, la vendimia de artesanías, de hierbas medicinales, las loncherías de ricos y económicos guisos, las ofertas de botas para el trabajo y el paseo, los disquets con las rolas de antes y las  de moda, el bolero que se ha hecho viejo junto con sus clientes de siempre, el sanitario con el papel ofrecido a la entrada. 

Todo cambia y nada cambia. Delicias es otro y es el mismo.
Nuestro mercado igual: hacemos de cuenta que giramos hacia atrás en la rueda del tiempo y llegamos a los tenderetes aquellos a los que llegaban nuestros abuelos a hacer la compra con la ralla de la semana.
Eran recibidos por la sonrisa franca del locatario, que los saludaba de mano y por sus nombres, que les anotaba en un papelito estraza el pendiente de lo que le habían quedado debiendo al calcular mal las cuentas, que los despedía con una caravana quitándose el sombrero, que al regresar se había olvidado de la deuda, ya fuera por solidaridad, ya fuera porque el papelito que había volado en una de las recurrentes borrascas clásicas del semi desierto.


Así era el trato caballeroso con el marchante, que gustoso volvía en ocho días, en parte porque no había otro mercado, en parte por el detalle del papelito volador, sobre todo por la familiaridad que recibía del dueño del tanichi, que habitualmente salía a   despedirlo y a desearle feliz regreso a casa.


Cómo ha volado el tiempo.
Cómo nos hemos estacionado en el dorado pasado con la magia de la imaginación.

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